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Bruce solo asintió y se puso de pie, comenzó a recoger el lugar, Natasha hizo lo mismo, un silencio se formó en la habitación mientras los nervios y un poco de ansiedad comenzaban a apoderarse del cuerpo de la espía.

El omega parecía tranquilo, aunque en su cara aún habían marcas de lo ocurrido. Sus lindos ojos cafés estaban completamente rojos y la mayor parte de su cara se encontraba irritada. Aún con todo eso, Natasha no pudo quitarle la mirada.

Intentando grabarse cada parte de su cuerpo, cada una de sus facciones. Al final, quizá, no volverá a verlo.

Bruce se movía por la habitación como si nada hubiese pasado, empujó el carrito con las sobras hasta una esquina de la habitación, y con las manos en la cintura miro lo limpia que había quedado.

Natasha observo todo sentada en la cama, pensativa, arrepentida.

Se imagino una vida junto a él, ¿Qué tan feliz hubiera sido al despertar cada mañana junto a él?

¿Cuántas cenas en el piso quedaron en el olvido debido a sus errores? Cientas, incluso puede apostar que miles de ellas.

Decidió aceptar que esa cena era la última, y prefiero concentrarse en disfrutar los últimos momentos junto al omega.

—Es la primera vez que te veo así de concentrada. Bruce la saco de sus pensamientos sentándose junto a ella.

—El momento lo amerita. Sonrió débilmente.

—Lo creo. Asintió y se recostó. Podríamos convertir esto en una rutina. Natasha lo miro con el ceño fruncido. Cenar en el piso cada noche, aunque no se que tan rápido te aburran las rutinas.

—Si es a tu lado, nada logrará aburrirme. Bruce sonrió.

—No necesitamos comprar una mesa. Rió, Natasha abrió los ojos al escucharlo. Podemos desayunar en la cama y comer en la cocina. La miro. ¿O que opinas?

—Opino que estoy más confundida que nunca. Su tono fue sincero.

—Bueno, eso es algo a lo que debo acostumbrarme. Sonrió amplio. Nunca entiendes nada y siempre te confunde lo que digo, aunque para ser honesto es algo que me gusta.

Bruce, no quiero entender mal.

—Pues no entiendas mal y ya. Soltó sarcástico. Si no te gusta fregar el piso puedo hacerlo yo, pero tú tendrás que limpiar los muebles. Exhalo. Y tienes que acostumbrarte a mis encierros en el laboratorio, puedo pasar días ahí sin notarlo y sí, me molesta que me interrumpan.

Bruce... La interrumpió.

—Y también soy un jodido llorón, quizá un día te despiertes y me veas llorando a tu lado. Consejo: Nunca me hables cuando este en ese estado. Hulk suele ponerse a la defensiva y aunque no salga del todo, las cosas siempre terminan mal. Rodo los ojos. ¿Prefieres las casas grandes o pequeñas? Yo las pequeñas, aunque podemos llegar a un acuerdo.

—Si estas mintiendo para ya. Hablo seria.

—Y también tienes que acostumbrarte a mis dos aromas, es algo que no puedo controlar. ¿Crees en Dios? Yo no, pero si tú lo haces podemos casarnos frente a él.

Natasha alzó una mano para que se detuviera, lo miro a los ojos y con la mirada llena de desesperación comenzó a hablar.

—¿Qué significa todo esto?

Aroma. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora