Secuestrado.

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JOSEPH.

Sentí que el mundo se me venía encima. Salí corriendo y entré al carro. Conduje hasta la casa abandonada de cuando éramos niños. Deseaba que mis compañeros estuvieran aquí pero de seguro lo matara si eso pasa. Me coloqué el chaleco anti balas y me puse la pistola en el cinturón.

Entre a la casa con cuidado. Las paredes estaban repletas de nuevas frases de la última vez.

El fin del juego llega.

Brillaré más que todos ustedes.

Brillaré como un diamante.

Su fin se aproxima.

Caminé a lo que antes era la cocina. En una mesa estaba reposando alguien, no sé quién era, tenía el rostro tapado ni siquiera sé si seguía vivo.

-Me traicionó - dijo Joseph entrando a la cocina - Y a los traidores hay que decapitarlos. - sacó una guadaña de las que suelen ponerle a la parca y de un tajo cortó la cabeza que rodó hasta el fregadero, que bueno que no era Emilio - Ahora te toca a ti.

EMILIO.

Antes de desaparecer.

Iba a gritar pero el señor me dio un buen golpe que me quedé aturdido. Me tapó la boca con un trapo y poco a poco todo se desvaneció. Sentí algo frío y todo se fue.

Desperté con los ojos vendados, me sentía mareado y sudado. Estaba atado a un tubo de las muñecas por detrás de mí espalda y las piernas también las tenía amarradas. Mi garganta estaba seca, necesitaba tomar agua. El aire era algo pesado, parecía estar en un lugar con mucha humedad. Moví un poco las piernas, sólo había tierra y piedras, suponía eso.

Pasaron unos minutos antes de escuchar ruido. No podía decir nada. Mi voz no salía.

-Buenos días Emilio - esa voz se me hacía conocida. - Traje tu comida, estarás aquí un par de días.

Se sentó a un lado de mi y comenzó a alimentarme. Parecía una papilla pero no tenía sabor. No sé si era bueno seguir comiendo. Metió una pajita a mi boca y absorbi esperando agua. Se sintió tan refrescante. Quería tomar más pero me retiró la pajita.

-Será suficiente por hoy - se levantó - Mañana será un nuevo día.

¿Suficiente por hoy? ¿Que hora era? Sentí que me agarró el brazo, forceje un poco. Me dio una cachetada.

-No te muevas.

No podía hacer más. Sentí un piquete y todo me dio vueltas.

-Buenas noches Emilio.

Apagó la luz, o eso supuse ya que se escuchó un clic y después se puso oscuro, más de lo que ya estaba. Sentí mis párpados muy pesados y no tardé en quedarme dormido.

……….

Desperté y parecía que era de día. Me sentía muy cansado y mis ojos ardían. Alguien abrió la puerta. Llegó conmigo y comenzó a darme comida, esta vez la textura era como avena, pero tampoco tenía sabor, me dio agua y después se fue. ¿Qué pasará si tengo que ir al baño?

Pasó un rato o eso era lo que yo creía. Llegó de nuevo y me dio una cobija ya que la temperatura comenzaba a descender.

-Hasta mañana Emilio - dijo la voz y todo se puso más oscuro.

Me inyectó algo y volví a sentir ese mareo y confusión. Me acomodé y todo se desvaneció.

……….

Abrí los ojos al escuchar la puerta abrirse. ¿Cuánto tiempo llevaba aquí? Me sentía sin energías, cansado, quería seguir durmiendo, apenas me pude sostener si no fuera por el tubo estaría tirado en el suelo.

Se acercó a mí y me dio comida. Tenía mucha hambre, eso de tener solo una comida por día estaba mal. Esta vez la comida sabía a fresas. La consistencia era de papilla, cuando me lo acabe, me dio agua y se fue. A lo lejos se escuchó una canción. Alguien tenía a todo volumen la música. No identificaba de quien era pero parecía rock. Me quedé escuchando hasta que se terminó y de nuevo me quedé en silencio. Podía escuchar mi respiración y era molesto conforme las horas avanzaban.

……….

No sé cuándo me quedé dormido, todo se veía más oscuro. Supongo que ya era de noche. Escuchaba pasos y ruido, creo que eran personas hablando. No podía escuchar más. ¿Era amigo o enemigo? ¿Serviría si gritaba? Intente escuchar de nuevo. Solo eran voces. Ambas se me hacían muy conocidas.

-Nunca dejaré que mi luz se apague - dijo una de ellas.

¿Luz? No puede ser. ¡¿Era Joshua?! ¿Seguía vivo? Me sentí más mareado de lo que pensaba. Maldito miserable. Estaban discutiendo. ¿Sería Joseph? ¿Me arriesgaba?

-¡¿Dónde está Emilio?!

Era Joseph, mi salvación. Respire profundo y hable un poco solo para comprobar que mi voz estaba bien. Inhale y grité hasta ponerme rojo. Enseguida escuché que corrían. No supe si hice lo correcto pero tenía que continuar, guiarlo hasta donde yo estaba. Volví a gritar pero esta vez dije su nombre.

La puerta se abrió de golpe. Escuché un golpe y un gemido. Peleaban ahora en el suelo. Tenía que ganar.

JOSEPH.

Se acercó con su guadaña por delante. Me alejé unos cuantos pasos, poniendo como protección la mesa de la cocina.

-No tienes que hacerle esto a ellos. Dejalo ir.

-Pero qué dices, yo no tengo a nadie - sonrió y alzó la guadaña.

-Basta, si sigues empeñado en destruirnos vas a destruirte, mira como estás.

-Nunca dejaré que mi luz se apague - sonrió y de un momento a otro sus ojos brillaron.

-Estas chiflado.

-Nunca lo volverás a ver con vida- sonrió

-¡¿Dónde está Emilio?! - Estaba harto de sus juegos tontos.

-No está aquí - sonrió de nuevo.

Alguien comenzó a gritar. Emilio. Salí corriendo haciendo que Joshua me rozara la espalda con su arma. ¿De donde provenía? Emilio volvió a gritar pero esta vez gritaba mi nombre. Abajo. La voz venía de abajo. Joshua se desvío. Mierda, lo seguí. Abrió una escotilla y bajó, antes de que cerrará lo detuve, bajo hasta una puerta que abrió. Me lance contra él para evitar que le hiciera algo a Emilio. Caímos al suelo estrepitosamente. Lo sostuve fuerte para inmovilizarlo.

Emilio estaba amarrado en un tubo y… mierda, arriba de él estaba una gran navaja, una guillotina improvisada.

-Sí no te quitas la dejaré caer - la navaja se movió centímetros más abajo. - ¿Quieres que lo mate? - sonrió de par en par. Mierda.

Confusión. (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora