Epílogo.

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JOAQUÍN

Llegamos al hospital y lo metieron a la sala de emergencia.

Me senté en el sillón, me sentía débil, sin fuerza. Me acurruque con Emilio y comencé a llorar. Él no se merecía nada de esto.

Frank llegó justo cuando un montón de policías llegaron. Se dirijo paso apresurado a nosotros.

-Lo que vamos a decir, es que fuimos a comprar algo y un tipo que no sabemos identificar por que era noche, traía capucha negra y pantalonera nos asaltó, Joseph corrió para detenerlo pero nos disparó, eso vamos a decir, ¿de acuerdo?

-Esta bien, ¿pero que paso con Joshua? - dije.

-Él ya se está quemando en el infierno.

-¿Está completamente muerto?

-Por supuesto, no pudo sobrevivir con esas acuchilladas.

Frank se giró cuando un policía se acercó.

-Tengo que hacerles algunas preguntas.

-Claro - dije.

Frank parecía que estaba derrumbado, parecía estar muy triste.

Los policías nos hicieron unas cuantas preguntas y tras lo que dijimos, decidieron dejarnos tranquilos.

La noche continuó y aún no veía la luz al final del camino.

EMILIO.

Joaquín se veía bastante deprimido y lo entendía. Apreciaba a Joseph y mucho, también me sentía mal, tenía ganas de llorar, de ya no saber nada, solo quería que algún enfermero llegara y nos dijera que Joseph estaría bien, pero no había noticias de él.

Joaquín se quedó dormido, Frank estaba sentado haciendo nada, parecía una estatua.

-¿Por que no te vas a casa? - dije.

-No tiene caso regresar si Joseph muere.

-Eres algo frío.

-No soy algo, soy frío, ¿pero que quieres que haga? Así soy.

-¿Amas a tu hermano?

-Por supuesto que…

Una enferma nos interrumpió. Llamó a Frank y le dijo algo, no hubo reacción en él, así que no supe que pasaba.

-¿Que te dijo? - pregunté cuando volvió.

-Mi hermano está estable, pero que aún así hay riesgo, así que lo mantendrán en vigilancia.

Suspiré aliviado. No era una noticia maravillosa, pero estaba estable, solo había que tener cuidado para que no le pasará nada.

JOAQUÍN.

Desperté recargado de Emilio, él estaba dormido.
Me levanté con cuidado.

-Joseph despertó - dijo Frank.

-¡¿Que?! ¡¿Enserio?! ¿Por que no me despertaste?

Emilio se levantó por el ruido que hice.

-¿Qué pasa? - preguntó adormilado.

-Lo siento por despertarte. Es que estoy feliz, Joseph despertó.

-¿Que, ¿enserio? Vamos a verlo.

-No se emocionen tanto - dijo Frank - Vayan a verlo, ya lo sabrán.

La felicidad que me había invadido había sido arrebatada por esas simples palabras. Aferré la mano de Emilio y fuimos  a preguntar por él. Nos hicieron subir y caminar un pasillo hasta encontrar el cuarto. Entramos y ahí estaba acostado.

Confusión. (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora