•Capitulo cinco

723 30 6
                                    

Julia
Después de comer decido ir a dar una vuelta por la residencia, según el folleto que nos dieron al entrar hay una pequeña piscina en el sótano y justo al lado un pequeño gimnasio, además también tienen pistas de tennis fuera... se ve que son muy deportistas por aquí.
Camino por donde me indican las señales que hay pegadas a la pared y bajo las escaleras hasta llegar a un gimnasio en el que hay algunas personas haciendo ejercicio, después me acerco a la piscina y veo a un chico nadando, creo que es Miki, pero no estoy segura.
Vuelvo a subir y llego de nuevo al pasillo, en ese momento me fijo en que hay una puerta entreabierta desde la que se escucha mucho murmullo, de repente sale una chica rubia con el pelo rizado, se fija en mi y me mira con una sonrisa alegre, yo no se muy bien como actuar así que simplemente le devuelvo la sonrisa y me dispongo a seguir con mi paseo, pero ella se acerca a mi.
—¡Hola! Soy Marilia, ¿quieres ver nuestra sala de eventos?
—¿Sala de eventos? ¿Que es eso?
Marilia me indica con la cabeza que me acerque a ella, la sigo hasta la puerta de la habitación de la que ha salido.
Dentro hay una habitación con muchas mesas, en la pared hay una enorme cartulina llena de dibujos y colores, unos diez chicos y chicas están pintando cosas en más cartulinas.
—La sala de eventos es un lugar para aprender —comienza Marilia —cada mes pensamos en un tema y lo preparamos todo, después vienen diferentes colegios a vernos y así ganamos un poco de dinero para la residencia.
—Suena genial —respondo sincera.
—Este mes el tema es el arte, el que viene es la música, ¿Sabes tocar algún instrumento?
—Si, la guitarra.
—¡Perfecto! Pues si encuentro a alguien más que sepa podrías venir y ayudarnos.
—Si... —digo no muy convencida —tú me dices y te digo si puedo.
Marilia asiente sonriente, parece que no ha pillado la indirecta y eso me da mucha ternura, es una persona muy inocente.
—Bueno, voy a continuar con mi paseo, quiero ver las pistas de tennis.
—¡Yo te acompaño! Este es mi primer año en la residencia pero me la conozco a la perfección.
Asiento y juntas caminamos por donde me indica Marilia, por el camino me cuenta que es de Las Palmas y que todos sus hermanos han estudiado aquí por lo que ella está muy emocionada, está haciendo enfermería y la verdad es que le pega bastante.
Salimos de la residencia por la puerta trasera y llegamos a las pistas de tennis, están completamente vacías, nos sentamos en un banco y continuamos hablando. Pasamos bastante tiempo contándonos cosas sobre nosotras, al principio esta chica me parecía demasiado feliz, pero ahora veo que es una lindura.
Entonces escucho dos voces detrás mía, una de ellas la distinguiría en cualquier lugar, probablemente porque llevo diecinueve años escuchándola. Me giro y veo a Rodrigo hablando con alguien... y ese alguien es Carlos.

¿Pero que hace? Me dijo que se iba a mantener alejado de él, y no veo que lo esté haciendo.
—¿Estas bien? —pregunta Marilia al ver que he dejado de prestarle atención.
—Si, quédate aquí un momento, tengo que hacer una llamada.
Entro en la residencia dejando a Marilia en el banco mirándome un poco extrañada, quizá haya sido un poco maleducada, pero necesito proteger a mi hermano.
Cuando marco su número tengo que esperar unos segundos hasta que me contesta.
—¿Juls? ¿Que pasa?
—¿Que haces con Carlos?
—Espera...¿donde estás?
—Eso da igual, ¿por que estas con el?
—Hemos ido a dar un paseo.
—¡Te dije que no te acercaras a él!
—Yo me acerco a quien yo quiera, no eres mi madre, tenemos la misma edad.
—Pero no sabes ver que Carlos no es una persona de confianza.
—¿Tu eres igual que mamá? No, pues el no tiene que ser igual que su padre.
Me quedo callada unos segundos, lo que dice Rodrigo tiene sentido, pero sigo sin estar segura.
Escucho como mi hermano me cuelga y me quedo unos segundos mirando la pantalla del móvil, genial, ahora se ha enfadado conmigo, ¿por que no puede ir nada bien?
Decido volver con Marilia, ella no tiene culpa de nada y está esperándome fuera, cuando llego veo que está sentada donde la dejé, mirando el móvil.
—Lo siento, ya está todo bien.
—¿Seguro? Puedes contarme lo que quieras aunque nos acabemos de conocer.
Dudo por unos instantes entre sí hablar o no, apenas conozco a Marilia pero me transmite mucha confianza, además ella no es del grupo de Carlos por lo que no va a pensar mal.
—Me llevó un poco mal con un chico...
—¿Del odio al amor?
—¡No! Me llevo mal y punto, el problema es que quiero alejarlo de mi vida pero me está siendo complicado.
—¿Puedo preguntarte quien es?
—Se llama Carlos.
—¿Carlos Ruiz? ¡Pero si es un sol!
Todo el mundo conoce a Carlos, y todo el mundo habla bien de él, se ve que clava el papel de niño bueno.
—Es un problema con nuestras familias.
—No he hablado mucho con Carlos pero realmente es una persona que merece la pena tener al lado.
—No se...
—Intenta arreglar lo que te haya pasado con el, no te arrepentirás.
Asiento no muy convencida, se que no lo voy a hacer pero no puedo seguir discutiendo con Marilia cuando ella no sabe parte de la historia.
Pasa un rato y me despido de ella ya que tiene que volver a la sala de eventos, decido ir a mi habitación ya que no tengo nada que hacer; Justo cuando estoy entrando recibo un mensaje. Es Jorge.
||Jorge||: ¿Estas ocupada?
||Julia||: No, la verdad es que me aburro.
||Jorge||: Yo también, por eso te hablaba. Acabo de terminar de ordenar mi habitación y no tengo nada que hacer.
||Julia||: ¿Ya la tienes desordenada?
||Jorge||: Soy un desastre🤪
Jorge me parece majisimo, probablemente sea la persona con la que mejor me lleve de aquí, y creo que nuestra amistad va a ser bastante duradera.
Estamos hablando durante bastante tiempo, pero aunque lo intente no consigo olvidarme de Carlos y Rodrigo ...¿y si le pasa algo malo?

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora