•Capitulo cincuenta•

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Carlos
No me puedo creer lo que está pasando... Estas últimas semanas los matones no paran de mandarme mensajes y más de una vez los he visto seguirme, saben que la fecha límite se acerca y que aún no he encontrado ninguna solución; pero una cosa es que me manden mensajes avisándome de que me queda poco tiempo y otra muy diferente es que me sigan hasta una fiesta y por las caras que les estoy viendo con intención de darme una paliza.
Puedo ver el miedo reflejado en los ojos de Julia, yo estoy igual pero no voy a dejar que se preocupe así que saco fuerzas para sonreír un poco y parecer seguro.
—No pasa nada —digo cogiéndole de la mano y acariciandosela con mi pulgar.
—¿Como que no pasa nada? Vienen a hacernos daño.
—¿Delante de tanta gente? No lo creo.
En realidad si que lo creo, recuerdo perfectamente a principio de curso, la primera vez que Julia y Rodrigo vinieron con nosotros a esta discoteca, yo estaba sentado con Maria, Julia y no me acuerdo quien más en unos sillones, entonces ellos vinieron y me dijeron que o salía o me pegaban allí mismo, les dije a los chicos que me iba con unos amigos y desaparecí toda la noche... hoy puede pasar lo mismo.
—Carlos tengo miedo... Sergio no está con ellos y es el único que los puede frenar.
—¿Por qué dices eso? —pregunto intrigado —¿Desde cuando Sergio es bueno? ¿Has vuelto a hablar con él?
—Puede...
—Te dije que...
—Carlos esto no es importante ahora mismo, tenemos que encontrar una manera de solucionar esto.
Asiento disipando mi enfado, aunque estoy un poco molesto porque Julia haya roto la promesa.
—Creo que lo mejor es irnos antes de que nos vean —comenta Julia al cabo de unos segundos de silencio.
—¿Irnos? ¿Tan pronto?
—Es la única manera de estar a salvo, ¿o quieres llevarte una paliza?
—De acuerdo... —respondo admitiendo que tiene razón —pero te recuerdo que no tenemos coche.
—Pues le decimos a Jorge que nos lleve.
—¡Estas loca! ¿Que explicación le vamos a dar?
Julia niega con la cabeza quedándose en silencio, está pensando algo y la verdad es que me da miedo lo que se le pueda ocurrir. De repente me mira a los ojos fijamente y se levanta en dirección a donde está Jorge; antes de que pueda impedirlo ya está hablando con él y a los pocos segundos los dos se acercan a mí.
—Nos va a llevar a la residencia —dice Julia.
—No se muy bien que os pasa pero parecéis preocupados —responde Jorge encogiéndose de hombros; que no pida una explicación hace que caiga un poco mejor.
Nos despedimos de nuestros amigos con rapidez y caminamos hacia la salida intentando que no nos vean, hay muchísimas gente bailando de un lado a otro por lo que es complicado distinguir a nadie.
Diviso la puerta de salida a unos metros de nosotros, cojo la mano de Julia y ella hace lo mismo con Jorge para andar más rápido sin perdernos, casi hemos llegado cuando me fijo en que unos ojos me observan, en seguida se que es Beltrán, el peor de los tres.
—Corre —es todo lo que le alcanzo a decir a Julia antes de acelerar el paso.

Julia
Mi corazón late por fuerza, la adrenalina y el miedo corren por mis venas y a penas puedo pensar en otra cosa que no sea llegar a la residencia cuanto antes.
Noto la mano de Carlos apretándome cada vez con más fuerza, como si le diese miedo que me fuera a escapar en cualquier momento.
Salimos de la discoteca y aumentamos la velocidad para llegar al coche lo más rápido posible.
Entonces noto que Jorge tira de mí hacia atrás y cuando me giro veo a un chico sujetándolo, es alto y bastante gordito, se nota que tiene mucha fuerza.
—¿Donde creéis que vais? —pregunta, es o Marcos o Beltrán.
—¡Suéltalo Marcos! —dice Carlos a mi espalda —el no tiene culpa de nada.
—¡Y tú tampoco! —las palabras salen de mi boca sin poder evitarlo, Marcos se fija en mi.
—Mira que eres pesada... deberíamos haberte matado el otro día.
Lo que dice me deja petrificada, no tiene escrúpulos en soltar una cosa así y eso hace que mi temor aumente.
—No toques a Julia... hazme lo que quieras pero a ella no la toques —veo un brillo diferente en los ojos de Carlos, parece más seguro... capaz de hacer cualquier cosa. Marcos suelta una carcajada.
—Así lo único que haces es dejarme más claro que ella es tu punto débil...
Todo ocurre muy rápido, Marcos a penas puede terminar la frase cuando recibe un fuerte puñetazo en la cara por parte de Jorge, cosa que hace que se tambalee y lo suelte; sin darme cuenta estoy volviendo a correr esta vez mucho más rápido que antes, el corazón casi se me sale por la boca.
Nos montamos en el coche con rapidez y Jorge arranca conduciendo a una velocidad demasiado rápida, aunque ahora mismo lo que menos nos importa es eso. Ningún coche parece seguirnos durante el trayecto, por lo que llegamos a la residencia un poco más tranquilos que antes, aunque yo sigo temblando.
Subimos a donde están las habitaciones y entramos en la de Carlos sin decir absolutamente nada, entonces me caigo en la cuenta de que Jorge debe estar flipando mucho, lo miro y Justo entonces comienza a hablar.
—¿Que acaba de pasar? ¿Quien era ese tío? ¿Por qué quería matar a Julia?
—Cálmate —respondo cogiéndole la mano y sentándolo en la cama junto a mi, Carlos nos imita.
—Creo que te debemos una explicación —comenta mi novio —pero no debes decirle nada a nadie.
Jorge asiente y Carlos empieza a relatarle todo lo que me contó a mi, como tres chicos le han perseguido durante meses y amenazan con matarlo si no entrega el dinero.
—Hay algo más... —añado cuando Carlos termina de hablar —uno de los tres matones es tu amigo Sergio.
—¿¡Que!? —Jorge no puede flipar más —no puede ser...
—Si que lo es, el ha intentado ayudarme pero...se ve que no lo ha conseguido.
Se producen unos segundos de silencio en los que creo que Jorge se va a desmayar, finalmente habla.
—Hablaré mañana con él y lo convenceré para que acabe con esto.
—¿Enserio? ¿Harás eso por nosotros? —un hilo de esperanza vuelve a resurgir en mi.
—Esto tiene que terminar, habéis sufrido demasiado.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora