Confusión. (Emiliaco)

¿La verdad?

-Eres un loco demente - dijo la figura.

Me levanté y corrí afuera del cementerio. La lluvia era algo fuerte, estaba oscuro, no sabía por donde iba. Tropecé y caí al lodo, embarrandome completamente. La figura se acercó y me ayudó a levantarme, me limpio la cara con algo… ¡Era Joseph! Sin pensarlo lo abracé y él a mi. No… lo alejé inmediatamente y me levante.

-¿Que pretendes con todo esto? ¿Que quieres?

-Joaquín, no soy Joshua, si es lo que piensas, ni si quiera yo sé con certeza que quiere mi hermano.

-¿Como puedo saber que eres tú?

-Quizá con el mensaje que te deje en la etiqueta de tu sudadera, no se si tan siquiera ya la encontraste.

-Joseph - ¿Era él?

-Nos vamos a resfriar si seguimos aquí, si quieres vamos a mi carro y te doy las llaves para que no pienses que te voy a secuestrar.

-De acuerdo.

Ambos caminamos hasta su carro, quito la alarma y me dio las llaves después de entrar. Probé un par de veces para saber si La puerta se abria y cuando vi que era así, me las guarde en el bolsillo.

-¿Como? - dije

-No lo sé, todo fue muy confuso. Te recuerdo a ti y después un hospital, creo que mi hermano estaba ahí, después todo fue muy confuso, me tenía drogado y después fui a la cárcel, me escape porque no creyeron que no era Joshua, y el día de hoy me dijo mi hermano lo que te dijo y que de seguro irías a mi tumba, pero no le creí, estás loco. - me sonrió

-Tenía que estar seguro - le sonreí y le di las llaves.

-¿Seguro?

-Sí, llévame a casa, necesito descansar que mañana me levanto temprano, ya si quieres matarme pues por lo menos no me levantaré temprano.

Ambos reímos y encendió el carro para llevarme a casa. Lo extrañé, lo había extrañado mucho. Sentí que me quité un gran peso de encima. Me acomode y poco a poco todo se volvió negro.

……….

Desperté en mi cama. Tenía mucho sueño y estaba lleno de lodo, la única cosa que me hacía creer que lo de anoche no fue un sueño. Me levanté adormilado y sin ganas y fui a darme una buena ducha. Ya estaba listo para desayunar e irnos, que mi mamá ya me estaba apurando.

EMILIO.

Estaba a punto de explotar, quería calmarne pero no podía. Le dejé muchos mensajes a Joaquín y no me los contesta, ni siquiera me responde las llamadas y para terminar de matarme aún no llegaba. ¿Estaría bien? ¿Y si le paso algo? Apreté fuerte mis puños hasta que los nudillos se pusieron blancos. ¿Qué hacía? ¿Qué hacía? Camine de un lado a otro. Varios me preguntaron si estaba bien pero simplemente los ignore. Escuché un carro y al mirar, vi salir a mi novio. Me sentía tan aliviado, como si me hubieran quitado una cadenas pesadas. Cuando Joaco entró lo abracé, me sentía feliz de tenerlo, de que estuviera ahí. Quería llorar, intente aguantarme pero no pude evitar soltar unas cuantas lágrimas.

-¿Que pasa? - me preguntó.

-No me respondias, pensé que te había pasado algo.

-Lo siento - me limpió las lágrimas - Es que perdí mi celular y me desperte tarde.

Le sonreí y volví a abrazarlo. Me valía madres si alguien nos estaba mirando raro, solo necesitaba sentir que estaba ahí, sentir que estaba conmigo.