Narra Tessa:
-Tessa, levántate- Gemí con protesta, no quería levantarme- Maldita sea Tessandra, que te despiertes, debemos irnos- La voz de Elif cada vez más se hacía autoritaria.
-¿Adónde?- Sollocé mientras cubría mi cabeza con una de las almohadas.
-La directora Hood nos llamó, dijo que nos quería en el instituto por que hay una emergencia nacional. Camina, flaca, no seas perezosa- Odiaba que me dijera flaca, era un apodo de muy mal gusto.
-¡Ay, no me digas flaca!- Exclamé- Ya voy... Ya voy, me baño y nos vamos.
-¡Muévete!- Dijo mientras me arrojaba un almohada a la cara. Me quedé un segundo en la cama, procesando lo que pasaba y reiniciando mi cerebro. Mire el reloj digital en cajón de noche y era las siete de la mañana, nos habíamos dormido a las cuatro. Froté mis ojos tratando de darme fuerzas para despertarme del todo- ¡FLACA, MUÉVETE!- Escuché gritar a mi hermana del otro lado.
Me levanté a regañadientes y fui hacia el baño, me recogí el cabello bien por que no quería mojarlo y me di una ducha muy rápido. Si era cierto que había una emergencia nacional eso quería decir que se acababan las vacaciones y posiblemente sea algo muy grave. Tanto para la academia, como para el cónclave las semanas que nos daban de receso era algo completamente sagrado, lo respetaban muchísimo, así que esto debía ser algo muy importante. Envolví una toalla en mi torso al terminar y salí de nuevo a la habitación, rebusque en mi bolso la ropa, unos jeans gastados y una blusa de tirantes. Empaque las cosas que había desempacado y cerré el maletín. Lynchburg quedaba lejos de Blacksburg y eso de estar viajando de un día para otro resultaba siendo muy agotador. Cuando iba saliendo vi la puerta de la habitación que era de Anais entreabierta así que me acerqué, no había nadie adentro, miré todo desde el marco. La habitación estaba un tanto oscura por que la persianas no estaban abiertas, todo estaba igual a cuando ella estaba. Solté un suspiro y salí cerrando bien. Baje las escaleras y fui al comedor mamá estaba reprochandole a Elif el porque debíamos irnos tan rápido, diciendo también que esa academia era una explotación, puse lo ojos en blanco negando. El desayuno estaba listo así que comí en silencio viendo cómo ambas seguían discutiendo, no me explicaba como se la pasaba así. Yo odiaba las discusiones, siempre trataba de evitarlas por que realmente me parecía una verdadera perdederá de tiempo. Elif estaba tratando de explicarle lo que había sucedido, según lo que entendía era una emergencia nacional que tenía que ver con el cónclave y el consejo o algo así. Realmente no estaba entendido mucho. Al final las tres nos sentamos a comer tranquilamente y sin discutir más del tema. Termine primero así que me puse a revisar los archivos que había descargado, eran archivos secretos de la hermandad, informes en los que había participado Macristen y casi todos mostraban incongruencias y así era como ella se salía con las suyas, encubriendo sus casos y maquillando la verdad. En más de uno había participado Anais, ella la usaba para hacer el trabajo sucio. También vi el expediente de Diego, fue muy extraño por que desapareció de un momento a otro sin dejar rastro y nadie supo que sucedió con él. Posiblemente la bruja lo tuviera secuestrado, pero.... Con qué propósito, mi hermana me saco de los pensamientos informando que nos íbamos. Mi madre me dio un beso en la frente y nos sugiero que tuviéramos mucho cuidado en el camino y nos informo que Aaron iría para su cumpleaños. Asentí, salí de la casa y espere que Elif sacará el auto de la cochera, aparco al frente, metí todo en la parte de atrás y subí. Le hice un ademán a mi madre y salimos. Anoche todo había sido muy tranquilo, no peleamos y por primera vez en meses me sentí tranquila y a gusto con mi familia. Los edificios y personas pasaban a gran velocidad y en la boca del estómago se me hizo un vacío, un mal presentimiento se instaló en mi pecho y no pude evitar mirar a Elif mientras ella tenía su vista puesta al frente.
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Encuentros #3
Vampire-Aquellos que hemos sido víctimas de una injusticia, sólo nos quedan dos opciones para sentirnos satisfechos, la venganza, o el perdón absoluto y yo no pienso optar por la segunda. -¿Ni aún sabiendo que eres la mano izquierda de Dios?- preguntó Den...