•Capitulo treinta y seis•

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Hace tres días envié la aceptación a la empresa de la beca, y hoy me acaban de enviar muchísimos papeles que tengo que rellenar e información sobre dónde viviré.
Marilia está conmigo en mi habitación ayudándome a organizar una lista con todo lo que me tengo que llevar, ya que en dos semanas estaré volando a Nueva York.
—Voy a echar de menos este sitio, sobre todo a las personas.
—Seguro que conoces a un americano guapo y se te quitan las ganas de volver —responde Marilia en broma.
—No voy con pensamientos de ligar.
—¿Por qué? Si estas soltera.
Me quedo en silencio, este es un genial momento para explicarle toda mi historia con Carlos, nunca le he contado nada ya que no he encontrado la oportunidad, y además no me gusta mucho expresar mis sentimientos, pero creo que ya es hora.
Voy a empezar a hablar cuando Marilia se me adelanta.
—Tengo que contarte una cosa —dice con una pequeña sonrisa —me gusta alguien.
—¿Enserio? —exclamo sorprendida —no me habías contado nada —enseguida me arrepiento de lo que he dicho ya que yo llevo meses haciendo lo mismo.
—No hace mucho que me gusta, además... tenía miedo de contártelo porque sabía que no te iba a gustar.
—¿Por qué no me va a gustar?
—Antes te llevabas mal con el.
Siento que mi corazón se para y una sensación horrible invade mi cuerpo.
—Espera...¿te gusta...?
—Carlos —termina ella —me gusta Carlos.
No se que contestar, intento sonreír pero me es imposible, estoy en shock. Mi mejor amiga está enamorada del chico con el que empecé a salir hace nada, esto no puede ser real...
—¿Que te pasa? —pregunta Marilia poniéndose seria —parece que has visto un fantasma.
—No es nada —finjo intentando soñar despreocupada —no me lo esperaba.
—Normal, ¿y que te parece?
—Pues... —debo contarle la verdad, es lo mejor, pero... —me alegro por ti.
—¿Crees que tengo posibilidades? Tú te has hecho bastante amiga de él así que tienes que saber si le gusta alguien.
—Eh... no soy muy amiga suya —relativamente eso es verdad, no soy su amiga, si no su novia.
—¡Si os veo muchas veces juntos!
No se que decir, estoy totalmente bloqueada, no quiero mentirle a la cara, y menos por una cosa así, pero creo que ahora mismo no es buen momento para confesarle todo, se enfadaría demasiado conmigo.
Justo en ese momento alguien llama a la puerta salvándome de esta incómoda situación, me levanto para abrir y me encuentro con Alba al otro lado de la puerta.
—Carlos me ha dicho que al final te vas, ¿necesitas ayuda?
—No me vendría mal, cuanta más gente mejor.
Le indico con la cabeza que pase y después de saludar a Marilia, Alba se sienta en la cama junto a nosotras.
—Tu eres muy amiga de Carlos, ¿verdad? —Alba asiente lo que hace que Marilia continúe hablando —¿ sabes si le gusta alguien?
Esto se me está yendo de las manos.
Alba gira la cabeza hacia mí con el ceño fruncido, está totalmente perpleja; niego disimuladamente con la cabeza en señal de que guarde silencio.
—Pues... no lo sé —dice finalmente.
Necesito solucionar este problema ya.

Después de una intensa tarde rodeada de formularios y listas de cosas que me tengo que llevar, decido bajar al comedor para merendar algo, Alba y Marilia deciden irse cada una a su habitación así que cojo el ascensor sola y en pocos minutos entro en una sala llena diferentes tipos de panes y algún que otro dulce.
Cojo una bandeja y me pongo en la cola de la cafetera, no pasa mucho tiempo hasta que llega mi turno, coloco la taza y le doy al botón esperando a que salga el café.
Estoy tan absorta en mis pensamientos que me sobresalto cuando noto unos brazos rodeando mi cintura por atrás, se quien es cuando noto que me da un corto beso en la mejilla.
—Para un día que bajo a merendar y me encuentro contigo —dice Carlos —voy a tener que venir más a menudo.
—Suéltame —digo apartando los brazos de Carlos de mi cintura —podrían vernos.
—¿Y? —pregunta levantando una ceja —todo el mundo sabe que estamos saliendo.
—No todo el mundo...
Cojo mi bandeja y camino junto a Carlos hasta una mesa, nos sentamos uno en frente del otro.
—¿Quien falta?
—Marilia.
—Pues se lo decimos, ¿que problema hay?
Me muerdo el labio sin saber muy bien que contestar, esto es demasiado extraño, y lo peor es que cada vez me siento peor por Marilia.
—Bueno... he estado hablando con ella y me ha dicho...
—Y te ha dicho... —dice Carlos al ver que no continúo.
—Le gustas — la expresión de Carlos cambia al instante, su sonrisa desaparece y hasta creo que se pone mas pálido.
—¿Como que le gusto?
—No se Carlos, el amor es así.
—Debes contarle la verdad.
—Lo se, pero... no quiero romperle el corazón.
—No puedes ocultárselo, ¿y si un día nos ve? Se enfadaría muchísimo
—Aún así se va a enfadar.
Carlos se queda callado y me mira fijamente, yo hago lo mismo esperando una respuesta, pero no llega, en vez de eso veo como su sonrisa vuelve.
—¿Que? —pregunto intentado parecer seria.
—Es increíble como se ha aliado el mundo para que no estemos juntos.
—Y es increíble como aun así lo estamos.
—Algún día —comienza Carlos alargando su mano por encima de la mesa para que la coja, cosa que hago enseguida —estaremos tranquilos, como una pareja normal y feliz
—Ese día lloraré de la alegría.
Carlos suelta una carcajada ante mi comentario.
—Yo también.
Por momentos como este no quiero irme fuera del país, me gusta el tiempo que paso con Carlos, en el que no existe nada más y solo está él mirándome con esa sonrisa que no se le borra más de un minuto, lo voy a echar de menos, y espero que en estos cuatro meses esté bien y no le pase nada.
Al menos sé que lo mejor para él es que me vaya, y eso haré.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora