No me iré.

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EMILIO

La enfermera se fue después de darnos esa noticia. Joaquín se veía destruido. No sabía cómo ayudarlo y aparte aún no encontraban a su mamá. Mi corazón se partía de verlo así y aún más me sentía impotente de no poder arrancar esa tristeza de su cuerpo. Joaquín. María me tocó el hombro, sonreí y la abracé.

¿Que hacía? Había venido hasta aquí para verme, para saber si estaba bien, incluso después de que habíamos terminado.

Mire a Joaquín. Necesitaba de mi ayuda, no importaba el resto ni yo, solo importaba él.

-Joaquín - dije - Vamos a descansar, mi familia se quedará para cualquier cosa.

Joaquín me miró con su carita en llanto. Lo abracé y le ayude a que se levantará.

-Yo me quedaré contigo.

JOAQUÍN

Emilio me limpio las lágrimas.

-De acuerdo - dije intentando no llorar de nuevo.

María se acercó a Emilio y le dijo algo al oído, el puso cara de fastidio y me miró.

-Joaco, voy a llevarla a casa y ahorita te acompaño a descansar ¿si?

¿Por qué ella no podía esperar? ¿No estaba viendo la situación? Emilio era un tonto. Recordé el beso, ella siempre estaría primero, antes que todos. Supongo que no para todos hay un final feliz.

-Esta bien- dije limpiandome las lagrimas- me iré solo, no te preocupes.

-Joaquín.

Salí del hospital, descansaría un rato y después iría a ver a mi novio.

Entre a mi casa, varios se ofrecieron en acompañarme, pero quería estar solo. Fui hasta el cuarto y me acosté. Cerré los ojos y comencé a llorar.

Sentí una mano que me agarró del brazo. Golpee el brazo para que me dejara ir. Salí de mi cama y Joshua salió de debajo de la cama.

-¡¿Dónde está mi mamá?!

-Ella esta bien - rió- Solo que lastimosamente eres un testigo.

-¿Que? No, no diré nada, solo dejanos tranquilos - mi voz se quebró.

-Que afortunado mi hermano- sacó una pistola y me apunto- Lo siento, pero ahora eres un estorbo para mi.

Saqué el teléfono y marque a la policía a escondidas, ¿Que? ¿Sin señal? No, ¿Ahora que hacía?

-Por favor, no diré nada - dije suplicando

El sonrió.

-No servirá de nada que supliques y que intentes llamar, corte algunos cables. No soy idiota.

¿Que hacía? Quería irme, quería olvidar todo. Las lágrimas salieron, quería irme.

-No llores, solo será un segundo, no sufrirás. Solo quedate quieto para que pueda dar en el lugar correcto.

El sonrió y le quitó el segue a la pistola, coloco su dedo en el gatillo.

EMILIO

No, Joaquín no me dejó explicarle bien, solo quería que María se fuera. Me ponía mal que estuviera, así podía estar bien con él.

-Encargarte de ella- le dije a mi amigo.

Salí corriendo atrás de Joaquín, pero ella me lo impidió.

-Emilio, si sales por esa puerta jamás estaremos juntos de nuevo.

Me tenía agarrado de la sudadera. Le quite la mano y salí del hospital. No importaba si estaba haciendo lo correcto o no, mi amigo, no, el amor de mi vida me necesitaba. Fue a su casa, estaba seguro. Mire alrededor, no lo vi, fue a su casa. No podía perder el tiempo.

Llegué a su casa. Un disparo se escuchó., ¡No!

-¡Joaquín!

Un rafaga de balas comenzo a escucharse. Llamé a la policía, ¿Que? No hay señal, mierda. Entré a la casa. ¡¿Dónde estaba?!

JOAQUÍN

Me lancé hacia la cama, el primer disparo no se escuchó.

-¡Vamos! - dijo- No me hagas esto más difícil.

Comenzó a disparar, me metí debajo de la cama para salir del otro lado y salir de la habitación.

-¡Vamos! - dijo dejando de disparar - ¡Tienes que asimilar este final, no feliz para ti, claro!

Salí del cuarto y seguí corriendo hasta llegar a la cocina. Necesitaba salir. Él disparo a la nada

-¡Joaquín! - ¿ese era Emilio?

El tipo volvió a hacer una lluvia de balas hacía mi, me escondí atrás de un mueble.

-¡Demonios! - dijo - ese niño, más te vale no decir nada ¿de acuerdo? Que aún tengo a tu mamá.

Salí a gritarle que no le hiciera daño peto ya no estaba, alguien entró a la casa.

EMILIO.

Vi salir a Joaquín de la cocina, temblaba, estaba sudando y llorando, corrí hacía el y lo abracé.

-Volviste - me dijo.

-Claro que lo hice, jamás te dejaría ir.

Lo abracé más fuerte, su calor, su llanto, su respiración, su ligero temblor, lo adoraba, adoraba a este niño.

Los policías llegaron mucho después y nos asignaron una guardia, por alguna razón Joaquín dijo que no reconoció a la persona. No quise preguntarle, solo quería apoyarlo.

Fuimos a mi casa y llevé a Joaquín hasta mi cuarto.

-Gracias por estar conmigo- dijo Joaquín.

-Claro que siempre lo estaré Joaco - señale la cama - Ahora a dormir.

-Gracias - sonrió.

-Espera - le dije antes de que se acostara - Tienes que cambiarte de ropa.

-Pero igual estoy sucio.

-Pero para que te sientas más cómodo.

Sí, podía ser un pretexto, pero era verdad. Agarré un pantalón y una playera, ambos iban a resaltar la figura de Joaquín muy bien. Camine hacía él y con cuidado le quite la playera, el solo se sonrojo, se veía tan hermoso, le coloqué la otra playera, me agacha.

-¿Que haces?

-Ayudarte.

Le bajé el pantalón, no podía resistirme, acaricie ligeramente sus piernas antes de ponerle el otro pantalón. Lo mire. Tenía un brillo especial en sus ojos. Me sonrió, me acerqué y le di un beso en la mejilla.

-Que descanses.

-Gracias - dijo para acostarse.

JOAQUÍN

No sabía qué pensar sobre lo que acababa de hacer Emilio, me sentí especial, pero con Joseph, también me sentía especial. Además era mi novio. Me acosté, Joseph, esperaba que estuviera bien. Ahogue mi llanto con la almohada. Sentí que alguien me abrazaba.

-Me quedaré contigo - dijo Emilio.

Abracé sus brazos hasta quedarme dormido.

Confusión. (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora