Capítulo 3 Frente A Frente

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Me quedé en mi lugar, sin decir nada, casi sin respirar. Mi boca se abrió brevemente, mientras sentía mis ojos encharcados de lágrimas, me tape la boca para amortiguar mis sollozos, estaba adentró con él, frente al él y Derek estaba igual o peor que yo. Era indescriptible la oleada de sentimientos que ahora me envolvían y me atrapaba de una forma abrupta, no podía siquiera moverme de mi lugar, sólo la veía allí era como estar frente a un espejo, frente al mismo rostro, tenía mi mismo color de ojos, mí mismo color de cabello, mi misma estatura, mí mismo físico, era como si ella me hubiera robado todo. Su sonrisa no demoró a hacerse presente, una sonrisa llena de cinismo y burla, sus pasó eran elegantes y se movia con mucha confianza. Ella no podía saber que estaba viva, no podía verme. Sin embargo, en ese instante yo no me podía mover, sólo podía sentir mi respiración acelerada y mi corazón desbocado, sólo podía sentir mi lágrimas correr en mis mejillas ¿Debía irme? Me pregunté, ¿Debía quedarme a ver qué hacía Derek? Tenía miedo, miedo a que el se volviera a ir, a que ahora que ella resultó estar viva se diera cuenta que no era a mí, sino a ella a quien amaba, miedo a que todo fuera una mentira. Me mordí el labio inferior, mi cabeza era un desastre y empezaba a dolerme, cerré los ojos tratando de aclararme las ideas, no podía arriesgarme a que se diera cuenta que estaba viva, no podía arriesgarme a que me viera. Pero quería quedarme necesitaba saber cómo actuaría Derek, necesitaba convencerme que me amaba a mí, necesitaba respuesta, ¿Cómo era posible que ella estuviera viva? Él me había dicho que había muerto ¿Y si mintió? Tenía tantas preguntas.

-Renata- pronunció su nombre, en su voz se veía la confusión. Ella sonrió.

-Derek, ¿cuánto tiempo?- preguntó, ella se mordió el labio inferior, tenía, incluso, mis mismo gestos, se acercó a él y le acarició el rostro- Sigo sintiendo lo mismo que sentí hace más de un siglo, cuando ví tus ojos por primera vez- susurró lo suficientemente alto para que yo escuchará. Sentí un puñal en mi pecho, uno que dolía incluso más que los que tenía en este momento.

-¡aléjate de mí!- le ordenó él, retirando de un manotazo la mano de ella de su rostro. Ella dió un pequeño brinco de la sorpresa- No te quiero cerca, lárgate de mi casa- Me ví tentada a entrar pero la mano de alguien en mi hombro me lo impidió.

-No puede verte, vamos- Susurro Benjamin, negué- Por favor, Anais, debo llevarte a tu habitación, no seas necia- Heche un último vistazo adentro de la cocina y empecé a caminar muy silenciosamente junto al señor Cranwell, subí las escaleras nuevamente y me metí en la habitación seguida de él.

-¿Cómo... Cómo es posible qué éste viva?- le pregunté- Derek me dijo que estaba muerta.

-O eso creíamos- contesto Benjamín- Anais, debes ser fuerte, esto no será fácil para ti.

-Se dará cuenta que no me ama a mi, sino mi parentesco con ella- el negó.

-No, Ana, él te ama sólo a ti, lo sé, conozco muy bien a mi hijo- sus palabras por alguna razón me reconfortaba- Quédate aquí, mientras la sacamos de la casa- asentí.

Tenía mucho sentimientos encontrados. Al principio él solo me busco por qué creyó que era ella, tal vez seguía siendo así, ahora, ahora que Renata estaba viva quizá él se daría cuenta de eso y se iría. Benjamín se fue cerrado la puerta, empecé a caminar de un lado a otro, desesperada, al borde de un colapso nervioso, mis manos temblaban y no podía dejar de llorar, en momentos así me odiaba, odiaba ser tan débil, tan insegura, debía relajarme, ordenar mi cabeza, ordenar mis ideas. Me abrace a mi misma sintiéndome desolada y vulnerable, lo amaba y no quería perderlo, nunca le tuve miedo a nada, siempre trate de superarme a mí misma para no temer. Ahora eso había cambiado, le tenía miedo a Derek, miedo a que me destruyera, miedo a que acabará conmigo y mis sentimientos, le tenía miedo a él y a mi enamoramiento, me dolía la cabeza y mis pensamientos no me dejaban de atormentar. Me senté al borde la cama y subí mis pies en ella, necesitaba calmarme o terminaría enloqueciendo si es que ya no lo estaba. ¿Cómo era posible qué estuviera viva? Necesitaba respuesta, necesitaba... Lo necesitaba a él, aquí, conmigo, diciéndome que todo estará bien, diciéndome que me ama, necesitaba escucharlo. Según y tenía entendido ellos tuvieron su relación hace un siglo y algo, ¿Alguien podía desaparecer por tanto tiempo de la tierra sin dejar rastros? Al parecer sí. La puerta se abrió y eso me hizo poner de pie de un salto, era Derek venía con el ceño fruncido y parecía muy molesto, mucho, respiraba muy rápido y tenía la quijada apretada. Me quedé mirándolo mientras él se pasaba la mano por el cabello, eso me hizo saber que estaba frustrado y enojado, ¿Y quién no? Después de tantos años ella volvía aparecer para atormentarlo.

-Anais, debo decirte algo muy importante- habló él, después de unos muy largos segundos de silencio sepulcral, se sentó en la cama y me hizo un ademán para que lo siguiera.

-Derek... Ella... ¿Ella era Renata?- pregunté, no entendía porqué, pero quería guardar una esperanza que me hiciera creer que no era ella. El asintió.

-Su nombre en Emily Renata Aimat- contesto- Ana, yo sabía que ella estaba viva- confesó, sentí un vuelcon en mi pecho, me quedé mirándolo sin saber cómo reaccionar.

-¿Qué dijiste?- pregunté, sin salir de mi sorpresa- ¿Tú sabías que estaba con vida?- me puse de pie de una zancada.

-Louis me lo dijo hace dos días, aún no había despertado.

-¿Y él cómo lo supo?- pregunté de nuevo.

-¿Recuerdas al demonio Cristofer?- me preguntó, asentí- él la liberó de su prisión. Resulta que la corte imperial vampírica, actuó a escondidas de nosotros y encerró a Renata en las catacumbas del castillo, haciéndola pasar por muerta, no la asesino así que ella se secó. Cristofer le dió a beber sangre y así la liberó. Pero Renata lo traicionó he hizo liberar su furia, sólo lo utilizo para su beneficio- me explico- ellos lograron capturarla pero ella escapó de la cárcel hace una semana y Louis me lo dijo a mi.

-¿cuándo pensabas decírmelo?- pregunté, le di la espalda y camine hasta la ventana para mirar hacia afuera.

-No pensaba hacerlo- él se acercó a mí y me abrazó por la espalda.

-¿La amas?- pregunté, teniendo la respuesta.

-Yo te amo a ti- susurró- Ahora ni siquiera sé si de verdad la ame a ella- me gire para mirarlo a los ojos.

-Si quiero casarme contigo- le dije, apareció en sus labios una gigantesca sonrisa- Pero sólo cuando atrapamos a la bruja y mis hermanos sepan que estoy con vida- su semblante paso a uno más serio- Por favor, no quiero hacer nada a escondidas- el asintió, acerco sus labios para besarme, sentí un vértigo en el estómago al sentir el tacto de sus labios con los míos.

Mis ojos se pusieron en blanco, el don de disparo por sí sólo, como el día en el gran salón del instituto, cuando pude ver la reina Gretel. Fui transportada a la cabeza de Derek, los recuerdos, eran algo así como sueños alojados en el subconsciente del cerebro, yo estaba en sus recuerdos. Estaba en un salón lleno de invitados, todos con vestidos elegantes. Derek estaba frente a mí, pero no me veía, era como si estuviéramos en otra época, él, traía un saco negro con cola de pingüino, unos pantalones de seda negros, una botas altas blancas, una camisa de botones cosidos a mano y un pañuelo al rededor de su cuello, traía una capa que arrastraba y un sombrero grande, tenía el cabello más largo y sujeto por una liga. Yo, bueno, Renata bajaba las escaleras del gran castillo, (por que hasta ahora me daba cuenta que era un castillo de la época victoriana) traía un gran vestido de una pieza, ceñido a su cuerpo, corte princesa, con corcel en sus costillas y un gran escote corazón, el vestido era colorido y traía una cinta al rededor de su cinturas haciendo un gran moño en la parte de atrás de su cuerpo. Su cabello estaba en hondas lo traía medio recogido y lo adornaba con un pequeño sombrero, sus muñecas cubiertas por unos guantes de seda blancos. Se detuvo frente a un hombre, al terminar de bajar los pequeños escalones, ella le hizo una reverencia y él la tomo de brazo de forma suave y la atrajo hacia nosotros. Derek se quitó el sombrero y lo puso en su pecho, Renata estaba hermosa. Ahora lo entendía, los estaba viendo a ambos.

-Príncipe Derek- habló el hombre al llegar a nosotros- Ella es la señorita Renata Aimat, es familiar de la reina Dana Isabella Andrea Nascimbene Aimat- por un instante Derek se había quedado perdido, quizá en su belleza y cuando pudo reaccionar le hizo una venia- Él es el príncipe de lo vampiros, Derek Karim Cranwell Hartmut Stoker Drăculea- por un momento tuve que contenerme para no soltar una carcajada, ese era su nombre completo y era realmente gracioso, a lo lejos se acercaba lizzeth, se detuvo frente a su hermano y Renata- Y ella es la princesa. Ariane Lizzeth Cranwell Hartmut Stoker Drăculea- está vez fue Liz la que hizo una venia.

-Un gusto magestades-- contesto ella haciendo una reverencia ante ellos, luego miro a Derek y ambos se sostuvieron la mirada.

Trague saliva, siempre supe que era mi Doplenganguer pero ahora que la veía tan de cerca me aterraba nuestro parentesco, podría decir que éramos hermanas gemelas. Era mi mismo rostro. El vínculo se rompió de forma abrupta, lo primero que Vi fueron los ojos esmeralda de Derek, él me miraba con preocupación sin entender que sucedía, yo tampoco entendía muy bien qué realmente había ocurrido, sólo sabía que había estado es su cabeza, en sus recuerdos y había visto su primer encuentro con Renata.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora