Después de la tormenta.

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Dos meses después.

EMILIO.

Ya faltaba poco para que comenzarán las grabaciones de la serie y me emocionaba muchísimo. Todo este proyecto me emocionaba mucho.

Por otro lado todo esto, las entrevistas, la gira, la serie servía para distraer a Joaquín de la muerte de Joseph. Me impresionaba la fuerza que tuvo para seguir con el proyecto, mi papá le quiso dar días libres para que se recuperara pero él no aceptó, el quería seguir y me hacía sentirme feliz ya que podía tenerlo casi todo el día cercas. Intenté apoyarlo en todo esto y parecía que por fin podía sonreír de verdad, como me encantaba la sonrisa de mi chiquito.

JOAQUÍN

Dos meses, casi dos meses habían pasado desde la muerte de Joseph. Dolía aún mencionarlo, pero cada día que pasaba la herida se iba cerrando.

Emilio había sido muy lindo conmigo todo este tiempo, él estaba ahí cuando necesitaba llorar, cuando me sentía mal, cuando tenía pesadillas, sí, se quedó un tiempo en mi casa. Fue un gesto que le estaré agradecido por el resto de mi vida.

En cuanto a el hermano , fue una montaña rusa de emociones, le dieron cadena perpetua por asesinato y era una victoria, pero no se sentía como una, aparte de que cuando lo condenaron sonrió, sonrió todo el tiempo, no parecía importarle ir a la cárcel. Eso me ponía furioso, pero por lo menos ya estaba en la cárcel y para distraerme de todo esto, pronto empezaremos a grabar la serie y era emocionante, no me imaginaba nada de esto, para nada. Joseph…

EMILIO

Vi a Joaquín un poco distante, así que le fui a comprar un jugo y unos pingüinos de sus favoritos. Me acerqué a él y se los coloqué enfrente.

-¿Qué es esto? - preguntó, qué hermoso se veía confundido.

-Quise regalarte algo, para que te animes, te ves muy apachurrado.

-Gracias Emilio.

Los agarró y empezó a comérselos. Lo abracé del hombro. Conocía esa mirada distante, la conocía a la perfección, estaba pensado en Joseph.

-¿Estas bien? - le dije.

-Joseph.

Lo abracé más fuerte. Sentí sus manos apretar mi playera. Odiaba verlo así, si pudiera quitarle ese dolor de alguna forma lo haría, haría todo por quitarle ese dolor.

-¿Quieres hablarlo?

-No, gracias. De verdad gracias por siempre estar ahí para mi.

-No tienes que agradecer - lo agarré del mentón e hice que me mirara a los ojos - Cualquier persona sería afortunada en tenerte cercas y ver esa sonrisa que tanto me encanta.

¿Que acababa de decir? Joaquín sonrió, y volteó rápidamente a sus pingüinos. ¿Que le había dicho? Me enderece en el asiento, ¿ahora que hacía? ¿Que hacía?

JOAQUÍN.

Emilio, mi corazón comenzó a latir fuertemente. He oído por ahí una frase que dice: en donde fuego hubo, cenizas quedan. ¿Será? ¿Me estaré enamorando de nuevo de Emilio?

Seguí comiendo para ocultar los nervios que estaban creciendo de apoco.

EMILIO

Terminamos de presentar el musical. Estaba feliz por tantos regalos y tanto amor. Miré a Joaquín, era hermoso, no sé como explicarlo, pero los besos, se sentían tan reales, aunque fuera por segundos, de verdad sentía que nos amábamos, Joaquín, ¿me amas?

-Que cansado fue- le dije.

-Sí, pero es increíble.

-Se nota con esa sonrisa tan linda que te emociona.

¿Que? ¿Que me estaba pasando? Osorio controlate. Joaquín solo me sonrió y comenzó a cargar sus regalos.

-¿Quieres que me quedé en tu casa? - pregunté

-No, creo que estoy bien.

-Bien, pero para cualquier cosa me llamas.

-Gracias.

Joaquín se fue y me quedé mirando el lugar donde antes estaba. Era lindo, hermoso, tan frágil. Me alegraba mucho que el imbécil que le hizo daño estuviera pudriéndose en la cárcel, aunque ahora que lo pensaba, la noticia de todo esto pasó muy desapercibido, era extraño, muy extraño.

JOAQUÍN

Llegué a casa y coloque todos los regalos en un rincón de mi cuarto, los revisare todos mañana, hoy estaba agotado. Me senté en la cama. En un rincón sepultado por ropa, vi la sudadera que Joseph me había regalado. Tome la sudadera y la abracé, era un recuerdo bonito de él, lo extrañaba mucho. La contemple y… la etiqueta, ¿como no me di cuenta? La etiqueta de la sudadera estaba modificada. ¿Cuando lo había hecho? Mis ojos se nublaron por las lágrimas que comenzaron a salir casi enseguida.

Te amo. Gracias por aceptarme, es difícil para mi encajar en la sociedad, pero contigo me siento bien, siento que puedo ser yo, por eso quiero agradecerte, de verdad te amo Joaquín. Me preguntó ¿cuando encontrarás este mensaje? De igual forma quiero decirte que pase lo que pase, quiero que seas feliz. Te amo mi Joaquín.

Joseph estaba loco, sonreí para después llorar contra la almohada. Dolía mucho, lo quería de regreso. Tome mi celular y le envié un mensaje a Emilio.

Lo siento si te molesto, pero te necesito, por favor ven, te necesito.

Voy inmediatamente.

Emilio me contestó super rápido, igual que Joseph, de hecho actuaba igual, sus acciones, ¿A Emilio le gustaba? Abracé la sudadera y el celular.

Confusión. (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora