Maximilian Archibald, el monstruo como lo llaman sus conocidos, no es más que un hombre implacable escondido bajo una personalidad tonta y absurda; regenteador de uno de los casinos más famosos y experto en finanzas lleva años buscando una oportunid...
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—¿Tienes lo que te pedí? —inquirió apenas vio a Davenport sentarse.
El rubio miró a uno de sus amigos con seriedad.
—Sí —respondió con un suspiro rendido y lanzó sobre el escritorio la carpeta—. Ahí está todo.
Max la tomó y leyó de forma rápida pasando los ojos a través de las palabras.
—Así que la muy estúpida tiene un nuevo empleo y un nuevo nombre —respondió apretando los labios—. Igual me importa un carajo, la he encontrado.
—Tal vez solo deberías dejarla ir —dijo Chris Davenport—. No es sano.
—Hay cosas que son insanas y seguimos haciéndolas —dijo sin despegar la vista de los papeles—. Fumar en exceso causa la muerte, y seguimos fumando. Odiar hace lo mismo.
—¿Estás deseando la muerte? —inquirió.
—La he anhelado por años —dijo mientras su amigo le miraba especulando.
—¿Pero es que hoy las mariposas han decidido reunirse? —inquirió Parker entrando en ese momento.
—Al fin llegas —dijo Max—. Cada día son más flojos.
—¿Bellota y Burbuja no han llegado? —inquirió Parker—. Es lo malo de que tengan novia, he investigado a conciencia y la única Kannavage que queda es la madre, espero en unos meses no estés sufriendo por ella.
—Vete al carajo —dijo Max—. Ese debería ser Maddox. Me da miedo que fantasee con su suegra.
—¡Por los clavos de Cristo! —dijo Davenport—. Eso es asqueroso.
—De Maddox lo esperamos todo —dijo Parker—, aunque espero que no pase y también espero que Max no encuentre una prima pérdida de las Kannavage, un esperma regado por ahí del padre o algo porque me veré solo en unos meses. Mis amigos se han vuelto unos amos de casa de lo más sensibleros, románticos y eso que Hurs no se casa aún. De esos que dan ronchas, cantan y silban todo el día, ya sabes. Hurs se ha vuelto una Blancanieves hablando con los pajaritos y Maddox es la reencarnación remasterizada de Cenicienta. Lamentable la situación.
Parker llevaba su cabello revuelto y se lo acomodó mientras miraba a Davenport observarlo.
—¿Eres rubio ahora? —dijo Chris—. Que extraño, estoy tan acostumbrado a verte castaño y de ojos miel.
—Siempre he sido rubio, princesa —dijo lanzándole un beso—. Lo que sucede es que soy multifacético.
—Como olvidarte en tacones y el vestido —dijo Davenport—. Te veías divina.
—Como debe ser —dijo mientras se sentaba y servía un trago—. Un rey debe verse perfecto en todas sus facetas, incluso de reina.
