¿Doble cara?

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Me puse mi piyama y me acosté. Afuera estaba lloviendo demasiado. Agarré mi celular y le envié un mensaje a Jospeh.

¿Ya llegaste?

Pasaron unos minutos y no me contestó. Me contestaba normalmente casi enseguida pero podía estar  aún conduciendo. Sonó mi teléfono.

-¿Que sucede Joseph? - dije contestando a la llamda.

-¿Joseph? Soy Emilio.

-Perdón pensé que…

-No importa - me interrumpió - ¿Puedes dejarme pasar? Estoy delante de tu casa.

-¿Estás en mi casa?

-Por favor. Estoy mojandome.

-Sí, si, voy a abrirte.

Salí de mi cuarto y abrí la puerta sin hacer tanto ruido ya que era algo tarde. Emilio paso y nos fuimos a mi cuarto. Le pase una toalla y ropa nueva.

-Gracias - me dijo.

-¿Que haces a estas horas aquí?

-No sé… es que - sus ojos se aguadaron, parecía que quería llorar.

-¿Te encuentras bien?

-Terminé con María.

-¿Qué? Se veían felices juntos.

-Lo sé - Emilio miró al piso.

Lo abracé y comenzó a llorar en mi hombro. Me ponía muy mal que llorara, no quería que nada lo dañara. ¿Pero que había pasado? El me abrazó con más fuerza. Olía bien. Antes, el que el terminara con María me hubiera puesto feliz, pero ahora, ahora ya no, mi corazón estaba normal, no me sentía nervios y mis manos no sudaban. Emilio ya no me gustaba. Emilio había pasado der ser un amor imposible a un amigo y eso me ponía contento. Aunque ahorita me sentía muy mal por él.

-Joaquín, ya no podía seguir con ella, por que yo… yo…

Mi celular sonó, era una llamda.

-Lo siento, permiteme

-Sí, claro.

Contesté el celular.

-Hola, ¿ya llegaste?

-Sí - dijo Jospeh - Lo siento por no contestarte, estaba resolviendo algo y apenas acabo de llegar a mi casa.

-No te preocupes, me alegró que ya estes en casa.

-Sí, ¿Pero porque el señorito aún no esta dormido?

-Es que un amigo vino y necesita mi ayuda así que…

-No te preocupes, mañana hablamos, concentrate en tu amigo.

-Eres el mejor Jospeh.

-Lo sé, nos vemos - respiro profundamente- Te amo Joaquín, que descanses.

-Joseph, yo también te… - ¿lo amaba? - también te amo.

Sí, poco a poco fue conquistandome, creo que era la persona indicada.

EMILIO.

Estaba dispuesto a decirle que no dejaba de pensar en él, que todos los días soñaba con él, que cada vez que lo veía me hacía sonreir. Lo necesitaba conmigo, necesitaba tenerlo.

Le entró una llamada antes de que pudiera confesarme. El contestó. Mire el cuarto de Joaquín. La ropa que me había dado olía tan bien.

-Joseph, yo también te…también te amo.

Confusión. (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora