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Natasha llegó a la habitación y dejo sus cosas sobre la cama, miró un poco el lugar, bastante cómodo y tranquilo.

Abrió una botella de vodka y comenzó a beberla directamente, descolgó el teléfono y marcó un número.

—¿Margaret? Pregunto la pelirroja una vez contestaron.

—¿Nati, eres tú? Una voz emocionada hablo.

—Sabes cuanto odio ese apodo, y sí soy yo, ¿Interrumpo?

—No, para nada, espere mucho por esta llamada. Natasha rió. Pero dime, ¿Algún plan en mente?

—¿Te mando un taxi a donde siempre?

—Me agrada la idea, te veo en un rato.

La pelirroja colgó el teléfono no sin antes llamar a otro número, pidió un poco de comida mientras la compañía llegaba.

Terminó la primer botella cuando alguien llamó a la puerta, sonrío débilmente, Margaret había llegado.

Grito haciendo pasar a la rubia, la cual entró y se sorprendió al ver a la pelirroja junto a otras dos mujeres.

—¿Qué, te molesta? Pregunto abriendo la boca para que una de las omegas vertiera un poco del líquido.

—No. Contestó la rubia una vez entró.

Natasha hizo un gesto para que Margaret se sentara sobre su regazo, la omega sin rechistar camino emocionada hasta ella y se sento.

La pelirroja la tomó bruscamente del cuello y la beso.

—Ustedes dos, que comience la diversión. Hablo Natasha, las dos omegas asintieron y antes de pararse bebieron un poco más de vodka.

—No sabía que te gustaban este tipo de cosas.

—Ahora me gustan. Dijo algo molesta y quito a la rubia de su regazo, permitiendo que una de las omegas le bailara.

El alcohol comenzó a hacer efecto en el cuerpo de las tres omegas, todas tratando de llamar la atención de la pelirroja quien parecía estar en otro mundo.

Una de las invitadas comenzó a desnudarse frente a la espía, pegándose a ella, intentando provocarla, poco tardo Margaret en unircerle, besando a la pelirroja bruscamente.

Parecía que Natasha estaba ahí por obligación y no por gusto.

Bebiendo largos tragos de alcohol intento concentrarse en lo que las omegas hacían, pero le fue imposible.

Su mirada estaba en ellas pero no su atención.

Una de ellas decidió montarse sobre ella, frotándose un poco pero su intento de animarla fue en vano.

Sacudió su cabeza y sonrío falsamente, hizo un gesto para que sus amigas ahora semi desnudas se acercaran a ella. Y así fue, las tres caminaron y se acomodaron junto a ella. Intentando obtener un poco de atención.

Se forzó a tocarlas, intentando olvidar al omega de cabellos negros.

Se odio al descubrir que todos su intentos por hacerlo solo terminaban por mantenerlo en su mente.

Y es que ninguna de ellas olía como Bruce.

Ni uno de sus besos lograron hacerla emocionar tanto como una sonrisa de Bruce.

Sus cuerpos perfectos no se sentían  como las suaves curvas del omega, las tres omegas de piernas largas y delgadas, con abdomen perfectamente plano no pueden siquiera compararse con el omega de piernas cortas y abdomen un poco abultado.

Aroma. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora