Capítulo 21 La Verdad

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TRES MESES DESPUÉS

Me sonrió, esa sonrisa que me calmaba el alma. Amaba verlo y más aún más verlo tan recuperado después de todo lo que pasó. Tenía un mal presentimiento, sin embargo lo ignore, hasta ahora todo iba relativamente bien, solté un suspiro y me metí en el auto y prendí el motor, él estaba al otro lado de la calle, afuera de su vehículo, lo vi por el retrovisor mientras me alejaba de él. Pero luego detuve el auto en seco al ver como le disparaban y él caía al suelo. Salí y corrí la media manzana que había recorrido. Solté un grito al verlo desangrándose en el pavimento, las lágrimas salían sin poder detenerlas, caí arrodillada a su lado mientras atraía su cuerpo hacía mí, tres disparos en el pecho, sus ojos permanecían abiertos, me había quedado en shock, ni siquiera asimilaba lo que estaba ocurriendo, la sangre salía y su vida se iba en mis brazos.

-No me dejes- Le susurré- Mírame, no te dejaré, aquí estoy- sollocé.

ACTUALIDAD 

-Derek me contó anoche lo que le paso cuando te salvo- Le dije a Liz mientras entraba a la cocina, ella me miró y soltó un suspiro.

-Si, bueno a Luis, no le decían el rey loco por nada. Ese hombre fue despiadado- Contestó- ¿Quieres algo de comer?- asentí- Él fue un tirano y dictador, se obsesionó con el poder a tal punto que pasó por encima de las órdenes de la Corte Imperial Vampírica. Yo no volví a ese lugar hasta que él no murió.

-Lo que no logro entender es como el rey Luis le dió las sombras a Derek.

-Por qué él no fue.

-Pero... Anoche me dijiste que había sido su padre.

-Si, Mammón- Quedé en shock y sin poder entender de qué hablaba- Luis, le vendió el alma de Derek al demonio de la avaricia a cambio él le daría un poder sin igual y sin límite. Aunque Mammón le impuso como condición que el poder no sería directamente de él sino de alguien que pudiera usar como su aliado, o sea Derek. Aunque mi padre nunca contó que mi hermano lo traicionaría. El demonio se autoproclamó su padre, a él me refería- Me quedé sin palabras, había sido más que una sorpresa para mí. Escuché en el transcurso de los años personas que hacían tratos con demonios pero nunca con los reyes del infierno.

-¿Cómo pasó todo eso?- pregunté, ella frunció ligeramente el ceño.

-¿No me dijiste que Derek te había contado?.

-Sí, pero sólo lo que pasó contigo y sus latigazos- Ella me miró de mala manera, iba a decir algo pero mi teléfono sonando la interrumpió, lo tome de la barra y miré el número el cual era desconocido, lo lleve a mi oído y me aleje un poco de Liz.

-¿Quién habla?- pregunté.

-Anais, hola. Soy James- contestó del otro lado- Necesito hablar contigo.

-James, hoy salgo de la ciudad. Espera... Eso no es importante ¿Cómo conseguiste mi número?- pregunté.

-Soy un detective, Anais y por tú propio bien espero que no salgas de la ciudad sin escucharme, a menos que quieras decirle a tus hermanas que realmente si estás viva, te veo al mediodía en "Food Delivery In Los Angeles"- miré mi reloj de mano, faltaba una hora- Te veo allí- Dijo y me colgó, me giré hacia Liz de nuevo, tomé las llaves del auto de la mesa.

-Esta charla no ha terminado Liz, cuida a Megan por favor- Sin más salí corriendo.

Cómo carajos sabía él que yo había fingido mi muerte, más importante aún cómo había hablado con mis hermanas. Rogaba al cielo enteró que a James no se le hubiera ocurrido abrir la boca, se echaría a perder todo el plan que tenía con los Cranwell. Había hecho creer a toda mi familia mi muerte por que era lo mejor para todos, no quería exponerlos y sería un trabajo realmente difícil si Elif y Tessandra se seguían metiendo dónde no debían, ellas tenían que olvidarse de esto y de la bruja, sino se metería el la boca del lobo y eso no lo permitía. Salí de la casa y tomé el auto del estacionamiento, en serio que a los Cranwell les gustaba las extravagancias en el de podían guardar perfectamente bien cuatro autos y tres motos. De verdad que odiaba esto, tomé el vehículo de Liz y empecé a conducir. Derek había despertado mejor, se negaba a beber sangre humana o lo cual no sabía si era bueno o malo, sobreviviría por ahora con la de animal. El vuelo de Margared y Benjamín de retraso así que llegarían en una hora, el bastante tiempo para que yo pudiera desviar la atención de James hacia otro lado, comprendía que era su trabajo pero si realmente él supiera los peligros en los que se involucra lo dejaría pasar como muchos otros casos. Las calles estaban repletas de personas y el tráfico empeoraba a está hora, me detuve en un semáforo a esperar el cambio de luces, el restaurante lo conocía solía ir allí con él comíamos algo después del almuerzo y luego nos íbamos a casa, para mí suerte no quedaban muy lejos de la gran mansión. Mi teléfono volvió a sonar, está vez era Derek, decidí ignorarlo era lo mejor por ahora. Mi cuello se alcanzaba a ver por el retrovisor tenía algunos hematomas, gracias a la persona que me sujeto anoche y alrededor de mi garganta tenía un muy leve razón del cuchillo. Seguía preguntándome quién había sido, creía que era una mujer pero no estaba muy segura y parecía que no la había mandado la bruja, estaba casi segura de eso aunque no podía asegurarlo con certeza. Por fin el semáforo cambió de rojo a verde, seguí avanzando por las calles, gire a la izquierda, sólo me faltaban algunas manzanas. Mi televisor volvió a sonar decidí ponerlo en silencio, pero lo llevaría conmigo así podría estarme comunicando. Al llegar al lugar aparque el vehículo al frente, por fuera el restaurante parecía muy pequeño, la fachada era de color amarillo con una claraboya del mismo color, dos mesas estaban a los costados y las puertas de cristal. Camine hasta adentro, mientras me ponía la gabardina estaba empezando hacer un frío horrible. Mire hacia todos lados, habían muchas mesas y meseros que iban de allá para acá con bandejas y platos llenos. Visualice a James sentado en una de las mesas al frente de la ventana, mire mi reloj de nuevo, había llegado diez minutos tarde, me dirigí a él y me senté al frente. Traía puesto una camisa negra, unos jeans gastados, un abrigo y gorro de lana. Era muy raro estar frente a él despierta de tantos años y más raro aún cuando ayer me había interrogado como un detective, esté lugar de estaba llenando de comensales y lo que menos quería era personas que me vieran, necesitaba pasar desapercibida.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora