Me duele.

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EMILIO.

Después de abrazarme volvió con Joseph. Me hacía sentirme feliz el simple hecho de que me abrazó al pensar que estaba mal, fue a ayudarme. No podía evitarlo por más tiempo, no podía ignorar el aceleramiento de mi corazón cuando estaba con él, no podía ignorar que me ponía inmensamente feliz cuando nos citaban a los dos en algún lugar porque sabía que lo vería, no podía evitar más el hecho de que aproposito arruine algunas escenas del beso para volver a sentir esa magia al besarlo, esos labios tan suaves que sabían a gloria, no podía evitarlo por más tiempo. Tenía que hablar, tenía que hablar con mi novia.

JOAQUÍN

-¿Y que tenía? - preguntó Joseph cuando volví.

-No lo sé, no me dijo nada claro.

-¿Entonces ya esta bien?

-Sí, eso espero.

Sonreí y seguimos caminando y hablando de tonterías.

-Oye, ¿no sientes como que alguien nos esta siguiendo? - le pregunté.

-¿Que alguien nos esta siguiendo?

-No sé como explicarlo, pero siento como que alguien nos esta vigilando, no quiero sonar muy paranoico.

-No siento nada, pero si quieres mejor nos vamos a casa.

-Creo que es mejor.

Quería seguir con él, pero no podía explicar esa sensacion de sentir que te siguen.

Llegue a mi casa y me despedí de Joseph, se portaba tan lindo. Me fui a mi cuarto y me acosté. ¿Por las redes estaría algo del porque Emilio estaba mal? Entre a mis redes, pero nada. ¿Por que Emilio lloraba? Me llegó una notificación.

Aquí con la mejor persona que pude haber conocido.

Joseph había subido una foto conmigo. Sonreí al leer lo que había escrito. De verdad quería conquistarme. Aún no sabía lo que yo sentía por él, era buena persona, muy linda, pero... ¿me gustaba? ¿O solo era una forma de sacar a Emilio de mi corazón? Emilio, ¿me seguía gustando? No podía ser tan difícil todo esto. Necesitaba relajarme y estar más tiempo con ambos, solo así sabría que sentía por ellos.

EMILIO.

No me gustaba cuando la gente lloraba, pero era algo que tenía que hacer, no era justo para ella seguir con esto, no era justo para nadie. La vería pasadomañana, estaba nervioso, ella iba venir hasta aquí solo para verme, ¿era justo hacer eso?

Joaquín. Sonó mi celular, lo abrí. No era posible, ¿cuando ese idiota iba a dejar de molestar? Obviamente Joaco era la mejor persona. Joseph me estaba cansando. ¿Quien se creía ese tipo? Iba a ver de quien era Joaquín, le iba a demostrar que él dolo era mío.

JOAQUÍN.

Un día más de trabajo. Quería comprar unos pingüinos antes de ir, así que me llevaron en carro hasta dejarme en la tienda más cerca del edificio. Entre y me compré unos, hace mucho que no los comía.

-Hey - dijo Joseph.

Me exalte e hizo que tirara mis pingüinos.

-Hola - le dije mirando mis panes en el suelo.

- Lo siento, no fue mi intención.

-Tranquilo...

Joseph paso delante de mi, pisandolos.

-¡Joseph!

-¿Que? No los ibas a comer.

-Uno de ellos era rescatable.

-Pues no te apuraste.

¿Que le pasaba? Se veía distinto.

-Yo, lo siento - dijo Joseph - Es que, no sé, te comprare otros.

-No gracias.

Volví a la tienda ignorandolo, no quería hablar con él, ni si quiera sabía porque había hecho eso. Emilio entró a la tienda casi corriendo.

-Emilio.

-Joaquín, yo invitó.

Sin poder hacer nada, el agarró un paquete y lo pago para después darmelo.

-No tenías.

-No, no te preocupes, solo para que veas que yo si te quiero.

Emilio pasó casi rozando a Joseph. ¿Que estaba pasando? Joseph solo me miró y se fue. Tal vez tenía un mal día.

-Después de ensayar, ¿quieres ir a mi casa?

-¿Me estás invitando a tu casa?

-Sí, quiero que pasemos más tiempo juntos.

-Entonces, sí, me encantaría - sonreí, me sentía feliz de que Emilio me invitara.

-Perfecto.

...........

Entramos a su casa.

-Sorpresa - dijo María.

-¿Que haces aquí? - preguntó Emilio sorprendido.

-Me dejaron salir antes, así que quise sorprenderte.

María abrazó a Emilio y lo llenó de besos. Ahí me di cuenta que Emilio me seguía gustando. ¿Que hacía? Mire al suelo para dejar de ver esa tortuosa escena.

-María, maría - Emilio la apartó con suavidad- Me alegró de que estés aquí. Invité a Joaco, espero que no te moleste.

-Claro que no, solo esperaba que festejaremos.

-¿Festejar?

-Ya sabés, pasar la noche solos.

Emilio me volteó a ver. Mire al suelo, ya sabía, ya sabía lo que iba a decirme, no necesitaba más pruebas para sabe que Emilio solo me veía como su amigo, su compañero de trabajo. De verdad había pensado que le gustaba, que me quería, se veía celoso. No podía con esto.

-Joaquín, lo siento, no sabía que ella iba a venir.

-No te preocupes - le dije retrocediendo.

-Joaquín.

No quería que mi familia se preocuoara así que al único que podía enviarle un mensaje era a Joseph.

-Mejor me voy.

-Puedo acompañarte.

-No, ya llamé a alguien.

Salí de la casa, escuché que alguien más salió, me voltee. Emilio estaba parada en la puerta de su casa mirándome, enseguida salió su novia y abrazó su brazo. No. Emilio la miró y sonrió, parecía la persona más feliz del mundo. Mi vista se nublo por las lágrimas que salían. Escuché un carro. Me gire y era Joseph. Él siempre me apoyaba, aunque se hubiera comportado como un imbécil. Mire de nuevo a Emilio y el estaba abrazando a su novia, me miraba, pero solo porque seguía cercas de su casa. Me subí al carro y sin decirle nada me puse a llorar, ya no podía más, ya no podía aguantar el llanto, la tristeza, sentí que Joseph me abrazaba para después conducir e irnos lejos de mi dolor.

Confusión. (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora