Maximilian Archibald, el monstruo como lo llaman sus conocidos, no es más que un hombre implacable escondido bajo una personalidad tonta y absurda; regenteador de uno de los casinos más famosos y experto en finanzas lleva años buscando una oportunid...
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Parker sonrió.
—¿Sigues con eso? —preguntó—. Si sientes que es lo correcto, adelante.
—Le he dado vueltas toda la semana —dijo un tanto avergonzado—. Creo que es lo mejor. Ella no me ha buscado y ayer esperaba encontrarla cuando fui a recoger mi auto, el de ella también estaba listo, pero no llegó.
—Entonces discúlpate —dijo Hurs—. Si crees que es lo mejor, ve a hacerlo.
—Tal vez pueda ir rápido y volver en una hora —dijo como si tuviera que justificarse.
—Adelante McFly —dijo Parker señalando la puerta—. Ve a hacer tu futuro, aquí estaremos cuando vuelvas.
Las carcajadas no se hicieron esperar antes de él los mirara ofendido.
—Ahora sí señoritas, me deben 100 libras cada uno —dijo Parker al ver Max caminar a la salida.
Max se detuvo y se giró.
—¿Apostaron? —preguntó.
—Deja de hacerte el santo —dijo Parker—. Tú también apostaste con Maddox y con Hurs.
—Somos hombres de negocios —dijo Hurs.
—Regenteadores de casino —dijo Maddox—. Apostamos siempre, y también perdemos siempre frente a esta cosa. Ya tiene un dineral a nuestra costa.
—Dejen de ladrar y paguen —dijo Parker mientras Max salía riendo de ahí.
—Es un robo —dijo Hurs al tiempo que sacaba su celular y hacía la transferencia—. Voy a decirle a Scarlett que me asaltaron.
Maddox hizo lo mismo.
—¿Ya cuánto les has robado? —preguntó Melina—. Perdón ganado en juego limpio.
—A estos dos 230 libras con la de hoy y a Max 210 libras. Esta ha sido la apuesta más alta —dijo orgulloso.
—Ese monstruo es un blandengue —dijo Maddox—. Muy rudo, muy rudo pero nada más apareció una periquita de plumaje durado y se va de cacería.
—Boo ya lo atrapó —dijo Hurs—. Igual nunca he pagado una apuesta más feliz que hoy. Al menos lo veo más animado.
—Debí apostar 200 —dijo Parker—. ¿Se imaginan una cría de una periquita y un monstruo?
Maddox arrugó el rostro.
—Algo así como Godzilla —dijo Hurs—. Puros rugidos y de aspecto terrible pero solo rompe edificios.
Estallaron en carcajadas y continuaron su convivio.
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Max aparcó frente al trabajo de Margot sin saber qué diría pero seguro de que era lo correcto.
