Broken

Capítulo 52. Explicación.

—Brisé, allegro, fouetté en tournant, uno, dos, tres, descansen —inflo mi pecho en busca de aire antes de dirigirme hacia la banca y sentarme un momento.

El haber estado inactiva tanto tiempo me quitó la fuerza y la resistencia para los entrenamientos pesados. Cameron y Damon han estado muy extraños desde hace una semana, incluso han llegado a evitarme siempre que estoy en casa.

Por tanto sólo me queda averiguar qué les pasa. Miro el reloj colgado en la pared que marca las doce en punto, algo temprano sin embargo no me quejo de ello. En pocos minutos la instructora nos llama para regresar a practicar la coreografía.

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—Me muero de hambre ¿Qué dices si pasamos comiendo por un restaurante? Estoy que me muero de inanición —dramatiza Kira una vez que salimos del estudio.

—Tengo que cuidar de Tedd ya que no puedo dejarlo solo en casa —me dedico a negar cargando al niño en brazos.

—No es problema que venga con nosotras. Así nos conocemos mejor, además, deberías de salir más seguido de esa casa, no quiero que dejes tu diversión a un lado sólo por ser mamá —me sonríe dulce y amable— Anda ¿Sí? Y ya luego nos regresamos para que estés tranquila a la hora que tú quieras.

Miro a Tedd por breves segundos en los que su manita aprieta mi muñeca indicando que está bien, por tanto asiento en silencio inexpresiva.

—Eso es. Y dime Tedd ¿Qué te gusta hacer cuando estás solo en casa? —inquiere la muchacha hacia el niño que le observa curioso en silencio.

—Me gusta mucho el ajedrez —responde el niño mientras unta la mermelada en sus tostadas.

—¿Cuándo es tu cumpleaños? —le sonríe una vez más amable y curiosa la castaña.

—Tres de diciembre —replica el infante con tono bajo.

—Entonces está cerca —el niño sólo asiente— Es igual de cauteloso que tú Mia.

—No nos gustan las preguntas —me limito a responder con aire burlón mas aún inexpresiva.

—Si me lo preguntas, eres probablemente la persona con la que más disfruto hablar y pasar el tiempo, puesto que eres callada y no eres falsa en sus expresiones faciales —se sincera dando un mordisco a su hamburguesa— Y tu niño en verdad es igual de educado e inexpresivo que tú, son literalmente como dos gotas de agua.

—¿Tienes hermanos? —la castaña niega.

—Y si los tengo no los conozco —responde irónica para mi desconcierto— Lo siento, debí ser más específica. Crecí en un monasterio, iba a dedicarme a ser monja, pero decidí escaparme y, fue un desastre. Acabé siendo criada por un viejo leñador llamado Pete Peterson, sonará muy irónico su nombre y lo sé, pero por justamente haberlo considerado un padre, decidí ponerme su apellido y el nombre de quien me dijo era su hermana —por cómo sonríe al recordar parte de su vida, me doy cuenta de que al menos fue feliz en su momento.

A diferencia de mí, claramente

—Y bueno, me consiguió una beca en el estudio y, con la recomendación de la instructora, pude encontrar un trabajo como asistente de cocinero y me pude pagar mi primer departamento, ese año pese a ser uno muy frío, fue muy exitoso para mí, de resto he tenido que venir aprendiendo las cosas por mi cuenta —se encoge de hombros con un suspiro— Imagino que la vida no ha sido muy justa contigo.

Desvío por breves segundos la mirada al suelo

—¿Cómo te sentirías si cada día tu mente te hiciera recordar tus errores y te hiciera revivir el pasado? —la castaña suspira con pesadez.