X Cap. 33

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Tyler se sentía solo. Antes solía preocuparlo la idea de no tener novia porque le gustaba pensar que podía ser superficial como los demás, conseguir un entretenimiento que lo haga olvidar los problemas como todos los adolescentes de su edad, algo tan sencillo como; encender un reproductor musical, volar con los ojos cerrados con alucinógenos o masturbarse, lo que fuera con tal de pasar inadvertido como los demás estaban haciendo con sus vidas. Tyler podía ser ingenuo, pero sabía que las demás personas a su alrededor tampoco eran felices, el maquillaje de las mujeres del burdel era agredido, el pintalabios siempre a medias, los vestidos repetidos. Vivir entre tantas personas de alquiler poco a poco lo arrinconaba a ver el rostro desmaquillado del mundo, alguien como él absorbiendo todo lo tóxico a su alrededor nunca tenía un final feliz. Siempre solo, atrapado por el peligroso mundo de los demás.

— Alex, ¿Almorzamos juntos?

— No.

El cuarto de aseo detrás de la licorera es pequeño, un diminuto compartimento donde se almacenan los utensilios de aseo diario; entre escobillones y limpiadores, se encuentran los bolsos de los jóvenes. Durante el medio día todos los trabajadores asisten a un cambio de uniforme respectivo, por las medidas de seguridad, el horario es exigente y nadie hace algo por cambiarlo, todos se adaptan, menos los nuevos:

— ¿Por qué no? — pregunta.

La respuesta no llega y cuando Tyler se dispone en saber el por qué, descubre que es el único en el lugar.

No todos los trabajadores en el Burdel ofrecen servicios sexuales, es algo que a veces lo atormenta al recordar que él si pertenece a ese pequeño sector, ¿Por qué? Por ingenuo, por ser débil, por dejarse influenciar, por no saber buscar otras salidas. No duda que Alex, su nuevo compañero de trabajo lo ignore por ser parte de ese pequeño sector.

A veces piensa en Pete cuando mira en derredor y todos están en pareja, jamás fue tan ingenuo como para confundir el abuso con amor, entiende que el abuso es ejercido cuando una persona impone satisfacer sus instintos con alguien quien no se lo concede con libertad. Sabe que Pete es malo, pero es lo más cercano que ha tenido a importarle a alguien. A veces, como ahora se pregunta si él, Tyler, podría hacer sentirse así a alguien, "importante" ¿Quién podría sentirse importante por tenerlo? Si es un objeto que cualquiera puede obtener con algo de dinero.

— Hola, Jennifer. —toma lugar en una pequeña mesa ubicada en el cuarto de los trabajadores. Su compañera está bebiendo un vaso enorme de cerveza, cuando hay un vaso de leche a su izquierda. Tyler no hablo mucho con ella porque el vaso de cerveza de la mujer se rompió en el suelo cuando ella se levantó del lugar para marcharse.

— ¿Qué haces? —preguntó su rubia amiga a modo de saludo cuando lo encontró dirigiéndose a la barra más cercana, el respaldo era más alto que ella por lo que se impulsó en el hombro de su amigo que ya caminaba junto a ella.

— Buscando algo. —respondió él.

La rubia lo miro con gracia, pero se negó internamente y le ofreció una bonita sonrisa.

— Pues no busques ese algo ahí. —señalo a la mujer del vaso de cerveza que ahora conversaba animadamente con un par de hombres mucho mayores a ella. — No con alguien con mi nombre, eso es enfermo.

— ¿Qué? —exclamó. — Pero si tú eres Jenna y ella Jennifer.

— ¿Y de dónde crees que salió mi nombre?

— Oh...

La rubia le restó importancia a los hechos, estaba cansada, había terminado su turno en la pista de baile, no fue una noche de muchos aplausos, hubo mucha gente quejándose de que no había desnudos en la presentación, no era culpa suya, de todas formas esta era la noche de público libre, habían muchos jóvenes cerca y hasta oficiales verificando que solo se tratará de un simple bar-burdel, nada de exhibicionismo de lunes a miércoles, los jefes no querían pillar una clausura. Tenían métodos para funcionar bajo y con las reglas de la ley.

Chico de Alquiler // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora