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Despertó de golpe, agitado y algo acalorado. Miro a su alrededor y descubrió que le soledad era su única compañera. Mierda.

Un maldito sueño más. Con un ligero dolor de cabeza se puso de pie y camino hasta el baño, los pedazos de cristal seguían tirados en el piso y el agua ya estaba fría. Un sueño demasiado real o quizá una fantasía provocada por su borrachera.

Limpio el piso e ignorando por completo lo fría que estaba el agua, se metió a la tina. Sintiendo como su piel se erizaba, pero lo necesitaba. Necesitaba eliminar cualquier rastro de sueño y de dolor.

Sumergió su cuerpo y cerró los ojos, poco tardo en comenzar a llorar. Eso sí se había sentido real, demasiado real.

—Son las 2:37, no creo que sea buena idea tomar una ducha fría. Ahí estaba, parada en el umbral de la puerta y con los brazos cruzados.

Como todas esas malditas primeras veces.

Natasha camino hasta la tina con una gran sonrisa, se sentó sobre la taza y lo miro.

—No eres real, joder, esto no puede ser real. Dijo el omega con la voz entrecortada, un poco por el frío y otro poco por las emociones del momento.

Natasha negó y acarició su húmedo cabello, enredando sus dedos en los largos rizos del pelinegro.

—Me gusta lo largo de tu cabello. Bruce no contesto, prefirió disfrutar del contacto. Vamos a la cama, el agua esta muy fría y no quiero que te enfermes. El científico tomo su mano y salió de la tina, aún sin creer que ella realmente estaba ahí.

La pelirroja lo tomo por sorpresa y lo cargo, rodeándolo por la cintura y dejado besos suaves en su cuello.

Camino hasta la cama y se dejó caer aún con él en brazos.

Bruce subió a su regazo e invadió cínicamente la boca de la espía.

Ella solo ayudó a quitar el húmedo pantalón antes de mordisquear la marca haciéndolo ronronear.

Sí, claro que se extrañan. 2 años sin tenerse cerca, aunque si se lo preguntan a Bruce, fue una maldita eternidad.

Con manos torpes, Bruce bajo el pantalón de la espía y la tomo.

Natasha sintió como entro despacio en él, miro la cara del omega y sonrió. Bruce siempre estaba listo para ella, y esta ocasión no era la excepción.

Subió y bajo despacio, recargo sus manos en los hombros de la pelirroja y apretó sus labios en un intento de callar los suaves sonidos que emitía su garganta.

Algo más que sexo.

Natasha lo tomo por la cintura sin intención de acelerar los movimientos, quería sentirlo en todos los sentidos, admiro como el color rojo comenzó a aparecer en el rostro del omega, algunas gotas de sudor bajaron por su sien.

Por fin, después de tanto rogar, el tiempo estaba pasando despacio, ni siquiera el reloj se atrevió a sonar.

Bruce bajo un poco solo para besarla, mordió el labio de la pelirroja con fuerza haciéndola gruñir.

La necesitaba y lo estaba demostrando.

Los minutos pasaron y ellos estaban perdidos en su momento, sus miradas conectaron y en ese momento el omega ya no pudo callar.

Recargo su cara en el cuello de Natasha sin detener los movimientos.

La pelirroja centro su atención en la marca, comenzó con besos suaves y poco a poco subió de intensidad, clavando levemente los dientes en la zona.

Aroma. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora