•Capitulo diecinueve•

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Julia
Todos me están esperando cuando bajo a la entrada de la residencia, Carlos tiene razón, siempre llego la última.
—Lo siento —digo cuando me acerco a ellos —no me había dado cuenta de la hora que era.
—No pasa nada, tampoco has tardado tanto —responde María —habíamos pensado en ir al restaurante americano al que fuimos cuando os conocimos a tu hermano y ti.
—Me parece genial —contesto con una sonrisa, recuerdo que aquella vez me llevaba fatal con Carlos, y ahora todo lo contrario.
Hablando de Carlos... mientras caminamos en dirección al restaurante se mantiene lo más apartado de mi posible, pero sólo deja de mirarme cuando alguien le habla, al igual que yo.
Cuando llegamos a nuestro destino, nos dirigimos hacia una mesa y yo me siento entre Marta y Carlos, con Alba justo en frente; continuamos hablando y pedimos la comida, intento no prestarle atención al hecho de que mi novio está sentado a mi lado y tengo que evitarlo, pero es complicado ya que él no para de darme golpecitos con el pie o el codo.
Empezamos a hablar de las relaciones, Rodrigo ha empezado a salir con Marta hace un par de días, Miki y Maria tienen sus perspectivos novios y Alba dice que le gusta alguien pero que no nos va a decir quien es, por lo que solo quedamos Carlos y yo.
—¿Y que tal con Jorge? — pregunta Miki dirigiéndose a mi —cuando lo invitaste a la discoteca pensaba que te gustaba, pero no te he vuelto a oír mencionarlo.
—Nunca me gustó, simplemente es mi amigo.
—Nunca me ha caído bien ese chaval —comenta Carlos y yo le doy un golpe por debajo de la mesa, debería haberse callado.
—Eso es porque estas celoso —dice Rodrigo —como no espabiles Julia va a acabar saliendo con Jorge y no lo vas a poder evitar.
Carlos empieza a reírse y yo no puedo esconder una sonrisa, esta situación es demasiado patética.
—¿De que te ríes? —le pregunta Alba a Carlos intrigada.
—De nada —contesta el dirigiendo la mirada hacia mi, se lo que me está queriendo decir, deberíamos decir la verdad, pero me da muchísima vergüenza, no se que van a pensar.
—Julia ... —dice Rodrigo al ver en mi cara que estoy indecisa —¿algo que contar?
Todos me están mirando y yo no se muy bien que hacer, Carlos parece querer contarlo así que todo depende de mi...
—Está bien, ya que eres un pesado te lo diré, Carlos y yo estamos saliendo. —hablo lo más rápido posible.
—¡Lo sabia! —grita mi hermano levantándose de la silla — y me tomabais por loco.
Después de que Rodrigo se relaje un poco todos empiezan a hacerme preguntas sobre el tema, me da bastante vergüenza contestar y Carlos parece notarlo porque me rodea los hombros con el brazo y le dice a los chicos que le pregunten a él.
Cuando salimos del restaurante la situación ya se ha normalizado mucho más, Carlos y yo vamos abrazados y a los demás no parece importale, aunque Rodrigo sigue lanzándonos miradas.
—¿Que vas a hacer esta tarde? —le pregunto a Carlos cuando ya casi hemos llegado.
—He quedado con unos amigos... —responde poniéndose serio —pero podemos vernos más tarde.

Subo a mi habitación después de cenar, he estado toda la tarde con Marilia paseando por el centro y después nos hemos vuelto a la residencia.
Me lo he pasado bastante bien con ella, hemos estado mirando ropa para este invierno, que no queda nada para que llegue, no le he querido contar nada de Carlos aún, demasiado intenso ha sido el día de hoy después de la cantidad de preguntas que me han hecho.
Ahora mismo me encuentro un poco nerviosa, el último mensaje que tengo de Carlos es de las cinco de la tarde, cuando le pregunté que si al final podría quedar y me dijo que pensaba que se retrasaría, desde entonces no sé nada de él, y han pasado ya casi cinco horas.
Después de ponerme el pijama y de cepillarme los dientes le escribo un mensaje a Carlos, no quiero irme a dormir sin saber nada de él, hay algo que me hace estar intranquila.
Como era de esperar no me contesta así que decido ponerme a ver mis redes sociales mientras espero a que dé alguna señal.
No pasa mucho tiempo hasta que escucho un ruido, viene del pasillo, es una persona andando, pero por como suena parece que va como arrastrando los pies, me levanto de la cama de un salto y corro a ver quien es, cuando abro la puerta me encuentro con Carlos intentando abrir la suya para entrar a la habitación, está de espaldas a mí pero sé que es el.
—¿Carlos?
—Mierda... —lo escucho susurrar.
—¿Que te pasa? —pregunto acercándome a él.
Y entonces se gira y me encuentro con gran parte de su cara manchada de sangre.
—¡Que te ha pasado!
Carlos me mira preocupado y vuelve a intentar meter la llave en la cerradura, creo que está mareado porque no logra conseguirlo.
—No deberías verme así, no puedes saber esto...
—¿Carlos que dices? —pregunto intentado mantener la calma —ven a mi habitación.
—No, estoy bien de verdad.
—¡Deja de mentirme! —exclamo bastante enfadada —te vienes a mi habitación, ahora.
Por el tono en el que lo digo parece entender que es mejor no negarse y a regañadientes camina conmigo hasta sentarse en mi cama, cierro la puerta tras de mi y me dirijo hacia el botiquín para coger algo para limpiarle.
—Lo siento de verdad... —dice Carlos cuando me acerco a él —no deberías haberme visto.
—No tienes que disculparte ¿vale? Simplemente quédate quieto.
Noto a Carlos bastante mareado y será mejor que no hable, con cuidado le voy curando la herida, no es muy grande pero ha sangrado bastante, intuyo que ha sido un puñetazo.
Cuando termino me quedo mirándolo fijamente y él hace lo mismo, los dos estamos serios y ninguno habla, pero nos entendemos a la perfección, será mejor hablar del tema mas tarde.
—Vamos a dormir —digo yo sentándome a su lado.
Carlos asiente y juntos nos tumbamos en la cama, lo abrazo muy fuerte y apoyo mi cabeza en su hombro, escucho su corazón latir con fuerza, no quiero verlo así, me rompe el corazón.
—Gracias —escucho susurrar a Carlos antes de notar como se duerme.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora