Capítulo 22

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Max se separó de ella cuando recapacitó en lo que estaba haciendo, ella le miraba atenta, como si buscara interpretar lo que había pasado

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Max se separó de ella cuando recapacitó en lo que estaba haciendo, ella le miraba atenta, como si buscara interpretar lo que había pasado.

—Yo, lo siento, no debí —dijo antes de darse la vuelta y huir de la casa de Margot aunque ella le llamaba.

   Subió a su auto y buscó sus llaves con las manos temblorosas.

   Las tomó pero se le cayeron y maldijo, por lo que trató de calmarse antes de tomarlas de nuevo y conducir de vuelta a casa de Parker.

   En cuanto llegó se dio cuenta de que había muy poca gente en la fiesta. Se acercó a sus amigos que convivían en la sala de estar menos Parker.

—¿Y Fiona transformada dónde está? —preguntó apenas los miró.

—Está en la cocina creo —dijo Maddox.

—¿Desde cuándo es tan hogareño y tiene interés por el arte culinario? —preguntó de nuevo.

—No lo sé pero le escribieron y se excusó de inmediato —dijo un divertido Hurs—. Ya sabes cómo son los hombres, apenas aparece una mujer y olvidan la dignidad.

—¿También aplica para ti? —preguntó Max.

—¿Por quién me tomas? —preguntó escandalizado—. Obviamente sí me incluye. Mi Bella silba y sacudo la cola.

    Maddox comenzó a reír pero asintió sabiendo que él hacía exactamente lo mismo.

   Parker llegó en ese momento y Melina sobre la otra entrada.

—¿Dónde estaban? —inquirió Maddox.

—Despidiendo a los últimos invitados —dijo Parker.

—Así es —añadió Melina—. Estoy feliz de que se hayan ido.

   La hija de Parker, Max y un tercer niño llegaron, el último lloraba y se acercó a Melina.

—¿Qué te ha pasado? —preguntó abrazándolo.

—Se cayó —dijo Sam—. En realidad fue nuestra culpa, es pequeño y saltábamos así que nos imitó.

   La seguridad con la que lo dijo admitiendo una responsabilidad que no tenía causó una sonrisa en casi todos.

—No pasa nada —dijo Melina—. Es solo un rasguño. Deberían cambiarse la ropa, están sucios.

—Ahora voy —dijo mirando al pequeño Max—. Tengo algo que seguro te queda.

   El niño parpadeó y asintió antes de mirar a su padre.

—Ve —dijo antes de que Parker llamara a una niñera y le pidiera que los ayudara.

—Todavía me sorprende tu hija —dijo Maddox—. No viste como una niña.

—No hay ropa de niña o niño —dijo Parker—. A ella le gustan los pantalones, las camisas, los tirantes, en fin, no hay nada de malo.

SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora