La lluvia caía a torrenciales por las calles de california, solo nos faltaban unas cuantas calles para llegar a la casa de Calixta. Sin embargo, nos habíamos demorado casi una hora en llegar, gracias a las lluvias y las compras navideñas, las personas y los autos estaban estancados en el centro. Con suerte habíamos logrado salir del tranco. Mis manos temblaban y pese a que estaba haciendo un frío del demonio yo sentía que me estaba sofocando del calor. Había escuchado la voz de Macristen a través del teléfono y de solo recordarlo, un escalofrío me recorrió por la columna vertebral, solo le rogaba al cielo que tanto Megan como Calixta estuvieran bien, que la bruja no les hubiera hecho daño. Carson se había mantenido en total silencio conduciendo a la velocidad que la tormenta se lo permitiera, (que no era muy rápido). El aparco el automóvil al otro lado de la calle. El corazón me dejo de latir por un instante, supe entonces que había llegado muy tarde, sentí ganas de llorar, pero no me lo permití en ese momento, abrí la puerta y salí afuera sin importar mojarme y después enfermarme. Al rededor de la casa habían unas patrullas de policía, todo estaba sellado con una cinta amarilla que indicaba "No pasar" Había un muerto, por que el auto de medicina forense también estaba estacionado allí. Había llegado tarde, muy tarde, ahora Calixta y quizá Megan, también, estarían muertas. Tape mi boca para amortiguar un sollozo. Me sentí culpable, quería llegar, realmente quería llegar a tiempo, Inhale y exhale, tratando de calmarme a mi misma, no podía llegar tan alterada, tenía que llegar a ellos lo mas calmada que pudiera, aunque por dentro me estaba muriendo de dolor. Esta guerra estaba cobrando muchas vidas inocente. ella era la culpable, su dolor y sus ganas de vengarse, se había vuelto loca de remate, tenía que detenerla antes de que su su falta de cordura nos arrastre a todos a la locura. Carson salio de adentro, lo mire y el asintió, solté un suspiro y ambos empezamos a caminar hacia a la puerta. Afuera, estaban dos oficiales custodiando que nadie pasara. Ahora estaba empezando a sentir el frió que me calaba los huesos, me abrace a mi misma tratando de hacerme entrar en calor. Los oficiales de policía nos miraron a ambos, cerré los ojos un segundo, repitiendome a mi misma que debía ser fuerte.
-No pueden pasar- hablo uno de ellos.
-Esta era mi casa, antes. Aquí vive mi prima con la mujer que tiene su custodia, por favor déjeme pasar- Conteste. Los hombres alzaron la cinta amarilla, para que pasáramos por debajo, entre a la casa la cual estaba llena de personas, algunos con uniforme blanco y otros con uniforme de policía. Loa forenses estaban tomando fotos a todo lo que veían, gire hacia la sala de estar y me detuve en seco, solté un pequeño grito y me cubrí la boca por la sorpresa, la escena era muy macabra y siniestra, di un paso atrás y choque con Carson. Calixta estaba muerta, estaba tirada encima de un gigantesco charco de sangre, las paredes estaban derramadas de sangre, su rostro estaba casi desfigurado y de su boca salia una baba blanca.
-La exploto por dentro- Hablo Carson en un susurro- Pero primero la torturó- agrego, trague saliva y desvié la vista del cadáver, no soportaba verla así.
-Buenas noches, me han dicho que tienen información crucial para la investigación- Hablo otra voz detrás de mi, gire en mis talones para saber de quien se trataba- Soy el detective James Gordon.
-¿James?- el levanto su vista para mirarme, me reconoció al instante y me sonrió. Había cambiado mucho en estos años, ya no era el mismo niño que había dejado al irme con mi padre. Ahora era un hombre.
-¿Anais?- le sonreí- No sabes el gusto que me da verte, bueno no en estas circunstancias. Siento mucho lo que le paso a Calixta- asentí, Carson me miro arqueando las cejas, yo me encogí de hombros, no tenía que darle explicaciones, al menos no a él.
-¿Dónde está el cuerpo de Megan?- pregunte temiendo la respuesta. James frunció el ceño.
-¿Megan? solo hay un cuerpo. Anais- Carson y yo intercambiamos miradas, la niña podría estar viva.
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Encuentros #3
Vampire-Aquellos que hemos sido víctimas de una injusticia, sólo nos quedan dos opciones para sentirnos satisfechos, la venganza, o el perdón absoluto y yo no pienso optar por la segunda. -¿Ni aún sabiendo que eres la mano izquierda de Dios?- preguntó Den...