No confío en ti ||Julright||

•Capitulo diez•

Julia
Si cuando entré aquí me dijeran que acabaría besando a Carlos no me lo creería y que yo continuaría el beso me lo creería menos.
Cuando nos separamos Carlos me mira con una pequeña sonrisa confusa, no sabe muy bien como actuar.
—Eres idiota —digo yo, y Carlos cambia su sonrisa por una expresión muy seria.
—¿Por qué? —pregunta visiblemente asustado.
— Quería que te alejarás de mi vida y lo que has hecho es que me acabes gustando.
—Me has dado un susto de muerte —dice abrazándome —¿entonces te gusto?
—Quizá un poco si...
—Tu también me gustas un poco, pero no mucho.
No puedo evitar sonreír, es adorable y yo nunca lo había sabido ver.
Volvemos a besarnos, una y otra vez, no nos importa nada más, solo estamos el y yo, no sé cómo he podido estar un mes entero evitando esto.
—Anda pero si Julia Medina es hasta cariñosa conmigo —dice Carlos intentado picarme.
—¡No seas tonto! —respondo notando como el calor sube hasta mis mejillas, menos mal que es de noche.
—Es curioso, estamos en el mismo lugar donde la amistad de nuestros padres terminó.
—Y aquí es donde empieza la de sus hijos.
—Solo que lo nuestro no es amistad exactamente.
—No es amistad, es mucho mejor que amistad —digo abrazándolo —¿me tocas algo con la guitarra?
—Claro, pero luego tú también tienes que tocar algo.
Asiento y juntos nos sentamos de nuevo en la manta, solo que esta vez mucho más cerca y mirándonos diferente.
Carlos empieza a deslizar sus dedos por las cuerdas de la guitarra tocando una canción de Shawn Mendes.
—Te inventas las notas —digo mirándolo —así no se pone mi menor.
—Bueno, pero suena igual, yo la toco a mi manera.
Niego con la cabeza sin poder quitarme la sonrisa que se ha instalado en mis labios.
—Venga tócala tú doña perfecta, a ver si te equivocas en alguna nota.
Carlos me tiende la guitarra y yo la cojo enseguida, dudo un poco en que tocar pero al final me decanto por una canción que compuse el verano pasado. Empiezo muy concentrada, soy consciente de que Carlos no aparta los ojos de mi, pero no me pone nerviosa.
—¡Lo haces genial! —dice cuando he terminado —¿es tuya?
—Si...
—Es increíble.
—¿Que dices? No seas exagerado.
—Te estoy diciendo la verdad, está genial.
Me encojo de hombros sin saber muy bien que decir, me dan muchísima vergüenza estas cosas. Carlos parece notarlo, porque tira de mi mano hacia él haciéndome soltar la guitarra y apoyar mi cabeza en su hombro.
—Creo que va siendo hora de irnos, empieza a hacer frío —dice él acariciandome la mano.
—No me quiero separar de ti...
—Yo tampoco —dice visiblemente frustrado —pero he quedado bastante temprano para ir al gimnasio con Rodrigo.
—¿Desde cuando sois deportistas? —pregunto en broma.
—¡Yo desde siempre! Y Rodrigo se va a unir a mi.
—¿Entonces mañana no nos vamos a ver?
—¡Pues claro que si! Cuando termine de hacer deporte tengo todo el día para ti.
—Me parece bien, pero una cosa... preferiría que por ahora nadie supiera que estamos juntos.
—Yo también lo había pensado.
Nos quedamos en silencio unos segundos que él aprovecha para darme un beso en la frente.

Me levanto bastante temprano al día siguiente, he dormido genial y cuando me despierto tengo una sonrisa enorme, es increíble lo que puede provocar una persona en ti.
He quedado con Marilia para ir a desayunar fuera, así que me visto con unos vaqueros y una blusa y le mando un mensaje preguntándole dónde está.
||Marilia||: Me quedan cinco minutitos de nadaaa.
Decido salir de mi habitación y esoerarla por los alerededores de la residencia, pero una enorme tentación se apodera de mí cuando veo un cartel indicando donde está el gimnasio.
No puedo evitarlo, bajo por las escaleras y llego hasta donde hay algunas personas haciendo deporte, entre ellas están Carlos y Rodrigo.
—¿Júlia? —dice mi hermano visiblemente extrañado —¿Que haces aquí?
—Estaba esperando a Marilia y he decidido bajar a ver cómo es el gimnasio —miento.
—Pues que casualidad que nos hayas encontrado —dice Carlos desde la otra punta del gimnasio.
—Si, no me lo esperaba.
Carlos y yo empezamos una lucha de miradas a la que Rodrigo por suerte no parece prestarle atención, justo entonces me llega un mensaje de Marilia preguntándome donde estoy.
—Me voy ya, ¡suerte siendo chicos fitness!
Rodrigo está demasiado concentrado en lo que está haciendo, cosa que Carlos aprovecha para lanzarme un beso, yo niego con la cabeza y lo miro con una sonrisa, la gente no va a tardar nada en saber lo nuestro.
Cuando llego a la entrada de la residencia veo a Marilia esperándome con una sonrisa, esta chica siempre está alegre.
—¿Donde estabas? —pregunta cuando me paro a su lado.
—He ido a dar un paseo mientras te esperaba.
Marilia asiente y juntas caminamos hasta una pequeña cafetería que ella conoce y según dice es monisima.
—Bueno, ¿Que tal ayer con Jorge?
—Me lo pase bien —miento.
Si le digo que no estuve con él tendré que contarle lo que pasó con Carlos, y no quiero que nadie se entere por ahora, así que aunque no me guste lo mejor es mentirle.
—¿Que hicisteis?
—Pues dimos un paseo por el centro...
— Yo también estuve por el centro con una amiga de la uni, pero claro, con lo grande que es normal que no nos viéramos.
Asiento intentando no continuar esta conversación, mentirle de esa manera me hace sentirme fatal.
Continúo hablando con Marilia mientras desayunamos, la cafetería es toda rosa, un poco ñoña pero los desayunos están buenos.
Cuando terminamos Marilia se va al baño, y yo aprovecho para mirar el móvil, tengo algunos mensajes de Carlos.
||Carlos||: Tenias tantas ganas de verme que has tenido que bajar al gimnasio.
||Julia||: Que dices! Estaba dando un paseo.
||Carlos||: Eres una mentirosilla, pero bueno, me ha agradado tu visita. Quieres que nos veamos esta tarde.
||Julia||: No se... 🙃
||Carlos||: Pues quedaré con una amiga que tengo... es muy guapa y simpática...
||Julia||: Creo que puedo hacerte un huequito en mi agenda.
Justo entonces llega Marilia y se sienta en frente mía.
—¿Por qué tienes esa sonrisa? —dice levantando una ceja.
—Nada, he visto un meme que me ha hecho gracia.