—¿Qué haces aquí? —dijo Maddox—. Creí que estarías en tu casa pero veo que estás ocupado.
Parker miraba la mano de Max sobre la cintura de Perséfone y después a ella que le devolvió el gesto con altanería.
Se dio la vuelta cuando su teléfono comenzó a sonar y salió de ahí dejando a sus amigos dentro.
—Vine por Perse —dijo Max—. ¿Y tú seguro estás aquí por Lilith?
—Sí —dijo Maddox.
—Lo que me preocupa es si la castaña diversa vino por la tercera Kannavage —dijo Perséfone envuelta en risas.
—No lo creo, a él le gustan altas y estilizadas —dijo Maddox—. Mi suegra no forma parte de sus mujeres.
—¡Oh! le gusta ser el machito —dijo un gesto de desagrado.
Maddox empezó a reír en el momento en que Parker apareció de nuevo al mismo tiempo que Brooke decía que estaban listas.
—¿Qué les parece si paso por ustedes mañana para irnos directo a la cena de compromiso de Hurs? —dijo Maddox—. Es en casa de sus padres y aunque a Hurs no le agrada mucho la idea, no quiere hacerles el desaire.
—Por mí está bien —dijo la madre de Brooke—. Hurs llegará por Scarlett.
—Yo puedo llegar por Perséfone —dijo Max—. En fin nosotros nos retiramos, los veo en la noche en el casino.
Perséfone se despidió de todos con un beso en la mejilla a excepción claro de Parker y se fue con Max.
—¿Donde vives? —preguntó pero ella veía su celular.
Lo guardó y después le indicó a dónde ir y así lo hizo.
—Tal vez deberías escuchar un poco más a la pelitos de muñeca —dijo de repente—. En el fondo es tu amigo y creo que nunca te hará daño deliberadamente.
—¿Estás sugiriendo que lo escuche y deje que se meta en mis asuntos? —inquirió—. Creo que no conoces a Parker, va a tomar el control por completo.
—No lo dudo, pero también creo que es bastante analítico —replicó—. No ganas nada llevándole la contraria, estoy seguro de que igual hará lo que le venga en gana. Es una chica rebelde.
—Tal vez sí —dijo Max—, pero quiero sacarme la rabia de encima, tanto como tú quieres hacerlo con él.
—Son cosas diferentes —dijo ella—. Tú quieres destruirla pero a la vez no, porque te duele y porque te hace daño. Yo no quiero destruirlo, solo quiero justicia sabes, quiero verlo pagar lo que me hizo. Es una tarea difícil pero no imposible, voy a lograrlo.
—¿Y tu concepto de justicia y venganza no son similares?
—Para nada —dijo Perséfone—. Yo no quiero matarlo o lastimarlo físicamente, no podría vivir con algo así, en primera porque aún lo quiero, en segunda porque solo quiero que aprenda la lección y no lo vuelva a hacer. No soy mala, aunque parezca lo contrario. Solo tengo un corazón roto y a la defensiva.
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SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)
RomanceMaximilian Archibald, el monstruo como lo llaman sus conocidos, no es más que un hombre implacable escondido bajo una personalidad tonta y absurda; regenteador de uno de los casinos más famosos y experto en finanzas lleva años buscando una oportunid...