Maximilian Archibald, el monstruo como lo llaman sus conocidos, no es más que un hombre implacable escondido bajo una personalidad tonta y absurda; regenteador de uno de los casinos más famosos y experto en finanzas lleva años buscando una oportunid...
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No llevo ninguna vida miserable porque me hace feliz ver sufrir al hijo del hombre que más he odiado —dijo olvidando que su familia estaba ahí—. Tu madre debió casarse conmigo, si él no hubiera aparecido. Tú serías mío, yo estaría con ella. Todos seríamos felices.
—Que estúpido eres —dijo Max provocándole—. Mi madre no te quiso, ama el dinero, se casó con mi padre por eso. Nunca ni en un millón de vidas te habría elegido por encima de alguien con dinero.
—Lo dices porque te duele lo que pasó, pero te diré algo, el hijo de Jane es mío —dijo y Max endureció el gesto—. Cuando eso pasó y te fuiste, ella acababa de abortar un hijo tuyo. Antes de que le dieras la contraseña, ella abortó por voluntad y después de eso se acostó conmigo la primera vez. Max es mío. La muy perra te sigue jodiendo la vida.
Aquello le hizo pensar a Max que probablemente tenía razón, había mucho que ya no sabría dado que ella estaba muerta y probablemente Max no era su hijo, Jane y ella no habían tenido sexo porque ella estuvo enferma y después vino todo.
—Igual no me importa —dijo con seguridad—. Él no será como tus otros hijos.
—¡Entonces no pensabas darle nada a mi hijo! —dijo la mujer interrumpiendo—. Pensabas abandonarnos.
—¡No! —dijo August—. Él miente.
—No miento y lo sabes —dijo Max alentando la disputa entre ellos—. Desmiente aquí mismo que no lo dijiste. Niega que sean tus hijos, niega que dijiste amarlos y protegerlos, algo que no has hecho con tu hijo mayor.
Aquello encendió la rabia. De su hijo que observó a su padre y este lo miraba con ojos muy abiertos.
—Será mejor que nos vayamos —dijo la maestra—. Deja que ellos se resuelvan solos.
Intentó llevarse a su novio pero no lo logró.
—El muy maldito no nos ha querido jamás —dijo acercándose a su padre de manera amenazante—. Nunca has querido a mi madre que lo ha soportado todo por ti.
—No es así —refutó August.
—Acabas de admitir que amabas a otra mujer —dijo y August se removió incómodo.
Algo atrajo la atención de Max al ver a Parker salir con Margot y llevarla detrás de la estación.
Sonrió de forma interna al darse cuenta de que ella ya estaba bien.
El hijo de August se acercó a su padre y lanzó un puñetazo sin más mientras la novia de este apuntó a Max.
La mujer mayor no sabía qué hacer si defender a su hijo o ayudar a la novia de su hijo.
Decidió quedarse ahí apuntando a Max antes de que los dos hombres se separara.
—¡Yo jamás te haría daño, eres mi hijo! —gritó August alejándose al ver a su primogénito con el porte tenso—. Es él quien quiere envenenarnos unos contra otros.
