27

844 75 23
                                    

Bruce negó con la cabeza avergonzado y ella rió.

—Podemos hacer ambas. Afirmó el pelinegro.

—Supongo. Asintió sonriendo.

—¿Por qué escogiste esta flor? Hablo mirando la pequeña flor que adornaba su saco.

—Es lirio del valle. Básicamente significa volver a la felicidad. Bruce la miro en silencio. Antes de ti, no recuerdo cuando fue el último momento en el que me sentí realmente feliz. Se acercó al omega y tomo sus manos. Pero definitivamente, desde que te conocí, volví a la felicidad, Bruce.

—Oh, amor. La beso despacio pero ella interrumpió el momento.

—Espera un segundo. Dijo separándose apenas unos centímetros.

—¿Qué pasa? Pregunto Bruce suavemente.

—¿Acabas de decirme amor? Dijo algo emocionada.

—Sí. Contestó con una suave sonrisa. ¿Qué tiene de raro, amor?

—Nada. Sonrió. Me asusta lo bien que me haces sentir con tan solo una palabra.

—¿Te asusta?

—Sí, ¿Qué haré el día que me dejes?

—Yo no te voy a dejar. Solto con el ceño fruncido.

—Créeme que lo harás, soy yo, en cualquier momento la cagare de vuelta y tú te iras.

—Básicamente estas diciendo, que existe la posibilidad, de que me seas infiel. Bruce agacho la mirada y sonrió triste. Bueno, gracias por avisar.

—No es eso, Bruce, créeme, no me refiero a eso. Dijo mientras lo abrazaba, el omega escondió la cara en el cuello de la pelirroja y prefiero no decir más.

Genial, solo ellos son capaces de arruinar todo en unos minutos.

La mañana llegó para la espía, estiro sus manos por toda la cama intentando encontrar a su esposo pero él ya no estaba ahí.

Algo adormilada salió y lo diviso sentado frente al lago, lanzado algunas piedras a este. Camino hasta él y se sento a su lado, imitando su acción.

Madrugaste. Intento romper el hielo.

—Es costumbre. Dijo sin mirarla.

—Respecto a lo de ayer. La interrumpió.

—Deja el tema.

—Bruce, yo no quería causar una pelea. ¿Podemos olvidarlo?

—Prácticamente dijiste que esto acabara cuando menos me lo espere, ¿Y pretendes que actúe como si nada? Negó con la cabeza. No hay que ser un experto en relaciones para saber que las cosas no funcionan así. Deja el tema ya, no quiero discutir. Solto algo molesto y se puso de pie. Tenemos que ir a la torre, Tony debe estar buscándome ya.

Natasha entró a la cabaña por las pocas cosas que habían llevado, al salir Bruce ya se encontraba arriba del auto.

Acomodo las cosas en el maletero y subió, el pelinegro mantuvo su distancia y el silencio durante todo el camino, contestando vagamente algunas preguntas hechas por el chófer.

Natasha pudo ver como acariciaba suavemente su anillo mientras se encontraba sumergido en sus pensamientos.

—Entra tú, yo tengo que hacer unas cosas y después regreso. Bruce asintió y bajo del auto sin decir más.

El omega se encontró con Tony y Steve, quienes miraban el televisor abrazados.

—¡Hey, Bru! Saludo Tony. ¿Lograste ayudar a la amiga de Clint? Dijo algo respecto al celo, no le entendí muy bien.

—Sí, usará los mismos supresores que yo, al parecer le funcionan bien. Mintió sin saber la excusa que había dado Clint, pero ellos le creyeron. Iré a dormir, fue un poco difícil. La pareja asintió y lo miraron retirarse.

Natasha entro a su habitación y lo vio, un pantalón de vestir gris y una camisa blanca, y obviamente la infaltable bata blanca.

Miro lo concentrado que estaba, con algunos libros abiertos sobre su escritorio. Le dio una mirada rápida y pego un par de palmadas en la silla que tenía a un lado invitándola a sentarse.

Natasha camino dudosa pero se sentó, observando todas las hojas llenas de anotaciones. Se odio un poco al no entender nada.

—Hare que el casco de Steve resista aún más, pero tengo que tener todo exacto o ya sabes que puede pasar. Explicó al ver como la espía miraba todo. Información que no pediste.

—Me gusta estar casada con alguien así de inteligente.

Bruce la miro y sonrió antes de poner su atención nuevamente en las hojas.

Se mantuvieron en silencio mientras Bruce completaba sus fórmulas.

—Si llegamos a tener un hijo omega, ¿Vas a quererlo o no? Pregunto tomando por sorpresa a la pelirroja.

—¿Debería odiarlo? Solto algo extrañada.

—No lo sé, por eso te pregunto.

—Bruce, no importa si es alfa u omega, niña o niño, yo lo voy a amar y a cuidar incondicionalmente. La respuesta pareció relajar un poco al pelinegro quien solo asintió.

Apilo los libros y guardo las hojas, dejando el escritorio en orden, suspiro y rasco su nuca un poco cansado.

—¿Vamos a la cama? Apenas termino la pregunta, Natasha ya estaba de pie asintiendo.

Bruce sonrió y caminaron hasta la cama.

—Estuve pensando, y como Tony no está a favor de esto, creo que tendré que robarte. Bruce la miro divertido. Aunque primero debemos escoger una casa, puede ser una a las afueras de la ciudad, ya sabes, una granjita o algo. Bruce se soltó a reír.

—Tony me quería mandar a una granja, según por mi bien. ¿Acaso estuviste hablando con él? Ella negó sonriendo.

—Le robe la idea. Bruce rió y la beso, acomodándose sobre ella, Natasha acomodo sus piernas para que el omega pudiera recargar la espalda sobre estas.

—Podemos ir el fin de semana.

—¿Seguro? Bruce asintió. ¿Es normal sentir un poco de ganas de llorar?

—No lo sé. ¿Quieres llorar? Ella asintió. ¿Por?

—Estamos planeando una vida juntos, yo siempre creí que moriría sola en algún cuchitril. Bruce suspiro. Y mírame, estoy casada con la persona más pura y preciosa de este maldito mundo. Beso el anillo del omega.

—Podemos decir que nos salvamos mutuamente. Dijo en un tono suave. No quiero que esto acabe, Natasha. No sé si pueda soportar tu partida. Natasha negó.

—Prometo que me esforzaré lo suficiente para hacer que esto funcione. Puso sus manos en la cintura del pelinegro. Quiero que cada día tengas un motivo para seguir a mi lado.

—Si me prometes que te quedaras, entonces para mí es suficiente.

—Te lo prometo Bruce, me voy a quedar a tu lado, hasta que tú lo decidas. Sonrió amplio.

—Entonces márcame. El semblante de la pelirroja cambio. Sé que te parece una estupidez, pero quiero tu marca.

Aroma. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora