— Más rápido, más rápido, así, más rápido, así... si.
Aún dolía. Podía repetir la acción tantas veces al día como fuera necesario para mantener la paz con el pelinegro, podía cumplir las peticiones obscenas que le susurraban al oído y abrir la boca para decir lo que el otro quería escuchar, pero aún se sentía quebrado.
— ¡Más rápido, mierda!
Montarlo siempre había sido un problema. Aún era pequeño. Aunque repitiera a todos que tenía diecisiete la verdad era otra y si nadie quería aceptarlo estaba bien por ellos pero para él aún dolía ser invadido en su interior, aún le avergonzaba tener que restregarse impuro y dar brincos circulares sobre un bombeante miembro.
— Así... así me gusta. —sentirlo dentro era lo que dolía. — Si, justo ahí. — sentir aquel intruso ancharse a su costa, golpear, tratar de introducirse aún más. Era, como tener un bastón de carne al que tenías que alimentar.
— Mierda.
Odiaba esa palabra.
Cayó sobre él. Sus sentidos se apagaron, empezó a sentir cómo se debilitaba, empezó a sentirse pequeño nuevamente. Con cuidado se liberó del intruso y se permitió respirar un poco antes de ser apartado por unos brazos musculosos que lo escondían bajo las sábanas y besaban su rostro.
— Estuviste increíble. — dijo Pete.
Tenía quince. Tenía trece años cuando empezó a hacerlo.
— Me gusta follarte. — continuó. — Eres mío. Me gusta que te muevas así. Quisiera que lo hiciéramos así frente a Josh.
Antes de que Tyler pudiera añadir comentario alguno. Pete atrapo sus labios entre manos y los selló con presión.
— Lo vamos a hacer, te doy mi palabra.
La mirada que le impartía solo pedía una respuesta. Y Tyler, quien era pasivo por naturaleza, se intimido.
Afirmo que estaba de acuerdo sacudiendo la cabeza.
— Bien así me gusta. Y ve a cambiarte que vendrán unos amigos.
*-*-*-*-*-*
Debby había preparado la mesa el día de hoy. Había pan recién horneado, jugo de manzana con tocino y dos huevos cocidos. Ella no había probado ninguno, ocupada por esas horas en mensajear al diseñador que había contactado para que elabore el traje de su prometido. Tan comprometida estaba en su trabajo que no había notado el vació en los ojos de su acompañante.
— Amor. Come algo.
Josh no estaba triste, se negaba a emitir sentimiento alguno por la ausencia de una persona extraña a su ámbito familiar.
— Creo que comeré en el hospital.
La tristeza no podía ingresar en ese espíritu tan juvenil que despertó hoy al ritmo de su melodía favorita. Raínberry. No, no consideró que su falta de apetito se debiera porque extrañaba la presencia del un tercer integrante, quién llegaba a su mente al mirar a la silla extra que estaba frente a él.
Tyler solía sentarse ahí, solía comer cada mañana un pedazo de tocino con mantequilla, y un jugo de limón que le dejaba la boca tan ácida, que mermaba sus intentos por besarlo cada vez que lo encontraba cepillándose los dientes, solo y distraído.
— ¿Me puedo llevar un limón? — preguntó a su prometida, quién se lo alcanzó en el acto.
Mentiría sino admitía que si beso a Tyler a escondidas, cada vez que lo encontraba con los ojos cerrados quitándose el jabón de la cara, le gustaba mirarlo en desventaja aseandose para luego, sin imposición alguna, dejarle uno que otro beso sobre el hombro y en el cuello, había recibido dos bofetadas por parte de él, que solo le jugaron a su favor porque capturado el brazo, fue más fácil llegar a su cintura y besarlo con intención contenida.
— Lo voy a meter en la lonchera que te compre.
Había pensado en su rostro todos los días de esta eterna semana. Trató de revivir la mirada en su rostro sorprendido cada que se le escapaba la mano al momento de desearle buenas noches y terminaba sobre sus muslos.
— Como gustes, amor. Cuídate.
Las palabras que decía; buenos días, ¿almorzaste?, descansa. Su voz, la aguda voz que trataba de elevarse cuando estaba lejos y cuando cerca estaba, parecía susurrarle al oído; Josh.
Cuanto había imaginado su nombre exclamado con ansiedad por ese delgado adolescente de diecisiete años que tenía las pestañas llenas de lágrimas cuando lo hería.
— Cuídate, Tyler.
Tan adentro estaba Tyler que sus palabras lo expulsaban.
— Perdón. — dijo rapido. — Cuídate Debby.
*_*_*_*_*_*_*
Los amigos de Pete habían traído computadores, parlantes, equipos de videojuegos y mucha comida chatarra. En poco tiempo se instalaron en el pequeño departamento, incrementando el ruido, el desorden, y robando oxígeno valioso.
— Pete —se acercó al pelinegro, quién estaba abriendo botellas de cerveza con un viejo llavero en la cocina. — ¿Puedo jugar afuera?
— ¿Tienes cinco años? — preguntó irónico.
— Solo quiero estar afuera.
El mayor le ofreció una botella. —Si te vas, me volveré a preocupar.
Tyler sintió un calor en su rostro, la última vez que había dejado a Pete solo en el departamento, a su regreso lo recibió con un bofetada que hasta ahora hacía cosquillas sobre su piel.
— Te prometo, que no me voy lejos. Me sentaré en la puerta nada más. Quiero estar afuera por favor.
Pete estaba seguro de que no accedería a la petición del menor, pero fue uno de sus amigos, quién ingresó a la cocina con una consola en manos, quién le hizo perder el juicio de sus decisiones. Sin pensarlo dos veces, dio una respuesta afirmativa al menor antes de desaparecer por la puerta en dirección al sillón principal. Lo estaban acusando de poser el nivel bajo en la competencia virtual.
— Tyler. —retornó a tiempo que el aludido sonreía de orgullo. — Ni se te ocurra hablar con alguien.
No lo haría, no podía traicionar la confianza de Pete. En un futuro ésta confianza podría resultar beneficioso. No todo sería siempre descuidos y bofetadas, tal vez si iniciaba así, ganando un poquito de confianza podría después ir a comprar algo más lejos, tomar un taxi, poco a poco ir convirtiéndose en una persona normal.
— ¿Tyler, verdad?
Un muchacho castaño de musculosa morada, tomó lugar junto a él sobre el cimento. Al igual que Tyler, se sentó con la espalda contra la puerta y a diferencia de Tyler que tenía las piernas retraídas, él las estiro en todo el suelo.
— Soy Jasson.
Tyler lo recordaba vagamente, pero no lo había visto de cerca. Ahora lo tenía justo frente a él, y aunque intentó reprimir, un poco a de aire escapó de sus pulmones. Y sonrió.
— Hola Jasson.
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Chico de Alquiler // Joshler
FanficLa vida de Tyler esta llena de lagrimas y Josh esta rodeado de muchos reflectores.