Capítulo 28. Nate.

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Han pasado ya tres días desde que gané en esa competencia. La instructora Cambridge ya me dio un solo para las nacionales, he estado bajo presión en las últimas semanas para llegar hasta acá, he pasado por muchas pruebas, muchas críticas y muchas miradas llenas de desprecio así como de indiferencia.

Pero ahora que estoy en donde me imaginé desde un principio, no sé cómo reaccionar, no sé ni qué pensar. Sólo puedo asegurar algo en todo el sentido de la palabra, y es que estoy en las nacionales a una posible coreografía de ganar.

Mi presentación —de tipo lírico contemporáneo—, se titula «Cien llaves» en donde es de tipo thriller, pero del cual un final no hay exactamente. La coreografía lleva consigo algunas acrobacias y pasos que aún a mis doce años de ser una bailarina, se me hacen dificultosos de realizar.

Por ahora no es momento de practicar o recordar mi coreografía, puesto que me encuentro en una salida con Nate —a la que ni siquiera sé por qué accedí a salir—, la cual busca complacer los días en que estuvimos alejados con nuestros asuntos.

Él con béisbol y yo con ballet

—Lamento no haber asistido a tu presentación. Sé que como tu novio debo estar ahí en tus mejores momentos, pero mi hermano me retuvo diciendo que debía terminar unos trabajos para hoy y sí que era toda una montaña—departe el muchacho que se rasca la nuca con incomodidad evitando mirarme.

Y es en ese momento que me percato de algo

La familia de Nate se porta demasiado indiferente con mi presencia cerca, —lo que representa—, que podrían fácilmente hacer que Nate desaparezca de mi mapa con facilidad. Y no es que necesite a morir de su compañía, es que siento que contribuye a algo nuevo en mí, y por ende, si me deshiciera de él, esa parte quedaría sobrante sin su presencia.

Por ende lo necesito un poco más

—Creo que estamos a mano, porque con mis ensayos tengo poco tiempo para presenciar tus partidos—Nate ríe en voz baja al momento de alzar la mirada y encontrarme sonriente en su dirección.

—¿Qué dices si para compensar este tropiezo, salimos hoy en la noche al parque Wokland?—permanezco mirando la cuchara con helado frente a mí en los pocos segundos en los que me planteo la respuesta a su propuesta.

Hasta que me decido

—Tenía pensado salir con Logan y Tandy hoy en la noche. Ya sabes, reunirnos para conocernos mejor ya que es el hermano de mi mejor amiga—mentí, lo sé.

Pero quiero conocer a Logan, y por supuesto que jamás consideraré a Tandy mi mejor amiga, apenas y es mi amiga por conveniencia de mis padres. No quiero engañar a Nate, mucho menos lastimarlo, pero Logan parece ser ese chico que está dispuesto a todo sin importarle mucho la opinión de los demás.

Y eso a mí en lo personal me llama la atención, no puedo evitar pensar en alguna forma de atraer su atención y de conseguirla, he de jurar que no desperdiciaré la oportunidad. A veces quisiera poder pensar en cómo resultaría si hiciera algo indebido con Logan y Nate se enterara.

Muy probablemente todo resulte mal —naturalmente—, pero me limito a pensar en que todo saldrá bien y que Nate no se dará cuenta de nada en lo absoluto. Pero de ser un día de mala suerte para mí, no cabe duda de que estaría lista para afrontarlo.

Regreso a la realidad con todos estos pensamientos cuando escucho la voz de Nate murmurar algo muy en lo bajo.

—Está bien. Asumo que sólo quieres divertirte—asiento fingiendo una sonrisa—Sólo quiero recordarte cuánto lo lamento Mia. Pero está bien, los dejaré divertirse aunque espero que esto no se vuelva una costumbre, te prometo que comenzaré a dedicarte más tiempo en cuanto terminen los torneos de la liga escolar.

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