•Capitulo doce•

741 30 9
                                    

Julia
Soy la primera en bajar a desayunar el lunes por lo que cojo mi bandeja con mis tostadas y mi café y me siento sola en una mesa para esperar a que llegue alguien más.
No pasan mucho minutos hasta que noto como alguien me da un beso en la mejilla y después se sienta en frente mía.
—¡Que haces! —exclamo al ver a Carlos —podrían vernos.
—Tranquila, lo tengo todo controlado.
—Si, controladisimo —digo rodando los ojos.
—No puedo evitar querer besarte cada vez que te veo.
—Si la semana pasada podías ahora también puedes.
—La semana pasada pensaba que nunca llegaría a estar contigo por lo que podía contenerme.
No se muy bien que decir, claro que me gustaría besarlo ahora mismo, pero las cosas son como son y por ahora lo mejor es que nadie sepa nada.
Veo a Miki llegar y sentarse al lado de Carlos, parece bastante apurado.
—Me he quedado dormido, y encima Alba no me acompaña hoy.
—¿Por qué? —pregunta Carlos frunciendo el ceño.
—Hay un virus en la residencia y bastantes personas están fatal.
—Pobre... —digo yo.
—Se pondrá bien, no dura más de cuarenta y ocho horas, y su amiga Natalia va a venir a quedarse con ella.
—Pues entonces genial —dice Carlos para luego mirarme a mi —creo que deberíamos salir ya.
—¿Tan pronto? —pregunta Miki —normalmente salís diez minutos más tarde.
—Hoy tengo prisa —digo yo entendiendo a Carlos —quiero llegar un poco antes.
Nos despedimos de Miki y salimos de la residencia andando con tranquilidad.
—Lo hemos dejado desayunando solo —comienzo yo riéndome un poco —el pobre.
—Lo siento, pero si puedo quiero pasar más tiempo a solas contigo.
Me rodea los hombros con su brazo y continuamos caminando, algunas personas nos miran con una media sonrisa, pero me da igual, me encanta estar así.
—Hoy tienes que hablar con Jorge.
Suspiro y me tomo unos segundos antes de hablar.
—Lo se, no quiero que llegue el momento.
—Te vas a quedar muy tranquila cuando lo hagas, además, no has hecho nada malo, simplemente es la realidad.
—Me da miedo que se enfade conmigo.
—Le molestará un poco pero si de verdad es tu amigo te comprenderá.
—Eso espero...
Llegamos a mi universidad y por primera vez no quiero separarme de Carlos para entrar, él parece notarlo y me mira con una sonrisa.
—Aún es temprano, me puedo quedar cinco minutos aquí.
—Vale, además parece que Jorge no ha llegado —digo dirigiendo mis ojos hacia la entrada.
Los minutos pasan y mi mente no está centrada, siento muchísimos nervios; me despido de Carlos con un corto beso en los labios y entro sola y que Jorge no está.
Cuando llego a la clase lo veo ya sentado en su sitio, con todas sus cosas preparadas, está enfadado conmigo y tengo que intentar que me perdone.

Me siento detrás suya en silencio, no se muy bien que decir así que saco mi cuaderno y mi estuche en silencio mientras que pienso cómo empezar esta conversación.
—¿Estas enfadado?
Soy tonta, es obvio que está enfadado y por eso ni se molesta en girarse.
—Lo siento de verdad, lo que hice estuvo mal.
"Sobre todo porque me acabé liando con un chico que odias" -pienso.
Sorprendentemente Jorge vuelve la cabeza para mirarme, nunca lo había visto tan serio.
—Me quedó todo bastante claro la verdad.
No puedo evitar dirigir mis ojos hacia el suelo, que vergüenza.
—Lo siento de verdad, pero es así.
—Pensaba que... era mutuo.
Me encojo de hombros sin saber muy bien que responder así que él vuelve a hablar.
—Cuando a alguna persona le gusta alguien se le nota, y a ti parecía notartelo.
Y claro que se me notaba, solo que no era él esa persona.
—¿Podemos ser amigos? —digo sonriendo.
—Pues claro, pero la próxima vez que quedemos no te vayas.
—Tranquilo, prometo no hacerlo.
El profesor llega y Jorge como buen empollón que es se gira al instante, yo me quedo unos segundos pensativa, no ha sido Para tanto... a veces las personas hacemos un mundo de simples tonterías.

La clase termina y cojo mis cosas para ir a la siguiente, Jorge va conmigo y la verdad es que ya no siento que el ambiente sea incómodo.
—Ayer me encontré a Carlos por la calle —dice espontáneamente.
—¿Ah si? —pregunto sorprendida.
—Iba hablando por teléfono, parecía bastante enfadado.
—¿Escuchaste algo de la conversación?
Jorge niega con la cabeza.
—No, pero ya entiendo porque dices que no es de confianza, a saber con quien estaba hablando.
Me pongo seria al instante, si Jorge dice la verdad Carlos me oculta algo, no es su culpa, no llevamos ni una semana saliendo, pero si tiene algún problema me gustaría que me lo contara.
—¿Estas bien? Te has quedado muy seria.
—Solo me ha sorprendido lo que me has dicho.
—Da igual, tú no tienes ningún tipo de relación con el.
—Ya... pero...
—Sus problemas son sus problemas, y mejor mantenerse alejado.

El día continúa con normalidad, aunque yo no paro de darle vueltas a lo que me ha dicho Jorge, estoy preocupada por Carlos, y no veo la hora de poder hablar con él.
Por fin llega la hora de que cada uno os vayamos, recojo mis cosas y salgo rápidamente, esta última hora no la tengo con Jorge así que no tengo por que esperarle, ya me inventaré una excusa más tarde.
Pasan algunos minutos hasta que veo a Carlos venir andando tranquilamente, me saluda con una sonrisa que yo intento devolverle, pero me es complicado.
—Que rápido has salido hoy —dice cuando llego a su lado.
Me limito a encogerme de hombros intento fingir que estoy tranquila pero no puedo y él parece notarlo.
—¿Estas bien?
Me tomo unos segundos para saber como empezar lo que tengo que decirle.
—Tenemos que hablar.

No confío en ti ||Julright||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora