X. Cap 9

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— Dime ¿Cuántos dedos ves?

Debby movía la mano de izquierda a derecha. Había participado en varias de las sesiones de entrenamiento donde Josh se fue capacitando, casi todas de intervención menor, aún así le gustaba demostrarse conocedora frente a los pacientes. A Debby le gustaba ayudar al pelirosa en su trabajo, la gran parte del tiempo sus métodos no funcionaban, como ahora, que la única reacción que obtenía de Tyler era de curiosidad, pues el menor no podía dejar de ver el distinguido anillo que adornaba las manos de la castaña. Un aro dorado con grabado en relieve.

— ¿Puedo tocarlo? 

La castaña iba a preguntar a qué se refería, pero Josh, quién había estado vigilando las reacciones del menor, alejó con delicadeza a su prometida.

— Amor, será mejor que esperes en el auto. Debo terminar con la sesión.

Aceptó hacerlo a cambio de un beso, y Tyler tuvo que apartar la mirada cuando empezaron a hacerlo frente a él. No resulta agradable hablar después con quienes han intercambiado saliva frente a ti. 

— ¿Te duele mucho? —llegó la pregunta que lo distrajo. Desde que había ingresado a la habitación, Jenna no había dejado de pronunciar las mismas palabras. 

Ante sus ojos, Jenna era la chica más bonita que había conocido. Se avergonzaba de encontrarse en ese estado frente a ella. Sabía que su rostro estaba lleno de magullos y sus costillas dolían cuando hacía el simple ejercicio de respirar, pero no podía preocuparla más. 

— Me siento mucho mejor. —mintió.

La rubia se aferró a su cuello adolorandolo más, ignorante ella del dolor que le causaba, no dejaba de presionarlo en intento por demostrar su apoyo.

— Deb —le susurró Josh a su novia, perdiendo la concentración. — Dile a tu amiga que lo suelte o voy tener que hacer un RCP.

La castaña se alejó del pelirosa, la altura de ambos los aventajaba a quedar siempre frente al otro. — Estoy segura de que están intentando tener un momento pero somos nosotros quienes interrumpimos su momento especial.

— ¿Especial?

— Quieren besarse pero son tímidos. —dedujo la castaña. 

— Tyler hace muchas cosas sin ser tímido.

— ¿Cómo estás tan seguro? No lo conoces, amor. No sabes nada de él. —Josh observó sobre su hombro, al momento que la rubia le acariciaba el rostro. Se alejó de su prometida.

— Bien es suficiente. —interrumpió. — Necesito terminar la sesión. 


Tyler las observó salir por la puerta, y observó a Josh quién se acercaba con la libreta metálica, listo para darle de alta.  

¿Y a dónde iremos ahora?

Esta misma pregunta se la hizo siete años atrás, un día que su madre le confesó la noticia de que se casaría con el nuevo hombre que había traído a casa hace un par de meses. En ese entonces no se fueron a ningún lado, siguieron viviendo los dos, en la que solía ser una casa de tres, con un extraño que empezó a asomarse más seguido a la casa a medida que perdía la confianza con su progenitora. Así empezó a excluirse primero, cediendo sus momentos al extraño, observando cómo planeaban un futuro en el que él no figuraba, sintiendo que estorbaba. No podía evocar esos recuerdos sin sentir que la respiración lo traicionaba, su presencia antes firme empezó a incomodar a la nueva pareja, los dejo ser felices cuando se dio cuenta de que otra historia empezaba y que él solo la estaba opacando. Su casa no era una opción.

Chico de Alquiler // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora