Capítulo 10

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Max pasó los siguientes días en su casa con su hijo, recibiendo llamadas de sus amigos y una que otra invitación de Hurs para distraerse pero de momento no quería nada

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Max pasó los siguientes días en su casa con su hijo, recibiendo llamadas de sus amigos y una que otra invitación de Hurs para distraerse pero de momento no quería nada.

   Pasaba todo el tiempo acostado con él y solo pedían algo de comer que ninguno terminaba y que su fin era el cesto de basura.

   Los dos estaban tristes pero se habían animado uno al otro y aunque no resultaba como esperaban, el niño era quien más ponía de su parte, sugería películas o cualquier otra cosa que le sirviera de distracción mientras que Max trataba de mostrarse animado.

  Le había pedido a Maddox que iniciará el reconocimiento legal de su hijo mientras que Davenport facilitaría el apócrifo resultado de ADN siendo el único que trabajaba como doctor.

   Hablaba casi a diario con sus amigos pero seguía deprimido y sintiéndose culpable de la muerte de Jane, después de todo según su apreciación él la obligó a huir de la seguridad en la casa de Parker y por ello él la había encontrado.

   La gente le decía que no era culpa suya y agradecía que Perséfone estuviera ahí cada tarde para animarlos a ambos, aunque no lo conseguía debía reconocer que se esforzaba.

   Había pensado en buscar una niñera que lo ayudara con su hijo cuando él trabajara de noche pero Brooke se ofreció a quedarse con él esos días y debía reconocer que se sentía más seguro dejándolo con alguien que ya conocía, así que habían acordado que lo llevaría por las tardes al restaurante antes de irse a trabajar.

   Había pasado más de una semana y aunque quería animarse no podía, incluso se había cuestionado como una persona podía seguir sin el amor de su vida.

    En algún momento pensó en destruirla pero estaba claro que no lo habría soportado y que quizás nunca se hubiera atrevido.

   Miró a su hijo que desayunaba en silencio.

—Hoy debo volver al trabajo —dijo después de un rato—. Te dejaré con la esposa de mi amigo por la tarde y te recogeré mañana.

—Está bien —dijo agachando la vista—. ¿Volveré a la escuela?

—Sí, por supuesto que sí —dijo con un suspiro—. Iré hoy a la escuela para arreglar eso, aunque preferiría que vayas a otra escuela.

   El pequeño asintió sin agregar más y entendió que ahora debía estar bajo las condiciones de él.

    Max le había preguntado tantas cosas, entre ellas se había enterado de que iba un año atrás de acuerdo a su edad debido a los múltiples cambios de residencia, pero estaba dispuesto a enfrentarse también a eso.

—Hoy mismo veré una escuela para ti —dijo alborotando su cabello—. Si quieres ir conmigo está bien.

—Podrías dejarme con Perséfone —dijo y Max sonrió—. Siempre me da chocolates.

SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora