Capítulo 24

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La mujer miró a los dos hombres exigir y apretó los labios sin saber qué responder

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La mujer miró a los dos hombres exigir y apretó los labios sin saber qué responder.

—Solo es algo que a veces hago —dijo a la defensiva.

—Enséñeme la maldita planta —dijo Max—. Quiero saber dónde está porque los niños no la encontraron y fueron además atacados por un extraño en un descuido suyo.

—Le dijimos hace unos minutos —dijo el niño y ambos se giraron a verlo—. Solo respondió que no pasaba nada.

   La mirada de Max y Parker empezó a incomodar a la mujer.

—Me voy a encargar de que no vuelva a estar cerca de mi hija —dijo Parker.

—No voy a permitir que me hable así y mucho menos me amenace —respondió.

—Me vas a permitir lo que me venga en gana —dijo un Parker que usaba un tono bajo pero enfático—. Simplemente porque puedo hacerlo.

   La mujer se removió antes de que ambos tomarán a sus hijos y los llevarán al auto.

—No vendrás a clases algunos días —dijo Parker y la niña asintió.

—Hablamos en el casino —dijo Max que tomó a su hijo para llevarlo al auto.

   Dentro escuchó la versión del niño de nuevo, este contó todo. Desde que terminó sus clases y fue al aula de la niña y después fueron enviados por la maestra.

—¿Viste su auto? —preguntó y el niño negó.

   Aseguró solo ver el color pero no podría identificar ni el modelo ni las placas de este dado que se echaron a correr en cuanto lo liberó.

   Lo llevó al restaurante de las Kannavage donde se dijo que no estaba seguro. August debía saber cada paso que su hijo daba y seguramente sabría que estaba en casa de ellas.

   Comieron ahí y habló con ambas sin alarmarlas mientras no hablara con Maddox y Hurs.

—¿Estás escuchando? —dijo Scarlett.

—Discúlpame —dijo un tanto confundido—. No estaba atento.

—Dije que ya solo faltan unas semanas para la boda —dijo divertida—. Vamos a hacer un convivio todos juntos, creo que ustedes tendrán el suyo y al otro día haremos uno todos juntos.

    Sonrió y se despidió aunque ambas hermanas le miraron raro al no dejar al niño.

   Lo llevó a su casa donde tomó ropa y todo lo necesario para el niño antes de llevarlo al lugar donde sabía que no le harían daño.

   Condujo con tranquilidad hasta ver de nuevo la verja.

   Melina le sonrió al verlo.

—Te esperábamos —dijo Melina—. Están todos dentro, voy a llevar a los niños mientras hablan, ya luego me pasan el chisme completo.

SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora