Capítulo 20

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-Te quedaste callado, creí que te habías ido -dijo

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-Te quedaste callado, creí que te habías ido -dijo.

-Estaba husmeando tu decoración -añadió-. Me gusta, aunque es mi deber decirte que un día terminarás con diabetes, ¿tienes chocolates en el baño también?

-Me gustan mucho -dijo divertido-. Eso lo sabes desde que me conoces, no sé de qué te sorprendes.

-No me sorprende -dijo divertido-. Bueno sí, un poco, no sabía que tenías chocolates todo el tiempo. Te haría bien buscarte una novia que haga chocolates, no sé, tal vez una castaña de ojos azules.

Parker detuvo sus manos que estaban sobre los botones de su camisa antes de mirarlo con atención.

-¿Qué insinuas? -preguntó con curiosidad-. ¿Qué tengo interés en Perséfone?

-Eso no lo sé -dijo apenas conteniendo la risa-. Eso deberías decirlo tú.

-¿Qué esperas que diga? -respondió.

Se dio la vuelta y comenzó a buscar un chaleco como los que siempre usaba y se lo puso mientras se veía al espejo.

-Podrías empezar por contarme quién es Topacio y por qué no la has presentado cuando le dices por mensaje que la amas -dijo y Parker detuvo lo que hacía antes de girarse-. Nadie va a juzgarte por estar enamorado, hay dos idiotas allá que se reirán pero nada más.

-Las burlas me importan poco a decir verdad -dijo mientras se sentaba-. Me preocupa ella, es todo.

-Entonces están juntos -aseguró mientras él mismo asentía-. ¿Y Melina?

-¿Qué hay con ella? -preguntó.

-Se supone que tú y ella tienen una relación -dijo obviando el problema-. No te has cansado de pasarle a la rusa y ahora a Topacio en la cara, ¿qué piensas hacer con eso? Sabes que nadie va a permitir que le hagas daño.

-Yo mismo no voy a permitirme eso -dijo con seriedad-. Melina siempre tendrá el lugar que tiene y eso no se lo quita nadie. Además ella sabe qué esperar de todo esto, tampoco es como que esté muriendo de amor por mí.

-Eres un descarado -dijo negando con la cabeza.

-Deja de comerte el cerebro -acotó Parker-. Hay cosas que no comprenderás quizás nunca, pero solo porque me gusta ver el mundo arder, voy a decirte algo. Topacio estará aquí esta tarde.

Max lo miró con los ojos entrecerrados tratando de descifrar qué tan cierto era pero como siempre, no pudo encontrar nada.

Lo vio tomar la pulsera y guardarla en su bolsillo antes de que comenzara su ritual de transformación.

Se acomodó el cabello y se colocó todo lo necesario antes de bajar con él y encontrar a Melina atendiendo a algunos invitados.

Max miró alrededor. Había un sin fin de mujeres que suponía eran madre de alguna de las niñas del lugar, pero encontrar a Topacio entre ellas sería una labor titánica.

SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora