Julia
Carlos y yo nos encontramos sentados en la terraza bajo el sol de febrero, acabamos de terminarnos la pizza que compramos y ahora estamos sentados uno en frente de otro en silencio, disfrutando de nuestra compañía.
—Mira que tranquilos estamos, como si no tuviésemos ningún problema —comenta Carlos haciendo que levante la mirada hacia él y lo vea sentado de cara al sol y con los ojos cerrados, parece tranquilo aunque se que está un poco triste.
—No todo puede ser malo, hay que disfrutar de los momentos buenos.
—Como este —responde sonriendo un poco.
—Si, como este.
Nos quedamos unos minutos en silencio que yo aprovecho para fijarme en Carlos, tiene que ser muy duro para el estar presionado por unos matones y que además no reciba ningún tipo de apoyo familiar, si me paro a pensarlo, la única persona que lo puede ayudar con este tema ahora soy yo, ya que nadie más lo sabe... soy su único apoyo.
Carlos parece estar pensando lo mismo que yo, porque su expresión se torna un poco más seria y comienza a hablar.
—Gracias por todo.
—No me tienes que agradecer nada.
—Me has ayudado mucho, no sabes la cantidad de personas en las que he confiado y al final me han dejado tirado, pero tú sigues ahí, a pesar de todo.... el año pasado le conté a una chica que mi padre debía dinero y cortó conmigo.
—Bueno... yo no puedo cortar contigo porque en realidad no estamos saliendo —respondo yo en broma para intentar alegrar el ambiente.
Carlos gira su cabeza para mirarme con una expresión mucho más divertida que la que tenia hace unos segundos, no puedo evitar que se me escape una sonrisa.
—Como bien dijiste antes —comenta negando con la cabeza —tenemos un pacto, solo amigos.
—Y como bien dijiste antes, estás harto del pacto —contraataco.
—Que esté harto no significa que lo vaya a romper. ¿Sabes ya que vas a hacer?
—Aún no —respondo en un suspiro —tengo dos semanas más para decidirme, pero no tengo ni idea. ¿Tu que harías?
—Me iría.
—¿Así? ¿Sin más?
—Es una gran oportunidad.
—Ya pero... ¿no echarías de menos a todo el mundo?
—Echaría de menos a todos mis amigos.
—¿Y a mi?
—Tu eres mi amiga, ¿no? —contesta riéndose.
Se me escapa una pequeña sonrisa, esto de fingir ser amiga de la persona que estas enamorada es bastante extraño.
—Aún así a mí me echarías más en falta que a los demás.
—Que egocéntrica eres, como si fueses alguien especial.
Toda esta situación me divierte muchísimo, los dos empezamos a reírnos y Carlos se levanta para sentarse mucho más cerca mía, justo en frente, de manera que nuestras rodillas casi se chocan.
—Ahora enserio, no dejes que nada influya en tu decisión, si te sientes preparada para irte, vete.
—Eso haré —respondo con sinceridad.
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No confío en ti ||Julright||
Teen FictionLos dos llegaron a la residencia con una promesa. Ella no iba a confiar en el hijo de la persona que casi mata a su padre. Él iba a pasárselo bien sin importarle nada ni nadie. Ninguno de los dos cumplió con su objetivo.