•Capitulo dieciocho•

645 25 16
                                    

Julia
Carlos se acerca a mi y me besa muy despacio, noto como rodea mi cintura con sus manos así que yo decido hacer lo mismo con su cuello, nunca había sentido nada igual con otro chico, Carlos es diferente y a pesar de que es la ultima persona con la  que pensaba que iba a acabar se que el es el indicado.
Sin casi darme cuenta vamos caminando entre besos  en dirección a la pared hasta que finalmete mi espalda choca contra ella.
—Vaya... —dice Carlos —estas atrapada.
—¿Qué vas a hacer ahora? ¿Matarme? —pregunto en broma.
—Creo que esperaré a mas tarde —contesta sonriendo.
Y esta vez baja sus besos a mi cuello y yo la verdad es que no se muy bien que hacer así que simplemente cierro los ojos como acto reflejo.
—¿Sabes una cosa? —pregunta Carlos juntando mi frente con la suya?
—¿Que cosa?
—Me encantas
—Eres un moñas —respondo sin poder apartar la sonrisa de mi cara —pero tu también me encantas.
—Y yo que pensaba que me odiabas...
—Calla —digo yo volviendo a juntar mis labios con los suyos,
A pesar de que nunca he hecho esto empiezo a desabrochar uno a uno los botones de la camisa  de Carlos. el parece entender lo que quiero ya que me lavanta haciéndome rodear su cadera con mis piernas y de ahí me lleva la cama. Tengo mucho calor, la ropa me sobra y al parecer a Cralos también.
Mi espalda toca la cama, Carlos está encima mía, apoyándose en sus brazos, no paramos de besarnos en ningún momento, esto es genial. Poco a poco cada vez tenemos menos cosas puestas, lo hago todo por impulso, porque es lo que necesito ahora mismo.
Carlos parece saber manejar la situación mucho mejor que yo, una vez que solo estamos en ropa interior empieza a bajar sus beos desde mi cuello hasta el estómago, yo simplemente me dejo llevar, este chico me vueve loca, literalmente.
—¿Estas segura de esto? —pregunta mirándome indeciso.
—Segurisima —respondo con una sonrisa.

No se muy bien que hora es cuando me despierto, solo se que estoy abrazada a alguien, y ese alguien es Carlos.
Él me está rodeando los hombros con una mano, y con la otra está escribiendo algo en el móvil.
—Buenos días —dice cuando me ve, y después baja un poco la cabeza para darme un beso en la frente.
—¿Cuánto tiempo llevas despierto? —pregunto yo abrazándolo más fuerte.
—No mucho, unos cinco minutos; estoy hablando con Rodrigo.
—Que pesado es...
—Dice que le parece muy curioso que ninguno le contestásemos a ningún mensaje en toda la noche.
—Hay veces que desearía no tener hermanos...
Carlos suelta una carcajada a la vez que apaga el móvil y lo suelta en la mesita de noche.
—Que le den, ¿tienes hambre? Conozco un sitio en el que ponen unos churros con chocolate buenísimos.

Carlos
Julia y yo nos encontramos en la azotea tocando la guitarra, después de desayunar decidimos venir aquí ya que hace un día muy soleado y pensamos que podríamos estar bien.
—Tenemos que practicar para la semana que viene —dice Júlia —para cuando vayamos a la sala de eventos.
—Lo había olvidado —respondo suspirando, no quiero ir, ni siquiera tengo confianza con Marilia, pero si Julia me lo ha pedido no se lo voy a negar.
—Si no quieres ir no pasa nada.
—¡Claro que quiero ir!
Julia me mira con una pequeña sonrisa, sabe que estoy mintiendo pero va a discutir conmigo.
—Pues venga, vamos a practicar una canción.
Empieza a tocar una canción que enseguida reconozco como del grupo "El canto de loco" como se cual es me uno a ella deslizando mis dedos por las cuerdas de mi guitarra.
—Lo haces mal... —susurra ella, no es la primera vez que me lo dice y sabe que me pico mucho cada vez que saca el tema.
—¡Que se escucha igual! —exclamo yo molesto.
—Pero a los niños hay que enseñarles a hacerlo bien.
—Los niños no se van a dar cuenta.
Julia empieza a reírse y yo miro al suelo fingiendo estar molesto, las notas se escuchan igual solo que yo coloco los dedos de manera diferente.
De repente noto que alguien me abraza por detrás rodeando mi cuello con sus brazos.
—No te enfades... —dice Julia dándome un beso en la mejilla.
—Demasiado tarde...
—Va Carlos... tócala como tu quieras pero no te enfades.
Tengo que aguantar las ganas de reírme, Julia se lo está creyendo todo, incluso noto en su voz que se ha puesto seria.
—Eso deberías habérmelo dicho antes.
Giro la cabeza para mirarla y veo que tiene cara de pena, es absolutamente adorable por lo que no puedo evitar sonreír.
—¿Como me voy a enfadar contigo?
Enseguida noto como Julia me da un suave empujón mientras que murmura algo que no logro entender.
—Te lo perdono porque me has invitado a churros —dice sentadose a mi lado y haciendo que yo suelte la guitarra para quedar más cerca a suya.
—Recuerdo que una vez me dijiste que no te iba a sobornar con comida.
—Esto es diferente.
—Ya...
Empiezo a reírme y Julia me mira frunciendo el ceño, de repente nos llega un mensaje al móvil a los dos a la vez.
—Es Miki —digo yo una vez que lo he leído —quiere que quedemos para comer.
—¿Vas a ser capaz de estar unas horas fingiendo que nos llevamos mal? —pregunta Julia mirándome con una sonrisa pícara.
—Si me miras así creo que no —respondo acercándome para besarla.
—Pues entonces será mejor que no vayamos y nos quedemos aquí solos... una pena.
Suelto una carcajada ante su comentario, obviamente a los dos nos apetece quedarnos, pero debemos ir.
—Ayer por la noche estuvimos desaparecidos, no podemos volver a estarlo y fingir que no pasa nada.
Julia resopla bastante frustrada.
—Tienes razón, debemos ir y actuar un rato.
Ambos respondemos por el grupo y después nos levantamos para ir a cambiarnos de ropa.
Me despido de Julia en el pasillo y me dirijo a mi habitación que está prácticamente al lado. Cuando entro miro el móvil para ver si tengo alguna notificación y me encuentro con un mensaje de uno de ellos, esta vez el que me escribe es Marcos.
||Marcos||: El otro día no te presentaste donde habíamos quedado, y eso tendrá sus consecuencias.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora