Capítulo 13. La noche de Lilith.

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Me bajo del taxi en cuanto llego al parque antes de pagarle al taxista con el dinero que tomé de la cartera de Gian antes de irme. Bajo las maletas para a continuación buscar con la mirada a Viviann y encontrármela meciendo a mi hijo en un columpio, me acerco a ellos tratando de relajarme para que mi plan no salga mal para sonreírle una vez que estoy más cerca.

—Hola—acomodo un mechón de cabello tras mi oreja cuando éste se eleva con la fría brisa que pasa—Vengo a llevar a Tedd de regreso a casa. Gian está durmiendo y no quise despertarlo, además de que quiero ahorrarte la molestia de que tengas que llevarlo cuando puedo venir por él—la castaña me sonríe antes de asentir.

—Claro. Se portó muy bien, y no consumió mucha azúcar como me dijiste. ¿Gian sabe que saliste?—me apresuro a responder.

—Oh claro, le informé y me dijo que estaba bien. Ahora está descansando, pero es el turno de que este bebé descanse también—respondo tomando en brazos al niño que ríe tiernamente cuando le hago cosquillas a punto de besos.

—En ese caso está bien. Hasta luego Mia, tengan cuidado al regresar—Viviann se despide de mí con un beso en la mejilla y una sonrisa antes de tomar su bolso y comenzar a alejarse.

—Hasta luego...—murmuro sintiendo cierta pena de pensar que la engañé y puede que Gian se enoje con ella, pero él se las buscó por querer regalar a mi hijo así porque sí—Vamos Teddie, pasaremos la noche en otro lugar.

—¿Pero y el tío Gian? ¿No vendrá con nosotros?—bajo de mis brazos al niño que me mira con desilusión y tristeza antes de acariciar su mejilla izquierda con una débil y dolida sonrisa de labios cerrados.

¿Que si me duele tener que hacerle esto a mi propio hijo? Claro, siento que le estoy lastimando como nunca al hacerle esto. Pero más me dolería saber que mi hijo está sufriendo con unos monstruos que en un primer lugar, nunca lo quisieron ni se preocuparon por él.

—No verás al tío Gian por un tiempo, ¿Sí mi amor? Pero te prometo que será temporal, por ahora estaré buscando un hogar para nosotros ¿Te parece bien?—el pequeño asiente todavía triste—Te prometo que no será por mucho Teddie—deposito un beso sobre la cabellera rubia del niño que termina por abrazarme.

Nuevamente lo alzo en brazos tomando con extrema dificultad el mango de las maletas para continuar caminando por las calles hasta llegar a un hotel y hospedarnos esta noche. Con el dinero que tomé apenas y me alcanza para una noche, además de el poco ajuste para la comida de Tedd hasta que pueda hospedarme fijamente en un lugar.

Estoy en la cuerda floja

Cuando estoy por llegar al hotel «Lincoln's» una persona sale de una panadería. Es un chico, de contextura no tan musculosa y barba, paro en seco sin moverme de mi lugar mirando a la persona que mantiene la vista fija en su teléfono con un café en la mano, cuando se da cuenta de que alguien lo está viendo, se gira a verme y esboza una sonrisa.

Cameron

—Mia... qué sorpresa verte...—su mirada va hasta las maletas a mis espaldas—¿Y esas maletas?—bajo a Tedd de mis brazos para tomar su mano y apartar las maletas a mi lado izquierdo.

—Tuve una discusión con mi hermano Gian. Hizo algo que nunca pienso perdonarle—enuncio desviando la mirada un segundo antes de centrarla de nuevo en Cameron—Es por eso que me fui y decidí llevarme a Tedd conmigo.

—¿Pero adónde van?—doy un largo suspiro.

—No lo sé, pero no abandonaré a mi hijo ahora que me necesita—antes de que desee dar un paso más, me quedo helada con lo que Cameron murmura.

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