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Natasha lo miro sin saber que decir.

Una marca, vaya. Más de lo que puede dar.

Y no es que no quiera marcar a Bruce, pero, ¿Qué tan egoísta sería amarrarlo a ella de esa forma?

Ni siquiera pensando en el lado sentimental, sino en el lado físico.

Haga lo que haga, ella está completamente segura de que Bruce terminará abandonando todo.

Porque es una ley. Cada parte de su vida fue, es, y será un problema.

Miles de traumas y muertes encima. Algo que ni el amor más puro puede soportar.

Bruce la miro mientras el miedo se apoderaba de su mente. Un silencio algo incómodo se formó en la habitación.

—¿Estás consciente de lo que implica una marca? Bruce intento hablar pero ella no se lo permitió. Cada parte de ti, se volvería dependiente de mí y viceversa. ¿Que si en algún momento te hartas de mí?

—Creo que quien se hartara de esto eres tú. Sonrió triste.

—¡Mierda, no! Exhaló. ¿Quién podría hartarse de ti?

—Todos. Dijo con la voz algo entrecortada.

—Joder. Soltó algo desesperada, tomo con fuerza la cintura del omega al sentir como este intento bajarse de su regazo. Bruce, te amo lo suficiente como para marcarte ahora mismo, pero, ¿Por qué no lo piensas mejor?

—No lo puedo creer. Una sonrisa apareció en su rostro. ¿Tú, tú acabas de decir que me amas? La emoción en su voz hizo que la pelirroja sonriera.

—Sí, Brucie, te amo. Se dio un momento para respirar profundamente. Así que, ¿Una marca? He escuchado mucho sobre eso, y creo que estoy a nada de confirmar la veracidad de esas historias.

—¿Eso quiere decir que?

—Te voy a marcar. Asintió y él sonrió.

—No debes hacerlo si no estás segura. Puedes pensarlo, ¿Está bien?

—Si tú estás seguro, entonces no tengo nada en que pensar. ¿Existe algún procedimiento que debamos seguir? Bruce rió.

—Podemos buscar en google. Se encogió de hombros.

—De aquí no sales si no es con mi marca en el cuello. Los ojos de Bruce se abrieron más de lo normal y soltó unas risas nerviosas. 

PRECAUCIÓN: Material explícito.

Bruce se agachó para besarla y ella lo ayudó a acomodarse, metiendo sus manos bajo la ropa del omega.

Quitó la bata dejando está cuidadosamente en una orilla de la cama, la camisa no tuvo la misma suerte, aventó la prenda al otro lado de la habitación haciendo reír al omega.

Poco tardo el pantalón en desaparecer, y por primera vez en mucho tiempo, Natasha pudo quitar ropa interior del cuerpo del omega, cosa que no le causó mayor problema.

Lo recostó con cuidado, y con manos torpes el pelinegro le ayudo a deshacerse de su ropa.

Habían compartido desnudes anteriores veces, pero esto fue aún más íntimo.

Bruce acarició el cuerpo de la espía, ella se quedó quieta mirando los suaves movimientos de sus manos.

Natasha beso su boca y bajo los besos hasta el cuello de Bruce, pudo notar lo nervioso que se encontraba debido a su aroma.

Aún con eso, Bruce inclinó la cabeza dándole acceso total a su cuello, miro la zona pensando que sería la última vez que estaría sin marcas.

Bruce acarició el cabello de la espía, relajandola.

Las caricias suaves subieron poco a poco la intensidad del momento, para cuando Natasha se dio cuenta, Bruce ya estaba listo para ella. Sonrió al ver lo rápido que lo había logrado.

Sin detenerse, la pelirroja retiro el pequeño implante que se encontraba en su brazo, Bruce no se dio cuenta de lo que hizo, él seguía disfrutando de los húmedos besos que dejaba la espía.

Un poco de sangre salió del brazo de la espía, aunque esta de mas decir que fue totalmente ignorada.

Bruce se quejó un poco al sentir como ella entró en él, se removió y apretó el agarre, sí, ese dolor placentero estaba apareciendo de nuevo.

Con toda la calma del mundo, Natasha comenzó a mover su cadera, sintiendo la lengua del omega jugar dentro de su boca.

Toco la erección del pelinegro, estimulando suavemente esta, ahogando los suaves y cortos gemidos del omega.

El aroma de Bruce estaba más que presente, alterando un poco a su alfa.

Poco a poco los movimientos tomaron ritmo, aunque esta vez Natasha intentaba evitar el cuello del omega.

Un aroma llego a la nariz de Bruce, cubriendo sin problema su aroma a café.

Petricor.

Abrió los ojos y se encontró con la penetrante mirada de la espía, ella estaba esperando una reacción.

Bruce por fin había logrado su cometido, conocer el aroma de su mujer.

Cerro los ojos y respiro hondo, una extraña sensación apareció.

Así que, ¿Así es como se siente conocer el aroma de tu persona destinada?

Un calor molesto se apoderó del vientre del omega, aunque las embestidas tomaron ritmo el ya necesitaba más. Su omega exigía por más.

Bruscamente movió la cabeza mostrando su cuello, Natasha gruño y lo obligó a conectar miradas.

Él estaba listo para recibir la marca, y ella para darla.

Bruce asintió un poco desesperado y ella dio un par de embestidas algo rudas, haciendo sonar el choque de sus cuerpos.

Respiro hondo el aroma de su omega, miro el cuello limpio y pego su boca a este.

¿Cuántas sensaciones existen? Bueno, no importa, ella las esta experimentando todas a la vez.

Sintió como su alfa tomo el control de la situación y no hizo nada para evitarlo.

Entre aromas deliciosamente combinados, sudores cálidos y respiraciones entrecortadas, Natasha mostró sus colmillos, por primera vez en toda su vida.

Sin poder contenerse, Natasha clavo sus dientes en el cuello de Bruce, el omega sintió un intenso dolor en la zona.

Pudo sentir como los colmillos penetraban su piel.

Natasha saboreo la sangre que salió a su paso, y tardo unos segundos en sacar los dientes de la piel.

Para sorpresa de ambos, Bruce llego al orgasmo casi sin avisar mientras ella lamía la fresca marca.

Un par de embestidas más y ella alcanzó el clímax, gruñendo toscamente en el oído del omega.

Miro la marca y continuo lamiendo está al ver que aún escurría sangre.

Sí, la misma espía que alguna vez sintió arcadas al enterarse que eso era parte del proceso.

Raro. Fue la única palabra que encontraron para describir la situación. No se sentía igual.

Fue algo más que sexo. Ahora, el sentir es más grande que un te amo.

Realmente no existe algo con lo que se pueda comparar.

Solo raro.

Algo que no se puede describir, algo que tienes que sentir para poder comprenderlo.

Una conección, más allá de un papel firmando ante la ley.

Sí, ella lo puede sentirlo.

Ahora, Bruce y ella, por ridículo que parezca, están conectados más a allá de lo que alguna vez imaginó.

Aroma. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora