Capítulo 8

53.5K 5.7K 1.8K
                                    

Los cinco se apresuraron a correr escaleras abajo pero fue Hurs quien abrió la puerta para dejar a la vista al hijo de Jane evidentemente lastimado pero solo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los cinco se apresuraron a correr escaleras abajo pero fue Hurs quien abrió la puerta para dejar a la vista al hijo de Jane evidentemente lastimado pero solo.

   Corrió a refugiarse en los brazos de Parker que lo recibió aún algo consternado y sin entender en absoluto.

—¡Por favor! —suplicó en medio del llanto—. ¡Ayúdeme!

   Max se acercó a él y se acuclilló a su lado.

—¿Dónde está tu madre? —inquirió—. ¡Dónde está!

   Hurs lo tomó de la camisa y lo reprendió con la mirada al ver al niño encogerse de miedo con el grito de Max.

—¿Por qué no nos dices dónde está tu mamá? —dijo Maddox—. Podemos ayudarla si nos dices.

—En casa —respondió en medio del llanto—. Un hombre llegó y comenzó a maltratarla. Ella había dicho que viniera aquí siempre que tuviera problemas.

—Ven aquí cariño —dijo Melina—. Esos hombres irán a ayudar a tu mamá, solo dales la dirección y esperaremos a que vengan con ella.

   El niño recitó la dirección y de inmediato los cuatro hombre salieron de ahí mientras Melina llamaba a la policía y le daba la dirección del lugar.

   Max por su parte subió a su auto seguido de Maddox en el suyo con Hurs y Parker.

   Los tres temían un arrebato de Max sabiendo lo violento que se ponía cuando perdía el control.

   Una vez se detuvieron frente a la pequeña casa se bajaron.

   Max no esperó más y entró con el miedo atravesando su corazón.

   La encontró en el piso, sangrante y con la respiración tan débil que lo peor pasó por su cabeza.

   Escuchó la maldición de su Maddox y después uno de sus amigos llamaba a la ambulancia mientras él solo se arrodilló frente a ella que respiraba despacio y agitada.

   Se quitó la chaqueta y presionó la herida que tenía en el pecho y de donde mandaba la sangre sin control.

  No se atrevió a decir nada, solo la observó mientras ella derramaba lágrimas y miraba a Max como si con ello pudiera decirle lo que no pudo.

—Max —musitó.

   Él negó de forma automática.

—Cállate —dijo autoritario—. No gastes energía. Solo vamos a esperar a que vengan la ambulancia.

   Hurs estaba revisando el lugar en el momento en que la policía llegó y entró para revisar.

   Un oficial se acercó a Maximilian para observar la escena y aunque intentó apartarlo, él no hizo caso.

SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora