[HISTORIA DESTACADA DEL MES DE JULIO EN EL PERFIL OFICIAL DE @FicciónGeneral_ES
1-1-7-19]
Tras quedar embarazada y desamparada en una ciudad nueva, Mia afronta los fantasmas de su pasado mientras sale adelante por su hijo de cuatro años, con la ayud...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miro atenta e impaciente el reloj colgando de la pared del los vestidores del auditorio anhelando que dé la hora de salida para salir disparada del colegio. A estas alturas no estoy segura de que Carter sea lo suficiente veloz para pasar recogiéndome, así que tendré que ir por mi propia cuenta hasta el estudio, incluso si es a sus escondidas.
El maestro nos hizo tomar horas extra después de la escuela para ensayar la obra de teatro en la que desgraciadamente, tengo que participar, para mis compañeros esas horas no representan nada malo, pero para mí representan la guillotina con mi instructora de baile.
Justo el reloj suena indicando que ha finalizado la hora extra programada. Tomo con suma rapidez mi mochila y zapatos para ahora correr a los vestuarios y cambiarme de una vez el uniforme por el traje para ensayar la coreografía. Si tengo suerte, saldré para antes de que llegue Carter y podré irme rápidamente al estudio sin que se dé cuenta.
Una vez lista, salgo a toda prisa del vestidor en dirección a la salida antes de echarme a correr lo más rápido que puedo sin voltear a ver, miro mi reloj en mi muñeca mientras continúo corriendo, mierda, faltan cinco minutos para que comience la clase.
A esta hora ya debieron terminar el calentamiento. A estas alturas desearía tener las piernas de un guepardo para correr a una mayor velocidad sin cansarme ni tropezarme en el intento.
—Mierda mierda mierda—me repito a mí misma corriendo por las calles con mi mochila colgando de mis hombros y mis zapatos de cuero negro bajo mis pies al no querer usar los de baile.
Finalmente llego al estudio y me detengo a coger un poco de aire frente al edificio. Estoy cansada, mi pecho sube y baja en busca de aire, mi caja torácica está por partirse y siento las piernas como gelatina, en cualquier momento siento que podría caerme frente al edificio sin poder moverme. Hasta que una voz me hace incorporarme de golpe y esconder las manos en la espalda totalmente erguida.
—Llegas tarde—departe de la instructora frente a mí con un fuerte tono de voz que deja a la vista su descontento hacia mi tardanza.
—Tuve algunos problemas con el tráfico y me vine a pie—me excuso tragando con fuerza.
La instructora deja salir un harto bufido haciéndose a un lado en la puerta para dejarme pasar mientras me indica con la cabeza que entre de una buena vez.
—Pasa, y no quiero escuchar una palabra más al respecto ¿Me oíste?—asiento tragando en silencio—Y cámbiate esos zapatos, Dios—entro al vestidor para sacarme los zapatos de cuero por los de satén en color beige, una vez que he ajustado bien la faja, puedo salir en dirección al salón.
En donde están todos mis compañeros reunidos practicando la coreografía grupal, en donde hasta ahora, parece ser el turno de Penélope para entrar en escena. Los chicos continúan bailando en lo que yo termino de llegar hasta mi sector para formarme detrás de mi compañera al ser la última.