•Capitulo cuarenta y siete•

420 18 0
                                    

Julia
Por fin nos despedimos de mis padres, después de estar casi todo el día con ellos se vuelven a Cádiz aparentemente tranquilos, y están así porque no he conseguido contarles la verdad.
Así es, piensan que Carlos es un chico normal y no el hijo del enemigo de mi padre.
Esta situación me estresa muchísimo; siento un nudo en la garganta y me está empezando a doler la cabeza.
Veo el coche de mi padre alejarse y suspiro frustrada, les he mentido por el miedo a lo que fuesen a pensar.
Rodrigo y Marta entran en l residencia, pero yo me quedo fuera sin poder moverme, y Carlos me hace compañía.
—Tranquila —dice abrazándome —no pasa nada porque no lo sepan aún.
—Ya pero... era un buen momento.
—No pienses más en eso, tendrás más oportunidades —comenta dándome un beso en la frente, a lo que yo asiento, aunque se que no va a ser así.
—¿Que quieres hacer ahora? —pregunta Carlos.
—Creo que voy a dar un paseo.
—¿Te acompaño?
Niego con la cabeza.
—Prefiero estar sola.
—De acuerdo, pero alegra esa cara.
Carlos empieza a sacudirme el pelo y yo no puedo evitar sonreír; pero esa sonrisa no dura mucho, ya que en cuanto me despido de él el agobio vuelve a mi.
La cabeza me da vueltas, tengo demasiadas cosas que hacer y no consigo ninguna. Mis padres no conocen la verdad, Carlos cada vez está más en peligro porque se acerca la fecha en la que debe pagar, y por si fuera poco no consigo convencer a Sergio de que me ayude... ademas está el mensaje que me envío antes, ¿que quiere decir con que tenga cuidado?
Sin a penas ser consciente de que pasa el tiempo ya he caminado durante bastante rato, se donde estoy pero no conozco muy bien esta zona. Me sorprende que no hay nadie por la calle, entiendo que este no es un barrio muy concurrido, pero que las calles estén tan vacías me parece extraño.
Escucho unos pasos a mi espalda, vale, no sé si serán paranoias mias pero me estoy empezando a asustar; noto como una sombra a mi espalda, pero cada vez que me giro no hay nada.
Saco mi móvil del bolsillo con las manos temblorosas, me lleva un tiempo conseguir desbloquearlo debido a mis nervios; pero cuando lo hago llamo a Carlos con rapidez.
Cuento los segundos esperando a que conteste mientras que camino cada vez mas rápido. Siete... ocho... nueve...
Por fin descuelga.
—¿Juls?
—Carlos, creo que me están...

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora