•Capitulo veintisiete•

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Julia
Me duele mucho la cabeza cuando me despierto al día siguiente, probablemente por pasarme toda la noche llorando.
Rodrigo estuvo conmigo todo el día, y unos minutos después de que me despierte lo veo entrar en mi habitación con una bandeja en la que hay unas tostadas y un café.
—Les he dicho a papá y mamá que te encontrabas mal y me han dejado subirte el desayuno.
—Eres un sol —respondo incorporándome.
La verdad es que no tengo mucha hambre pero después del esfuerzo de mi hermano intento comer algo cuando me tiende la bandeja. Él se sienta en una esquina de la cama y me mira sin saber muy bien que hacer; nunca había estado tan unida a él, cuando llegamos a la residencia en septiembre siempre decía que Rodrigo era como un amigo más, pero hay algo que nos ha unido y ahora si que lo siento como mi hermano.
Nos quedamos en silencio durante unos minutos que yo aprovecho para beberme un poco del café, al menos espero sentirme más despierta.
—¿Estas mejor? —pregunta Rodrigo probablemente para sacar conversación.
—Si... —miento.
—Cuando te sientas mejor puedes hablar de ello conmigo.
—Gracias de verdad —respondo con una sonrisa sincera.
Y de nuevo silencio, esta conversación está siendo difícil, entiendo que no estoy poniendo de mi parte pero sinceramente no tengo ganas de nada.
—¿Has hablado con el? —pregunto temiéndome la respuesta.
—No, pero lo haré en un rato, intentaré hacerlo entrar en razón.
—No tienes que convencerlo de nada —digo negando con la cabeza —ha sido su decisión y ya está.
—Pero seguro que ha sido culpa de su padre —replica Rodrigo.
—¿Y que? —sueno más borde de los que pretendo —si lo ha hecho ha sido porque ha querido.
Y de nuevo vienen las ganas de llorar, me quedo callada con un nudo en la garganta, si digo una sola palabra más las lágrimas se derramarán por mis mejillas, así que le doy otro sorbo al café.
Mi hermano parece darse cuenta de lo que me pasa porque se levanta de la cama y después de darme un beso en la frente camina hacia la puerta para salir unos segundos más tarde.
De nuevo se repite lo de esta noche, estoy sola en mi habitación y no paro de llorar, pero no solo de pena si no de rabia porque me haya afectado tanto, he tenido otros novios y nunca lo había pasado tan mal, Carlos tiene algo especial, algo que necesito.
¿Y si ha estado fingiendo todo este tiempo? Quizá es realmente como su padre y lo que quería era hacerme sufrir.
Una sensación de rabia me invade, he estado saliendo con un loco y no me he dado cuenta.

Carlos
Después de comer vuelvo a encerrarme en mi habitación para el resto de la tarde, no tengo ganas de nada y mi padre parece notarlo porque me lleva mirando con una pequeña sonrisa todo el día, no me gusta decir estas cosas porque al fin y al cabo estoy en al mundo gracias a él, pero hay veces que lo odio.
Me tumbo en mi cama y cierro los ojos intentando dormir, cosa que obviamente no consigo ya que no paro de pensar en la misma persona, Julia, la quiero muchísimo, voy a echar de menos esas tardes en la azotea en las que lo único que hacíamos era mirarnos como si no existiese nada más y besarnos casi cada segundo, ella me hacía sentir cosas que nunca antes había experimentado, pero la más importante de todas era que me hacía sentirme querido y eso lo valoraba mucho. Pero ahora todo se acabó, y es lo mejor para que esté a salvo.
Escucho mi móvil sonar en la otra punta de la habitación y me levanto para ver quien es, el nombre de mi mejor amigo aparece en la pantalla, dudo unos instantes en si cogerlo o no pero al final accedo.
—Carlos... —escucho la voz de Rodrigo algo triste —¿Como estas?
—¿Te lo ha contado? —pregunto ignorando su pregunta.
—Si, bueno... no me ha explicado nada a fondo.
—No hay nada que explicar, se ha acabado y ya está —por cada palabra que pronunció más me duele.
—¿Por qué lo has hecho? No me creo que no la quieras.
Mierda, Julia le ha contado lo que le dije, en ese momento no sabía que decir y solté eso sin ser consciente de lo que le dolió a Julia.
—Claro que la quiero —respondo sincero.
—¿Entonces? Tu padre no va a a cambiar porque estéis separados.
—No he cortado con ella por eso, son otras cosas.
—¿Que cosas?
Me estoy metiendo en líos yo solo, Rodrigo no puede saber nada, a él también lo aprecio.
—Eso da igual, lo importante es que lo mejor para tu hermana es estar separada de mi.
—¿Enserio crees que es lo mejor? No me gusta decirte esto pero la has dejado destrozada.
Intento retener las lágrimas, ahora mismo me encantaría tener a Julia al lado y decirle que todo va a salir bien, quiero abrazarla como siempre hago y darle un beso en la frente mientras ella me sonríe.
—Nunca la había visto tan enamorada de alguien —continúa Rodrigo —no te voy a obligar a que vuelvas con ella, pero creo que deberías replantearte tu decisión.
Y me encantaría replanteármela, pero no puedo.
—Prométeme que la vas a cuidar —es todo lo que alcanzo a responder.
—Pues claro que si, y tú haz lo que te he dicho, Julia te necesita.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora