•Capitulo cuarenta y tres•

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Julia
No puedo hacerlo, no me puedo quedar con tantos asuntos sin resolver. Necesito hablar con Carlos y saber de una vez la verdad al completo y necesito también que mis padres sepan toda la verdad de lo que está ocurriendo.
No puedo hacer nada de eso estando en Estados Unidos.
Me giro sobre mis talones y camino en el lado contrario al resto de la gente con mi maleta en la mano, no miro atrás, estoy decidida en lo que voy a hacer, la idea irme nunca me convenció así que no lo voy a hacer.
Salgo del aeropuerto buscando donde puede estar Carlos, cada segundo que pasa estoy más nerviosa, no puede haberse ido tan rápidamente.
Por fin lo veo en la parada de los taxis mirando el móvil con actitud seria, camino hacia él y cuando estoy a pocos metros se percata de mi presencia.
—¿Que haces aquí? —exclama sorprendido.
—No me voy —contesto decidida.
—Pero si ya estaba todo hecho... ¿por que?
—Tengo muchas cosas por resolver.
—Julia, no puedes desaprovechar una oportunidad por mi...
—No es solo por ti, yo también necesito arreglar algunas cosas; no puedo irme y dejarlo todo a medias.
Nos quedamos en silencio durante unos segundos, ambos tenemos opiniones diferentes pero la última palabra la tengo yo y he decidido que no pienso irme.
Carlos me mira muy muy serio, lo noto preocupado, pero yo intento mostrar seguridad.
—Eres genial —dice al fin —tienes la oportunidad de escapar de todos los problemas y aún así te quedas.
—No puedo irme así sin más, tengo cosas que hacer y la primera es contigo —noto como el enfado que escondía antes empieza a salir.
—¿Conmigo? ¿Que he hecho? —pregunta sorprendido.
—Será mejor que vayamos a hablar a algún sitio... ¿nos sentamos ahí? —digo señalando un banco que está a unos metros de nosotros.
Carlos asiente y juntos caminamos hacia el banco, puedo ver en su cara que ha cambiado la seriedad por el miedo, lo noto distraído, como si estuviera intentando adivinar que ha pasado.
Nos sentamos uno en frente del otro, no se muy bien como empezar esta conversación, se que yo también he hecho mal en arriesgarme en hablar con Sergio, pero gracias a eso ahora mismo no estoy en el avión.
—Hay una parte de la historia en la que me has mentido —comienzo.
—No te entiendo —Carlos parece realmente confuso.
—Tu también has hecho cosas... tu padre está a salvo gracias a ti; lo ayudabas a salir de los problemas.
Lo veo levantar las cejas sorprendido, estoy segura de que no se esperaba esto.
—¿Como sabes eso?
—Me lo ha contado... alguien:
—No... —dice empezando a comprender —no me digas que has hablado con alguno de los matones.
—Pues si, y sigo viva —respondo cruzándome de brazos.
—¡¿Sabes lo peligroso que es eso?! ¡Podrían haberte hecho daño!
Carlos me mira y puedo ver el engañado en sus ojos cosa que me hace palidecer un poco, nunca lo había visto así.
—Era la única esperanza, tenía que probar a hablar con Sergio.
—¿Y arriesgar tu vida de esa manera? Deja de intentar que todo esté bien.
—¡Y tu deja de intentar protegerme! —genial, ahora los dos estamos enfadados — si no fuese por Sergio no habría descubrido que te has hecho la víctima.
—¡No me he hecho la victima! Has sido la persona en la que más he confiado, te lo he contado todo.
—Excepto que eras el ayudante de tu padre.
Los dos nos miramos sin decir nada, esto parece una guerra que ambos queremos ganar y ninguno está dispuesto a perder.
—No era el ayudante, lo sacaba de los problemas porque al fin y al cabo... lo quería.
—¿Y por que no me lo contaste?
—No se —responde encogiéndose supongo que tenía miedo de que te marcharas.
Suspiro frustrada, siempre igual, Carlos vive con miedo a perderme.
—¿Eres consciente de que la única solución para que tú estés bien es que tu padre acabe en la carcel?
—Lo sé, por una parte lo quiero, pero por otra... es duro.
Carlos baja la cabeza y entiendo que es porque sus ojos se han humedecidos, por primera vez lo veo completamente sincero, se ha abierto a mí tanto que ha acabado rompiéndose, y eso me ablanda un poco.
Me acerco a él y le doy un abrazo, me da igual que me haya ocultado eso todo este tiempo, ahora está demasiado mal y necesita mi ayuda, Carlos entierra su cabeza en mi cuello pero por mucho que se quiera esconder sé que está llorando.
—Lo siento... por todo —dice al fin.
—Yo también lo siento; sé que me he arriesgado mucho al ir a hablar con Sergio.
—Lo importante es que estas bien.
Nos separamos quedándonos muy muy cerca, acerco una de mis manos y entrelazo mis dedos con los suyos mientras él se limpia algunas lágrimas que le quedan.
—Ahora tenemos que encontrar la manera de que tú dejes de estar mal, esto no puede seguir así.
—Es imposible, ya no sé qué hacer... —dice volviendo a bajar la cabeza, está desesperado y por eso no para de llorar, tengo que parar esto.
—Vamos a buscar soluciones, pero para eso tienes que saber que nuestro principal objetivo es que tu padre acabe en la carcel, ¿Quieres eso?
Carlos se toma unos segundos en responder, me mira fijamente intentando encontrar una respuesta en mi, y al final asiente con decisión.
—Si, eso es lo que quiero.
—Pues muy bien —digo con una pequeña sonrisa —acabemos con esto.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora