Max salió de inmediato del casino llevando consigo los papeles que había recibido junto a las memorias y apenas conteniendo su temperamento mientras se negaba a creer lo que decía ahí y lo que se demostraba en los USB.
El sonido de su celular lo hizo salir de sus pensamientos por lo que miró la pantalla y conectó el teléfono al bluetooth de su auto antes de contestar.
—Dígame —dijo en tono poco amable al abogado que llevaba su caso—. Antes de que diga algo, necesito saber en qué tiempo puedo disponer de mi herencia.
—Desde ya mismo —respondió—. Es precisamente por eso por lo que le llamó y aprovechando mi estancia en la ciudad preferiría verlo en unos minutos de forma rápida.
Max maldijo por lo bajo, necesitaba ir a atender otras cosas pero de momento no le quedaba de otra más que asistir a la reunión con el abogado para no llegar con las manos vacías.
Se citó en media hora en la oficina del hombre y sin más condujo hasta allá a la brevedad.
Llamó a sus amigos para decirles lo que haría y estos se mostraron comprensivos con él mientras le aseguraban que buscarían la manera de proteger a Margot entre todos.
Llegó a la oficina y se anunció mediante una llamada dado que siendo tan tarde no había personal en el lugar. De inmediato un vigilante llegó y lo guió hasta el despacho donde encontró al sujeto abrazando a una mujer joven y muy guapa.
—Buenas noches —dijo y este sonrió.
—Buenas noches, siento citarte tan tarde pero debo volver esta misma noche y no podía verte mañana —dijo señalando el asiento—. Mi esposa Angeline.
La mujer le sonrió y Max hizo lo mismo pero ella salió de ahí casi de inmediato para dejar a su esposo.
—¿Qué es lo que necesita saber? —inquirió.
—Mas bien, necesito decirte algunas cosas y preguntar otras —respondió el abogado—. ¿De dónde sacaste que te correspondía el 50 por ciento de la herencia?
—Mi madre me lo dijo, cuando mi padre murió yo no estuve en la lectura del testamento y fue ella quien me lo dijo, me mostró el documento —respondió incómodo tras la mirada del abogado.
Hubo un silencio en el que el abogado buscó algo entre los papeles de su escritorio.
—Eres el único heredero de ese dinero —dijo sorprendiendo a Max extendiendo un folder—. Busqué al notario que llevaba los supuestos asuntos de tu padre, me dio la documentación; sin embargo, un conocido mío y buen colega siempre verifica que la información sea verídica. Hubo un segundo testamento fechado algunos meses después del que tú conoces y dos semanas antes de su muerte y que evidentemente invalida el anterior.
Max lo observó antes de preguntar.
—¿Qué es exactamente lo que insinúa? —preguntó un tanto incómodo—. ¿Insinúa que mi madre me escondió esto?
ESTÁS LEYENDO
SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)
RomanceMaximilian Archibald, el monstruo como lo llaman sus conocidos, no es más que un hombre implacable escondido bajo una personalidad tonta y absurda; regenteador de uno de los casinos más famosos y experto en finanzas lleva años buscando una oportunid...