Max la observó y quiso decir algo pero ella se puso de pie y abrió la puerta de su casa en una clara invitación a que se fuera.
Un hombre cruzó la puerta que para nada era un universitario y que sin duda le había mentido diciendo que era su compañero.
El sujeto la saludó y se sentó en el sofá.
—Que tengas buen día Max —dijo con una sonrisa.
Max quiso decir algo pero de nuevo no supo qué, temía decir alguna estupidez y poner las cosas peor, así que terminó por salir de ahí y volver al casino.
Todo el camino pensó en lo que ella le había dicho, contrario a lo que creyó, se dio cuenta de que ella era inversa a su carácter, cuando se enojaba solía callar.
Ni siquiera sabía lo que le enfadaba más, si que se quedara callada o que hablara todo el tiempo.
Se detuvo frente al casino e ingresó de nuevo hasta hasta la oficina de Maddox donde supuso que estarían tras el ruido que solían hacer.
—Ya volviste —dijo Maddox—. Qué bueno porque mi esposa trajo comida.
Su semblante alegre lo hizo sonreír.
—Aprovechemos ahora que Hurs está fuera y no se lo acabará todo —dijo Parker—. No tiene perdón de Dios.
—Ni del diablo —dijo Maddox.
Comenzó a servirse comida y esperó a que su amigo dijera lo que le pasaba.
—Me mandó al carajo —dijo mirando a Maddox que dejó de masticar y a Parker que bebía su soda—. Está enfadada pero más que eso creo que está desilusionada del tipo de hombre que soy.
—No la culpo —dijo Maddox antes de reír.
—Bien, no pasa nada —dijo Parker—. Fue mejor así, para ambos.
Max lo observó sin saber si lo decía en serio o con la intención de obtener algo pero de lo que estaba seguro era de que él sentía extraño todo eso, más bien se sentía extraño de que ella no estaría más.
Pasó la tarde entre sus amigos aunque ninguno podía negar que extrañaban a Hurs y sus ocurrencias, hizo sus pendientes de trabajo y algunos de Hurs y después se despidió para ir a su casa aprovechando que no tocaba trabajar.
Recogió a su hijo como cada día antes de ir hacia su casa.
Una vez ahí habló con su hijo que no paraba de decir que estaba mejorando en la defensa porque la hija de Parker le estaba enseñando.
Así que después de escuchar todo un relato de cómo ella lo vencía en cada pelea terminó por verlo dormir en el sofá.
Sonrió y lo cargó hasta la habitación donde lo acomodó y salió de nuevo para sentarse en la sala.
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SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)
RomanceMaximilian Archibald, el monstruo como lo llaman sus conocidos, no es más que un hombre implacable escondido bajo una personalidad tonta y absurda; regenteador de uno de los casinos más famosos y experto en finanzas lleva años buscando una oportunid...