•Capitulo cuarenta y cinco•

470 20 0
                                    

Julia
Abro los ojos lentamente encontrándome en la habitación de Carlos; solo que él no está en el otro lado de la cama. No se muy bien que hora es pero probablemente sea bastante tarde ya que ayer estaba muy cansada después de la intensidad del día.
Me incorporo poco a poco empezando a acostumbrarme a la luz que se filtra a través de la ventana, escucho ruido en el baño así que supongo que él estará allí. Este es el momento perfecto para hacer una llamada.
Alcanzo mi móvil de la mesilla de noche y marco el número de mi madre; que enseguida responde.
—¡Cariño! ¿Ya has llegado a Estados Unidos?
—No exactamente...
—¿Que ha pasado? —noto como le cambia la voz y puedo imaginármela poniéndose seria al instante.
—No me he ido.
—¡Que! —exclama elevando la voz —¿Como que no te has ido?
—No me sentía preparada, prefiero terminar el curso aquí.
—¿Pero como que no te sentías preparada? ¿Te ocurre algo malo?
—No... —miento —solo que prefiero quedarme aquí.
—No entiendo porqué —escucho la voz de mi padre al otro lado de la llamada, pero no logro entender lo que dice —Julia no se ha ido —comenta dirigiéndose a mi padre.
Genial, si mi madre está flipando mi padre va a flipar aún más.
—Mamá no pasa nada, estoy perfectamente de verdad —intento que mi voz suene calmada, pero me estoy empezando a alterar.
—Bueno... hagamos una cosa, te iremos a visitar a Madrid.
—¿¡Que!? —ahora la sorprendida soy yo.
—¿Que pasa? Iremos a veros a tu hermano y a ti y así nos aseguramos de que estáis bien.
—Pero...
—Nada de peros —me corta —en tres dias nos vemos allí ¡te quiero!
Y dicho eso cuelga, dejándome sin opciones a decir nada y sintiéndome como una tonta.
Justo entonces Carlos sale del baño, al verme despierta se acerca a mi y me da un beso en la mejilla para después sentarse a mi lado.
—¿Que te pasa? —pregunta al verme un poco seria.
—Mis padres van a venir.
La cara de Carlos es un cuadro ahora mismo, sinceramente creo que le tiene más miedo a mi padre que al suyo, normalmente a todo el mundo le importa causarle buena impresión a los padres de tu pareja; pero el pobre ya tiene la negación sin haberlos conocido.
—Podemos estar separados los días que estén aquí —dice poniéndose nervioso, lo que me hace sonreír un poco; está adorable.
—Creo que lo mejor es que te los presente de una vez, llevamos saliendo bastante tiempo.
—Ya pero... me van a odiar.
—Probablemente; pero tendrán que acostumbrarse.
Carlos se tumba en la cama tapándose la cara con las manos, está aterrado.
—No seas tonto —digo acercándome a él y apoyando mi cabeza en su hombro —en algún momento tendremos que pasar por esto.
—Ya pero... ¿tan pronto?
—No es pronto, es el momento adecuado.
Nos quedamos en silencio durante unos segundos en el que él se destapa la cara para entrelazar una de sus manos con la mía.
—De acuerdo —responde finalmente resoplando —pero te advierto que esto va a acabar mal.
Lo abrazo muy muy fuerte y le empiezo a dar besos por toda la cara, a lo que él ríe, no sé muy bien que va a pasar, pero nada impedirá que me separe de Carlos.

Me encuentro en mi habitación esperando a Carlos, ayer por fin la ordené al completo y puedo decir que ya vuelve a ser mi hogar.
No queda nada para que lleguen mis padres, no voy a negar que estoy nerviosa, sobre todo por mi padre, espero que no le insulte (qué capaz es) y se mantenga tranquilo y respetuoso.
Mientras que espero a Carlos estoy centrada en algo; llamar a Sergio.
Puedo parecer tonta al volver a enfrentarme al peligro; pero algo me dice que puedo convencerlo para que nos ayude y ahora que se toda la verdad quizá se muestre más cooperador.
Es la décima vez que llamo cuando escucho que descuelga el teléfono.
—¡¿No tienes nada mejor que hacer?! —está bastante enfadado —¡déjame en paz!
—Lo siento, quizá soy un poco pesada.
—¿Un poco? Me has llamado muchísimas veces, creo que te quedó claro que no te voy a ayudar.
—Ya sé toda la verdad, comprendo porqué Carlos hizo lo que hizo, ¿no podéis dejarlo en paz?
—Mira Julia, yo trabajo con dos personas más; aunque quisiera ayudarte tengo que convencer a Beltrán y a Marcos... y estoy seguro de que me van a mandar a la mierda.
—¿No puedes intentarlo?
—No, si descubren que he hablado contigo pueden tomarte como punto débil de Carlos e ir a por ti. Bastante bueno estoy siendo.
Y dicho esto cuelga, cosa que hace que tenga la tentación de llamarlo de nuevo, pero creo que ya he sido lo suficientemente pesada hoy; aunque no me voy a rendir.
Justo entonces Carlos llama a la puerta; le abro con rapidez y lo primero que veo son sus ojos mirándome nervioso.
—Me siento como si fuese a hacer una exposición en clase.
Su comentario me hace reír, aunque él está bastante serio.
—Relájate... yo voy a estar contigo en todo momento.
—Ya pero... ¿crees que me he vestido bien?
Lo observo durante unos segundos, se ha puesto una camisa y está más peinado de lo normal, me acerco a él y le revuelvo el pelo un poco.
—¡Párate! ¿Que haces? —pregunta apartando mis manos.
—Tu nunca vas tan peinado.
—Tendré que causar buena impresión...
—La vas a causar, no te preocupes —respondo para después darle un corto beso en los labios.
Justo entonces mi móvil suena.
—Es mi madre, ya están abajo.
Cojo a Carlos de la mano y tiro de él para salir de la habitación, anda muy muy lento, como si quisiera retrasar el momento.
—Carlos —digo llamando su atención.
—¿Que? —pregunta aún asustado.
—Te quiero.
—Yo también te quiero —dice con una pequeña sonrisa —pero me vas a matar del estrés.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora