•Capitulo treinta y nueve•

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Julia
—Va Carlos, dímelo de una vez.
—Eres muy pesada, ¿lo sabias? —contesta con una sonrisa.
Estamos sentados en el césped de un enorme parque situado en el centro de Madrid, Yo me encuentro tumbada  boca arriba con mi cabeza en las piernas de Carlos; el sol ya casi ha desaparecido, por lo que ahora mismo hay un atardecer precioso.
Llevamos horas dando vueltas por Madrid, hemos parado a tomar un helado y después vinimos a este parque, a pesar de todo aún no he conseguido averiguar cuál es el secreto de Carlos.
—Sabes que soy muy curiosa, ¡no puedes dejarme con la intriga!
—Si que puedo, de hecho lo estoy haciendo —dice mientras que me da un suave golpe en la nariz.
—No es justo... yo siempre te cuento todo.
—Y yo te lo voy a contar, pero más tarde.
Suspiro frustrada rindiéndome, nunca lo voy a conseguir convencer de nada.
Carlos suelta una carcajada al ver que está ganando, cosa que hace que me frustre más aún y acabe incorporándome para sentarme a su lado.
—Algún día me vengaré, que lo sepas.
—Estoy deseando ver tu venganza —contesta levantándose —creo que ya va siendo hora de volver a la residencia.
—¿Allí me lo contarás?
—Si, allí te lo contaré.
Me pongo de pie con una sonrisa divertida y después de darle un beso en la mejilla  comenzamos a caminar.

En una media hora ya hemos llegado a la entrada de la residencia, el sol ha desaparecido completamente y una bonita luna llena está en lo alto del cielo.
Cogemos el ascensor y cuando llegamos a nuestra planta me dispongo a salir pero Carlos me coge de la mano tirando un poco para que me pare.
—¿Me acompañas a la azotea? —pregunta con un brillo extraño en los ojos.
—¿Ahora?
—Porfa... quiero estar un rato más contigo.
No puedo evitar sonreír como una tonta cuando me dice eso, a pesar de que sea un moñas es bastante mono.
Asiento y vuelvo a colocarme en el interior del ascensor, Carlos pulsa el botón y después me coge de la mano, lo noto un poco nervioso y no entiendo porque.
Cuando llegamos abro la puerta para entrar en la azotea hay algo diferente, sombras que antes no estaban, con la oscuridad no alcanzo a ver qué son...
Sin darme tiempo a pensar unas luces se encienden mostrándome a muchas personas delante mía.
—¡Sorpresa! —exclaman al unísono.
Me fijo bien en las caras; están todos mis amigos, Alba, Marta, Miki... aunque no veo a Marilia... incluso está Jorge, ¡y algunas amigas de Cádiz!
—¿Que es esto? —pregunto sorprendida.
—No quería que te fueras sin tener una fiesta... —comenta una voz detrás mía, me giro para ver a Carlos mirándome con expectación.
—¿Has preparado todo esto para mi?
Carlos sonríe, cosa que interpreto como un si, y no puedo hacer otra cosa que no sea abrazarlo muy muy fuerte; me suele dar vergüenza que me vean muy pegada a él cuando estoy con mis amigos, pero ahora lo beso como si estuviésemos solos, porque realmente se lo merece.
No me equivoco cuando digo que es el novio perfecto.

Voy saludando a todos mis amigos uno a uno, no me puedo sentir más feliz de tener a todas las personas que quiero junto a mi. Además esta fiesta es genial, hay algunas mesas con comida y bebida y se escuchan mis canciones favoritas de fondo.
Me acerco a Jorge y le doy un fuerte abrazo, que haya venido a pesar de llevarse mal con Carlos es genial.
—No me habías dicho que tenías novio...
Mierda, cuando besé a Carlos olvidé que había personas que no sabían que estaba con el.
—Siento no habértelo contado, te llevabas mal con él y...
—No pasa nada —dice cortándome —la verdad es que me lo imaginaba.
—¿Tanto se notaba?
—La verdad es que sí —contesta el riéndose.
Me alegra muchísimo que Jorge no se haya enfadado conmigo, después de lo de Marilia no quiero volver a repetir la experiencia.
Me dirijo hacia dónde están mis dos mejores amigas de Cádiz, Bego y Marta, ellas tampoco sabían lo de Carlos así que obviamente lo primero que hacen es preguntarme.
—¿Como puedes tener un novio tan guapo y no decirnos nada? —pregunta Bego.
Sonrío tímidamente, esta situación me da demasiada vergüenza.
—Y encima es buenísima persona, ¿que más quieres? —dice Marta.
"Que no tenga tantos problemas" pienso, pero no lo comento en alto.
Estoy un rato más hablando con ellas, las echaba de menos; después decido ir a hablar con más personas, me fijo en que Carlos está hablando con Miki y Alba a unos metros de mi, me acerco a él y lo abrazo por la espalda, sonrío al notar como se sobresalta, pero enseguida se relaja al ver que soy yo.
—Te quiero —digo situándome en frente suya.
—Y yo a ti, ¿te gusta la fiesta?
—Me encanta —respondo volviéndolo a abrazar.
Nos quedamos en esa posición mirándo a todas las personas hablar, no somos muchos, unos quince, pero aún así esto es increíble, y se va a acabar en tres dias.
Aprieto a Carlos más fuerte contra mí, como si así pudiese evitar separarme de su lado; él parece notarlo porque hace lo mismo. Nos queremos demasiado como para estar alejados, pero es lo que hay.
—Prometo que voy a ir a Estados Unidos a visitarte.
—Más te vale, cuatro meses sin ti es demasiado tiempo.
—¿Tanto me necesitas? —pregunta con tono burlón.
—¡Deja de estropear los momentos bonitos!
Carlos suelta una carcajada ante mi comentario y yo no puedo evitar sonreír, siempre igual...
—Tranquila, que está noche no estropearé ningún momento.
—¿Que dices de esta noche?
—Estaría bien que durmiésemos juntos.
—Ya... —digo entendiendo lo que dice —y solo dormir ¿no?
—¡Claro! ¿Que otra cosa va a ser? —pregunta haciéndose el tonto, lo que me hace reír.
Justo entonces la puerta se abre y aparece alguien.
Marilia...

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora