•Capitulo diecisiete•

636 26 26
                                    

Carlos
—¡Va Carlos! —dice Julia tirando de mi brazo.
—¡Está muy alto! —contesto señalando la montaña rusa a la que me quiere obligar a montarme.
—¡Esa es la gracia! De verdad que no te va a pasar nada.
—¿Y si me mareo?
—Carlos, no son ni treinta segundos lo que dura esta atracción, no te vas a marear.
Me quedo unos segundos mirando la gran cola de personas que se forma para montarse en la montaña rusa más grande de todo el parque, no entiendo cómo a tanta gente le puede gustar una cosa así.
—Porfa... —dice Julia poniendo cara de pena.
Verla así de ilusionada no me puede hacer mas feliz, llevamos casi dos horas aquí y no ha parado de sonreír en ningún momento, al igual que yo. Me parece increíble como una persona puede hacerme olvidar todos mis problemas, nunca me había sentido así con alguien.
—De acuerdo —respondo al fin —pero como me maree...
Julia me da un abrazo muy muy fuerte que yo continúo riéndome.
Nos ponemos en la cola para comprar la entradas, hay bastante gente para montarse por lo que calculo que esto tardará una media hora, me va a costar no arrepentirme.
Empiezo a mirar a la gente que se está montando, todos gritan, ¿lo estarán pasando mal? Mi padre nunca me llevó a ningún parque de atracciones por lo que en mi vida me he montado en algo así.
Salgo de mi ensoñacion cuando escucho a Julia reírse, en seguida dirijo mis ojos hacia ella y la veo haciéndome una foto.
—¿Que haces? —pregunto intentando parecer serio.
—Necesito capturar esa cara de miedo para la prosperidad.
—¡Ni se te ocurra! —exclamo intentado quitarle el móvil.
Julia me esquiva rápidamente mientras no para de reírse, por más que intento quitarle el teléfono ella es más rápida que yo así que opto por empezar a hacerle cosquillas cosa que hace que ella se ría mas y que todo el mundo que tenemos alrededor nos mire.
—¡Vale! ¡Vale! Te lo doy —dice ella rindiéndose y tendiéndome su móvil.
Cojo el teléfono y para su sorpresa lo que hago es abrir la cámara y rodear sus hombros con mi brazo para acercarla a mi, aprieto el botón y a los pocos segundos ya he hecho una foto.
—Mejor guarda esta para la prosperidad.
—¡Que bonita! —dice Julia mirándola —me la voy a poner de fondo de pantalla.
—A ver si ahora la moñas vas a ser tu.
Julia me da un golpe en el hombro mientras suelta una carcajada, ya casi ha llegado nuestro turno así que esperamos un par de minutos y compramos los tickets.
No puedo negar que estoy nervioso aunque intento no parecerlo delante de Julia, va a pensar que soy un cobarde.
Nos montamos en uno de los coches de la montaña rusa, Julia no para de sonreír, y yo... no tanto.
El coche arranca, estamos subiendo, cada vez más alto, y más y más, llegamos a un punto en el que se ve todo el parque de atracciones.
—¿Listo?— pregunta Julia cuando el coche se para.
—Que remedio —respondo yo.
Y entonces baja a una velocidad enorme, todo el mundo grita, yo incluido.
No pasan muchos segundos hasta que la atracción para.
—¿Que te ha parecido? —pregunta.
—¡Ha sido increíble! —respondo riendo, ojalá mi padre me hubiese llevado a esta alguna vez...

Julia y yo estamos tomándonos un helado antes de volver a la residencia, llevamos todo el día aquí y ambos sabemos que vamos a tener que dar explicaciones cuando lleguemos pero nos da bastante igual.
—Tienes algo aquí —digo señalando su cara.
—¿Donde?
—Aquí, mira —respondo tocándole la punta de la nariz.
Enseguida veo cómo Júlia arruga las cejas notando el frío del helado, la he manchado queriendo.
—¿Eres tonto? —pregunta limpiándose con una servilleta.
—¿Iris tinti? —respondo imitándola.
Julia me da un suave golpe en el hombro y yo no puedo evitar reírme, es adorable.
—No destroces lo que has conseguido hoy.
—¿Y que he conseguido? —pregunto acercándome a ella.
—Pues ser un novio perfecto.
—Así que soy el novio perfecto... —digo levantado una ceja.
—Tampoco te emociones ahora — responde Julia para después morderse el labio al ver que cada vez me acerco más.
De repente me entran muchísimas ganas de besarla, de estar solo con ella sin tanta gente alrededor, y eso solo lo puedo conseguir en un sitio.
—Creo que deberíamos volver ya a la residencia... — digo sin poder despegar los ojos de ella.
—Pienso igual —al parecer le pasa lo mismo que a mi.
En menos de veinte minutos ya hemos cogido un taxi y estamos de camino a la residencia, coger el metro sería más económico pero la verdad es que me da igual.
Julia no despega la mirada de mi en ningún momento y yo por más que intento evitarla me es imposible.
Por suerte no hay mucho tráfico y no tardamos mucho en llegar.
Entramos en la residencia con cuidado de que nadie nos vea, pero al parecer casi todo el mundo ha salido ya, así que tenemos vía libre.
—¿Vienes a mi habitación? —pregunta Júlia cuando llegamos al pasillo.
—Vale, pero deja de morderte el labio —respondo acercándome a ella para separar su labio inferior de sus dientes.
—¿Por qué? —pregunta Julia intentado parecer inocente.
No respondo y simplemente rompo el espacio que hay entre nosotros besándola y así estamos hasta que nos falta la respiración.
—Será mejor que entremos —dice ella sacando las llaves de su habitación y entonces recuerdo que estamos en medio de un pasillo y que nos hemos arriesgado mucho.
Entramos rápidamente y por suerte nadie nos ve, Julia suelta su bolso y se acerca a mi lentamente.
—¿Desde cuando eres tú la misteriosa? —pregunto al ver que se queda parada a pocos milímetros de mi.
Ella suelta una pequeña risa.
—Tu me has enseñado a serlo.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora