—¿Puedo pasar? —dijo Melina asomando la cabeza.
Max sonrió y le extendió la mano para que pasara.
Melina se acercó y se sentó en sus piernas acariciando su cabello.
—Todo estará bien —dijo mientras él respiraba en su cuello—. Pasará, cariño.
—Me siento más solo que nunca —confesó—. No importa cuanta gente haya, me siento solo.
—Lo sé —dijo Melina—. A veces me pasa lo mismo, a veces incluso creo que no voy a poder, pero siempre me termino levantando por él y solo por él. Cada mañana respiro porque él lo hace, sonrió porque él me sonríe y no puedo pensar en nada más que en eso. No hay días malos cuando él me mira o me da un beso.
Max la miró y sonrió con tristeza conociendo su situación.
—Tú tienes una razón enorme para sonreír y para levantarte cada vez que sientas que no puedes más —continuó—. No dejes que la tristeza se apodere de ti.
Abrazó a Melina entendiendo lo mucho que ella sufría para poder lograr aquello por lo que años se había preparado.
—Parker no te dejará —dijo con una media sonrisa—. Nadie lo hará.
—Lo sé, yo tampoco voy a dejarlos a ustedes pero entiendo que un día se irán a formar una familia, mira a Maddox y a Hurs —contestó—. Tú lo harás un día. —Max negó—. Hasta Parker que tanto se resiste lo hará. Me dolerá mucho dejarlo ir sabes, pero sé que lo hará. Me dolerá dejarlos ir a todos pero es parte del proceso.
—No iremos a ningún lado —dijo Max—. Vamos a estar siempre juntos, como desde la noche en que llegaron a la vida de los cuatro.
—No seas tan duro contigo mismo —añadió dejando una caricia en su rostro—. Si ella ya no está, dale la gloria que necesita siendo feliz. Está claro que Jane nunca hubiera deseado que sufrieras, ella deseaba que fueras libre, feliz. Haz que su muerte valga la pena.
Max asintió y dejó que ella lo abrazara de nuevo, como cada vez que estaban tristes, solos y enojados.
Melina era la chica de los cuatro, desde que había llegado a la vida de todos se convirtió en la reina, esa misma que Jan el regenteador de las peleas decía que era resguardada por los cuatro jinetes del apocalipsis.
La puerta de abrió para dar paso a Parker que se sorprendió un poco al verlos juntos pero luego sonrió.
Melina se puso de pie, con los ojos rojos que dejaban en evidencia que había llorado.
Se acercó para saludar a Parker dejando un beso en su mejilla pero él la abrazó y no la soltó; la observó directamente tratando de ver lo que le pasaba.
Melina hizo un puchero como cada vez que él la miraba de esa manera y terminó por sollozar en sus brazos.
Si había alguna debilidad para Parker, esa era Melina. Se había establecido entre ellos una relación que nadie esperaba y que quizás nadie entendería nunca, aunque Max siempre había esperado que se quedarán juntos porque a donde iba uno el otro estaba. Ellos eran así y se amaban de una manera tan incondicional que uno moriría por el otro.
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SEDUCIR AL MONSTRUO (SERIE EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 3)
RomanceMaximilian Archibald, el monstruo como lo llaman sus conocidos, no es más que un hombre implacable escondido bajo una personalidad tonta y absurda; regenteador de uno de los casinos más famosos y experto en finanzas lleva años buscando una oportunid...