X Cap. 13

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— ¿Josh?

El hombre con bata blanca tenía medio cuerpo al interior del vehículo cuando el castaño notó su presencia. Había llegado al estacionamiento desorientado, Debby era el centro de su universo, su mayor preocupación ahora mismo. No podía pensar con claridad, el estado de la castaña era estable pero la tan sola idea de que algo así ocurriera en su ausencia lo desequilibró.

— ¿Qué sucedió? —pregunta furioso al castaño— ¡¿Qué le hiciste?! 

Antes de oír respuesta por parte de Tyler, aprisionó el cuello del menor entre manos.

— Jos--

De un momento a otro su canal respiratorio había sido obstruido. Golpeó con las manos, trató de moverse, generar impulso alguno que lo liberará. Retazos de lo que fue su vida entre hombres extraños atravesó rápidamente ante sus ojos; así, justo así había iniciado el ataque con el último hombre que lo había recogido de la calle, las bofetadas que recibió esa noche, los gritos de ayuda que libró y la repugnancia de su intimidad ultrajada. Lo que fue cerrar unos segundos los ojos, lo cubrió de cargadas lágrimas. Era imposible huir, por lo que trató indefenso de liberarse de las garras que lo apresaban y empezó a arañar las manos ajenas.

Su voz era apenas audible: — Po--por--porfav--or

Josh ejerció presión. — ¡¿Qué le hiciste?!

— Josh--po--pof-porfavor.

La voz que clamaba ayuda desapareció. Josh observó el rostro del afligido, tenía las manos húmedas por las lágrimas ajenas. No supo qué hacía, por qué lo estaba ahorcando. Liberó a Tyler de inmediato.

— Yo-o yo, no quería.

Recobrose adolorido, capturando bocanadas enormes de aire, se alejó con rapidez del doctor. No importó el dolor, no podía quedarse en ese lugar, no con esas personas tan extrañas. No quiso pensar en Debby mientras abría la puerta de copiloto y caía a bruces del vehículo contra el asfalto, no quiso retroceder cuando Josh empezó a gritar de que se detuviera.

Le dolía mucho la costilla izquierda, sintió mareos y el aire, aunque presente, no ingresaba del todo a su sistema. Continuó respirando pero sentía que no lo hacía.

¿Por qué siempre tenía que ser él culpable?

No quería venir en un principio, tampoco pidió ayuda cuando había quedado inmóvil en una autopista, no busco huir de casa por capricho, tampoco meterse en la cama con extraños.

No quería que lo lastimen, no más, nadie podría lastimarlo desde ahora, era de cristal, se volvería de cristal. Si alguien volvía a tocarlo el cristal se quebraría y se haría pedacitos. Prefería eso. Sentir todo de una vez y no volver a sentir más.

Sintió la presencia de Josh alcanzarlo, extendía una mano hacía su hombro pero Tyler avanzó con rapidez.

— ¡No me toques! —gritó. — ¡No vuelvas a tocarme, nunca!

Con el pulso ligeramente acelerado, Josh observó al chiquillo caminar a través del estacionamiento. Tyler apoyaba la mano derecha en su cintura, el doctor pudo deducir por sus movimientos cual era la zona afectada y los dolores que lo quejaban. 

Dio un paso adelante, podía llegar a él, incluso pedir una camilla para transportarlo, algún vaso sanguíneo podría estar involucrado, pero dio dos pasos hacia atrás.

— ¡Tyler!

 Lo veía alejarse. 

No fue tras él. 

No lo siguió.


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Chico de Alquiler // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora